Ante la difusión de vídeos y documentos que muestran los asesinatos de civiles a manos de las tropas estadounidenses en Afganistán, el Pentágono ha anunciado que lo investigará. Que investigará al soldado o soldados que han filtrado la información al portal Wikileaks que es quien lo distribuyo a los medios (El País, 20-7-2010). La noticia termina afirmando que “el Pentágono quiere esta vez corregir el problema y, de paso, acabar con Wikileaks y con sus potenciales informantes”. De hecho ya está previsto un juicio militar contra el militar que filtró a este portal el vídeo del ataque de un helicóptero en Iraq en 2007 en el que murieron varios civiles inocentes, incluidos dos periodistas de la agencia Reuters. Obsérvese que para el Pentágono y el diario el problema no son los muertos civiles, sino la filtración, y con lo que quieren acabar no es con los crímenes sino con Wikileaks y con los soldados que cuenten la verdad.
Resulta impresionante observar el silencio de la prensa ante la gravedad de las amenazas contra quienes permiten que se conozca la verdad de lo que sucede en Afganistán. Es difícil establecer quien es más miserable, si el gobierno que a quien investiga es a los que cuentan la realidad o los medios que no ponen ninguna objeción a este ataque contra el derecho de la opinión pública a conocer la verdad de esa guerra.
Fuente: Pascual Serrano