31.12.11

Las cosas simples (Por Eduardo Aliverti)

Se suponía que el gran tema de fin de año –a más de una voracidad de consumo ¿patológica?– habría de ser el paquete de leyes ingresadas y sancionadas por el Congreso. En principio, se supuso mal. Pero merece análisis si los reemplazantes son acaso grandes temas.

Entre las nuevas herramientas de legislación se cuenta el manejo sobre Papel Prensa, que en rigor debe definirse como lo relativo a la prensa de papel. Al estar involucrados los dos diarios más importantes del país, toda la discusión se remite a la ofensiva de ambos contra el presunto intento gubernamental de quedarse con la empresa. Polémica que, por si fuera poco, ya venía acompañada por las revelaciones acerca del trámite horrible –terrorífico, más bien– que en la dictadura permitió a Clarín y La Nación alzarse con el monopolio de la producción y distribución de papel. Encima, llegó la guinda del operativo ordenado por la Justicia Federal mendocina en Cablevisión. El comando mediático opositor, con proporciones similares de deterioro y alto poder de fuego, puso en rango de gravedad institucional al conflicto de negocios entre el Estado y un grupo de comunicación con (muchas) adyacencias. Hay que apurarse a separar pajas de trigos. Y lo primero, asaz pedagógico en torno de cómo se manipula la información, es que el caso Papel Prensa parecería ser la única protagonización trascendente del Congreso y de la vida política. Además de que Hugo Moyano se convirtió para los medios dominantes en un sensible y justiciero rubio de ojos claros, ni los cambios en el régimen esclavizante para los peones agrícolas, ni las modificaciones a la ley penal tributaria, ameritaron apreciaciones considerables. Sólo se dejó lugar para que la denominada “ley antiterrorista” sea cuestionada a izquierda y derecha, en orden cuantitativo inverso. Hacia izquierda ganó líneas que el instrumento pueda disponerse para criminalizar protestas sociales, aunque las modificaciones de último momento retraigan ese riesgo. Hacia derecha se blande el peligro tremendo de que anoticiar cualquier cosa pueda considerarse como un acto de terrorismo. Y un número inmenso de cómplices y pelotudos se plegó a las urgencias corporativas de sus patronales, para redondear el combo citado: vienen por “nosotros”, como si esa primera del plural fueran los intereses o las necesidades populares. Están en su derecho de creerlo pero, ¿lo creen realmente? ¿Un conflicto de ya larga data entre el oficialismo y un grupo mediático debe ser tomado como persecución generalizada a la prensa? Repugna a la inteligencia un concepto como ése, pero no es novedoso. Este periodista, por razones tan íntimas como ideológicas, prefiere no cargar tintas alrededor de colegas que están sirviéndose del adversario explícito (ya le pasó: estuvo a punto de tipear “el enemigo”) para congraciar su ego a costa de lo que sea. Es decir: su ego o la imposibilidad de alinear en forma más adecuada a acción y conciencia. Toda encuesta que se quiera sobre la opinión de los periodistas, además de lo sabido en nuestro ambiente, revela que la gran mayoría de ellos muestra preocupación por las presiones internas de sus medios, las condiciones laborales, las contradicciones entre interés corporativo y uso de la información. Pero sólo una ínfima minoría cita como real que exista acoso oficial contra el periodismo.

