El mensaje informativo cada vez se va simplificando más, la imagen lo va desplazando y acapara el protagonismo. El resultado es que no se apela al razonamiento o la argumentación, una imagen maliciosa los sustituirá. Lo pudimos observar el pasado 17 en la información de dos periódicos sobre la sesión del Congreso de los Diputados en España y las reacciones de los diferentes grupos y agentes sociales a la reforma laboral. Público recurrió a una foto de Mariano Rajoy bostezando y El Mundo al bostezo del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.
Los lectores ya no leen largos textos periodísticos, se asoman a la web, el periódico les ofrece el bostezo del político que se sitúa en el lado opuesto a su línea editorial y listo. Los diarios, como en estos casos, ni siquiera han cubierto la noticia con un periodista propio, ambos textos son de agencias. La identidad del periódico, su línea editorial, su intencionalidad informativa se manifiesta en un bostezo. Para qué más. El ciudadano seguidor del periódico confirmará el carácter perezoso y displicente del político adversario de sus ideas y se considerará informado. Por supuesto no se parará a pensar si de verdad tienen propuestas distintas ambos políticos, le bastará con la contraposición de ambos periódicos. Para Público un líder de la oposición aburrido, perezoso, con una imagen que muestra su desprecio y desinterés por el debate político y los argumentos del gobierno; para El Mundo, un ministro que no escucha los argumentos de la otra parte, que mira hacia abajo, bosteza e ignora la discusión que le propone la oposición. ¿Acaso nos interesaba algo más sobre la reforma laboral?