7.8.10
La batalla por la OEA (Por Pedro Brieger)
El desarrollo de algunas nuevas instituciones latinoamericanas impulsadas por los gobiernos progresistas de la región descolocó durante un tiempo a los gobiernos de derecha o centro derecha. Sin saber muy bien qué hacer frente a la vitalidad de algunos de estos organismos (como Unasur), decidieron participar de ellos aunque no fueran de su agrado. Así, cuando Álvaro Uribe fue presionado para asistir a la reunión especial de Bariloche y discutir allí el tema de la ampliación de las bases militares en su país, no pudo eludir la cita.
Sin embargo, esto no significa que los gobiernos de derecha hayan perdido la capacidad de tomar iniciativas políticas. Frente a organismos en los cuales la correlación de fuerzas no les es favorable, parecen haber adoptado la estrategia de darle nuevos aires a la Organización de Estados Americanos, la OEA. Hay un factor que para estos gobiernos es fundamental: en la OEA participa Estados Unidos, con todo lo que esto significa. Por esta razón no fueron casuales algunas movidas impulsadas por los gobiernos de Chile, Colombia y Honduras, tres países gobernados hoy por mandatarios claramente de derecha. Álvaro Uribe, todavía presidente de Colombia hasta que asuma Juan Manuel Santos, exige que la OEA denuncie los vínculos del líder venezolano Hugo Chávez con las FARC. Porfirio Lobo, de Honduras, consciente de que Unasur todavía no reconoce su gobierno, está intentando por todas las vías que la OEA lo reconozca como legitimo presidente. Y varios senadores chilenos quieren que la OEA presione a Chávez para que puedan ser observadores de las próximas elecciones legislativas en Venezuela. Revitalizar la OEA implica quitarle relevancia a Unasur y ponerle escollos al nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que, sin Estados Unidos y Canadá, convocará a todos los países del continente en su reunión fundacional en Caracas. Algunos gobiernos progresistas quieren que la Celac reemplace a la OEA, mientras otros harán todo lo posible para evitarlo. La pelea recién comienza.
Fuente: Acción Digital