El papel tiene todavía alcances potentes. Es el vehículo de grandes inversiones publicitarias, de oferta de empleo y de transacciones comerciales. Y agenda lo que reproducen los medios electrónicos. Lo que está impreso, lo que se toca, lo que se ve en los kioscos, lo que llega a las producciones de las radios y señales televisivas a primera hora de cada día, determina qué se genera mediáticamente. A quiénes llamar para poner al aire lo que se retroalimentará horas y jornadas enteras. Eso está más cerca del fin que del principio, por supuesto que observado a gran escala. La batalla por quién produce, distribuye e importa papel tiene una relación inversamente proporcional con el futuro decadente del producto, que no está cerca pero es irreversible. Es un cambio de paradigma cultural, civilizatorio, del que no importa estar a favor o en contra. Es, y punto. La cantidad de gente conectada a redes socio-cibernéticas, su preponderancia de clase, su impacto, es lo que debe interpretarse. Papel Prensa, o la prensa en papel, es de esos temas que, al margen de su importancia política coyuntural, suenan más viejos que jóvenes. Un sentido similar puede aplicarse a la contingencia de que algún juez vaya a valerse de vericuetos legales para perseguir periodistas, o maniobras mediáticas. Todo terminaría en una Corte Suprema que no come vidrio o, mejor, en últimas instancias judiciales que en ningún caso se animarían a la condena de la prensa. Si debatir sobre papel impreso es hacerlo sobre un insumo decaído –vale insistir que en miras de largo plazo– hacerlo alrededor del allanamiento en Cablevisión resulta patético. Es probable que haya habido exageración ejecutante, sobre todo por la participación de gendarmes. Por cierto, son o serían más confiables que la Federal. Está claro que hay ante todo un enfrentamiento de corporaciones. Pero la base es todavía más profunda. Si el Gobierno se decide a impulsar la conectividad aérea, con los decodificadores que –sin publicidad, curiosamente– están entregándose en forma masiva para acceder a las señales digitales, el negocio del cable quedará entre magullado y groggy. Chau Cablevisión y alrededores, siempre que termine habiendo oferta atractiva.

Y vaya un sentido homenaje al título central de La Nación del último jueves, si se trata de hallar explicaciones o señalamientos respecto de los intereses en juego. Uno creía que ese día ya había visto todo con un destacado de Crónica. Ubicó a cabeza de página la fiebre de ricos y famosos por hacerse enemas, en Capilla del Monte, para limpiar los intestinos de objetos y elementos contaminantes diversos. La capacidad de asombro siempre se reserva un sitio. El diario de los Mitre, según la definición clásica que ya no se conserva tanto, le ganó a Crónica. Y mandó de cabeza que “Dan más poder al Gobierno para manejar la economía”. La nota remitía a las leyes aprobadas en el Parlamento, pero importa nada más que la construcción de sentido simbólico de ese título. ¿Quién, si no el (un, cualquier) Gobierno, debería manejar la economía? Ellos. Una entidad tan difusa y concreta como aquella que se referencia al hablar de “los mercados”. Esos mercados nunca tienen nombre. Son bancos, fondos de inversión, compañías de seguros, buitres financieros, consultoras, calificadoras de riesgo. Gurúes y operadores del tipo Bernard Madoff, el estafador de Wall Street que subyugó a los tarados del sueño americano.

Ese título de La Nación del jueves simplifica todo. Gracias. Infinitas gracias. Su lógica es que nunca jamás debe ser un gobierno, una voluntad popular, quien maneje la economía. Deben ser, para siempre, ellos. El “ellos”. La esclarecida vanguardia de clase de derecha, que le denuesta a la izquierda aspirar a lo mismo que practican ellos. Reiteramos: “Dan más poder al Gobierno para manejar la economía”. Listo. Un título como ése exime de cualquier comentario respecto de qué está en juego. Y dónde ubicarse.

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¿De qué terrorismo hablamos? (Por Eduardo Anguita)

La reciente sanción de una reforma del Código Penal bajo el pedido del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) ha sido motivo de preocupación de muchos sectores defensores de los Derechos Humanos. Las razones surgen, básicamente, porque se introdujo, a pedido del Poder Ejecutivo, una difusa figura de “terrorismo”. A último momento el proyecto original agregó un párrafo que, a la hora de ser interpretado por un juez o por un gobierno futuro, puede resultar intrascendente. En efecto, basta ver la letra del artículo 41 para comprender que la falta de debate previo llevó a una imprecisión que no conforma ni a tirios ni a troyanos.

