Hubo otros 31, el de hoy necesita mucha fuerza para ser digerido.
Es el último día del año, cuando arrancaba mi recorrido en la radio, era costumbre hacer algún balance u otro tipo de síntesis del año que se iba. Eran tiempos más laxos, más reflexivos y sin el vértigo de la ultra pantalla que comunica aún antes de comunicar. Hoy esa memoria se reduce al tiempo inesperado de la democracia, donde un 51% de mis compatriotas decidieron virar hacia la derecha, conscientes o inconscientes -pero advertidos- sumergiendo al país, en apenas 20 días, al peor momento institucional de éstos 32 años. Mezcla retrógrada de la década infame y tufillo de la fusiladora, con gran anclaje en la entrega de los 90, el gobierno de la alegría, el republicanismo y el respeto institucional, libreteado por un ecuatoriano filonazi e integrado por procesados, procesistas, encubridores y cipayos, le asesta a cada rato una puñalada trapera a la república. Brutalidad sin filtro, que no por anunciada en la campaña, deja de impactar porque memora acciones de "manu militari" del pasado (escenario en el que muchos de ellos se sienten como en casa).
Necesidades y urgencias inexistentes, congreso cerrado, ruptura de la constitución al borde de la ilegalidad, serrucho a la libertad de expresión, opresión a los salarios y protocolos represivos. Una ensalada que suma ingredientes tales como: jueces y fiscales genuflexos, socios de ese grupo aristocrático que encabeza Lorenzetti dispuestos como soldados a borrar leyes y derechos de acuerdo con el humor del patrón a través de su representante terrenal, el Bailarín Eléctrico, marioneta al servicio del establishment corporativo, mediático y financiero. El armado de una excusa basada en la herencia recibida, para el relato de clarín y la mayoría de los medios nuevos militantes del nuevo orden del periodismo que “salió de la guerra contra el estado”. Y sus comunicadores objetivos e insistidores al describir la nueva Argentina de la alegría de Disney. Traían en sus ya forradas alforjas el rol de “fellatiadores” rentados, sumisos a narrar cualquier acción contraria al pueblo como si esas ¿políticas? fueran un beneficio a la humanidad.
El cónsul de la JP Morgan, señalando la emergencia estadística y planificando las nuevas relaciones carnales (cuasi violación) De Prat Gay, sinónimo de la evasión, cuidando la caja; Bullrich por dos para la emergencia en seguridad (la ex-aliancista que defecó sobre los jubilados) y el otro tal vez proponiendo la emergencia educativa (tras el intento de retrotraer la educación al paraíso menemista). El ex Ceo de la compañía petrolera de la concha con su emergencia energética. Habrá otras emergencias, hasta que dentro de poco nos demos cuenta que estamos todos en situación de emergencia. Será demasiado tarde, el pueblo habrá perdido otra vez. La enorme transferencia de guita a las patronales del campo por parte del deudor, tratante de personas y procesado Buryaille. La vicepresidente/ta que no concreta una frase que se familiarice con la coherencia pero pide que “dejemos descansar a Mauricio”, el eslogan de campaña que parece ignorar que están en gestión. La escondedora de delitos sexuales de los cascos azules en la cancillería abriendo la grieta a la entrega a lo peor de la mega-concentración corporativa del mundo, el mamarracho al frente de la Justicia dibujando decretos inaplicables, el rabino al frente de ambiente, a pesar que no sabe si es de uno o dos ambientes y el insólito Lombardi, hablando de pluralidad pero cerrando emisoras y programas. Un cuadro de honor con lo mejor de cada casa que se corona con el milico Aguad y su servil actitud y oralidad guionada por los abogados de Magnetto, traducido por el jefe de gabinete para hablar de una nueva ley de medios consensuada, pluralidad y otras filigranas para evitar mostrarnos sus calzoncillos sucios después de haber pasado por las alcobas de sus patrones. Basta de pluralidad, basta de voces que vayan en contra del poder hegemónico, basta de radios comunitarias, cooperativas, universitarias, originarias, basta de canales independientes del cable unipolar, basta de imágenes, recuerdos, emblemas de las victorias del pueblo en los últimos 12 años. Vienen por la revancha, por la venganza en nombre de sus amos, enojados porque una vez más, peronistas y otros muchachos entusiastas les tocaron un poco la colita y perdieron algo de sus privilegios.
51%: Eso votaron, no los desprecio, pero votaron eso, creyeron que lo hacian contra la yegua, las cadenas, la crispación y otros engendros. En realidad votaron en contra de ellos mismos, de sus hijos, de la inclusión, del Ahora 12, del ProCrear, del Fines, de la AUH, de los jubilados, de las nuevas universidades, de la identidad, del matrimonio igualitario. Votaron en contra de la inclusión, votaron contra todos los demás que no votamos esta restauración conservadora. Y apenas llevan 21 días de gobierno.
Mario Giorgi
NOTA: El título de este post no es original. El texto no tenía título...
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