Así es la redacción del artículo en cuestión: “Cuando alguno de los delitos previstos en este Código hubiere sido cometido con la finalidad de aterrorizar a la población u obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, la escala se incrementará en el doble del mínimo y el máximo.” El párrafo que se agregó en Diputados indica que “las agravantes (duplicación de penas) previstas no se aplicarán cuando el o los hechos tuvieren lugar en ocasión del ejercicio de derechos humanos y/o sociales o de cualquier otro derecho constitucional”. Hoy, con la historia abierta desde el 25 de mayo de 2003, está claro de qué se habla, pero desde la óptica del Poder Ejecutivo Nacional.

No puede decirse –sólo por tomar dos casos entre muchísimos– que el gobierno de Mauricio Macri tenga la misma lectura, ni que la jueza que ordenó la represión del Indoamericano hace un año tenga la misma óptica respecto de no reprimir la protesta social.

Todo indica que ser miembros del G-20 tiene un costo de admisión y una cuota societaria y que el GAFI (un foro intergubernamental que reclama normas de persecución al lavado de activos y financiamiento al terrorismo) tiene una manifiesta fidelidad hacia la gran banca privada internacional y al Departamento de Estado estadounidense.

No extraña la calificación que hizo del GAFI el ministro de la Corte Suprema Raúl Eugenio Zaffaroni: “Es un organismo de segunda categoría, que se atribuye más derechos que las Naciones Unidas.”

Esta ley aparece en el contexto de la utilización de las sanciones financieras de Israel, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Canadá contra un banco público iraní –el EIH, con sede en Hamburgo– porque según la prensa israelí, norteamericana y británica “esta entidad bancaria apoya la proliferación de armas de destrucción masiva”. ¿Se refiere a que fabrican bombas que son usadas por terroristas para atacar un blanco civil, como todo indica que sucedió con la sede de la AMIA en Buenos Aires en 1994? No, se refiere a que el EIH es un banco en el que, además de transacciones por el gas y el petróleo iraní, también se hacen pagos a empresas que participan del programa nuclear iraní.

Y aquí conviene hacer varias consideraciones. La primera: ¿No hacen terrorismo mediático los diarios de los países centrales que señalan a la bestia de Teherán después de haber matado cientos de miles de iraquíes con la excusa de que la bestia de Bagdad tenía armas químicas y biológicas, cosa que nunca se probó? La segunda: ¿Nadie se acuerda que ingleses y norteamericanos dieron un golpe de Estado en Irán en 1953 y colocaron a un monigote llamado Reza Pahlevi, porque los iraníes estaban a punto de estatizar el petróleo y el gas controlado por empresas norteamericanas y británicas? La tercera: Irán no reconoce tener un programa de fabricación de bombas atómicas, permite las inspecciones de la Agencia de Naciones Unidas para la Energía Atómica y no están probadas las acusaciones.

EL ÁRBOL Y EL BOSQUE. José Nun –honrado por el gobierno como secretario de Cultura pero desaprovechado en su trayectoria como destacado politólogo con diversos doctorados en Economía– acaba de publicar La desigualdad y los impuestos (Capital Intelectual) en el que cita fuentes del Banco Mundial para hablar del lado oscuro de las finanzas.

“Entre 1 y 1,6 trillones (1 trillón: 10 elevado a la 18, NdR) de dólares (es) el dinero mal habido que circula anualmente por el mundo.” Uno de los mayores especialistas de lavado de dinero en el mundo es Raymond Baker, presidente de Global Financial Integrity, quien después de haber estudiado los movimientos financieros de 60 naciones, cree que las cifras del Banco Mundial deberían multiplicarse por tres. Lo impresionante es que, según Baker, la mitad de ese dinero proviene de las naciones en desarrollo –o periféricas–. Y cualquiera podrá preguntarse si esa es plata sucia de los carteles de droga o de políticos corruptos. Sí, pero en una proporción que deja helada la sangre: “entre el 60 y el 65% (se debe) a las maniobras ilícitas de muchos particulares y grandes empresas”, mientras que el llamado “crimen organizado” sería responsable del 30% del dinero ilegal y sólo el 3% de la “corrupción política”.

En la Argentina, los delitos de “financiación al terrorismo” estaban contemplados en figuras ya existentes en el Código Penal, pero lo que no está debidamente entendido en la sociedad –y parece que también en buena parte de la dirigencia política argentina es la cantidad de maniobras que hacen las grandes empresas transnacionales para burlar el pago de impuestos. En este sentido, tuvo mucha menos repercusión el tratamiento y sanción en estos días de otra ley que incorpora delitos económicos y financieros para prevenir el lavado de activos, una figura que se había incluido en el Código Penal a mediados de este año. La nueva norma penaliza, por ejemplo, acciones destinadas a afectar el orden económico o financiero. La presidenta habló hace poco de haber conjurado cinco corridas bancarias que, según ella, llevaron al Banco Central a tener que vender 15 mil millones de dólares, una cifra impresionante. Es valiente de parte de la presidenta dar a conocer estos movimientos desestabilizadores, pero sería vital para la sociedad argentina conocer los detalles de todo esto. Se dice –pero nunca se dan los datos concretos con nombres, apellidos y entidades bancarias– que hay más de 100 mil millones de dólares de argentinos en circuitos ilegales, posiblemente la mayoría reciclados fuera del país.

Cuando muchos periodistas y académicos reclaman la urgencia de una ley de derecho al acceso de la información no se refieren a los detalles íntimos de una reunión en un ministerio sino a la posibilidad de sostener y alimentar debates públicos con información fundada y no en base a estimaciones. Eso ayudaría al Estado, además, a recaudar más impuestos y también permitiría mejorar las normas tributarias.

No sólo la palabra “terrorismo” pone en guardia a quienes conocen las historias de las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos y la soberanía de las naciones. “Task force” es otro término, casi complementario de las lógicas de avasallamiento. Es decir, primero la gran prensa aterroriza diciendo que hay terroristas por todos lados y luego llegan las fuerzas de tareas. Es decir, Vietnam, Panamá, Irak, Afganistán. Raymond Baker preside además la curiosa Task Force on Financial Integrity & Economic Development (Fuerza de Tareas para la Integridad Financiera y el Desarrollo Económico) que explica en su página web cinco prioridades para transparentar las finanzas: la reducción y manipulación de los precios de las importaciones y exportaciones; la contabilidad de las ventas, de las ganancias y de los impuestos pagados por las compañías multinacionales país por país; confirmación de los registros bancarios de las ganancias declaradas; información automática cruzada entre los impuestos y las (declaraciones de) aduana; y por último, la armonización de la legislación sobre lavado de dinero (acá podría llamarse fuga de capitales en dólares) focalizada en la transparencia.

Una mirada al respecto desde un punto de vista nacional y popular podría advertir que una serie de académicos y economistas especializados en normas impositivas participaron en el trabajo dirigido por José Nun, uno de ellos es el filoso Jorge Gaggero, del Plan Fénix. También podría decirse que Raúl Scalabrini Ortiz ha dejado una extraordinaria enseñanza respecto de cómo los ferrocarriles y los bancos ingleses limaron la soberanía argentina. Y también que Daniel Aspiazu y Eduardo Basualdo explicaron con claridad en los últimos 25 años cuál es el grado de concentración y transnacionalización de la economía argentina. Nada debe empañar la impronta de este Congreso que sancionó una docena de leyes en tiempo récord.

Pero, en algunos casos, velocidad no significa profundidad. Y estos temas merecen debates y también merecen información pública confiable.

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27.12.11

Pentágono recibe luz verde para la guerra en Internet

Las dos cámaras parlamentarias de Washington DC han dado luz verde a los militares para que puedan realizar eso que llaman “kinetic military actions” y que no es más que un lamentable eufemismo para decir “guerra”.

Como siempre en estos casos, el anuncio no ha venido con bombo y platillo, si no mediante un corto párrafo en el presupuesto militar para 2012. Se puede ser más rastrero, pero no más claro.

El presupuesto militar, que se aprueba con rango de ley, reza lo siguiente:

El Congreso afirma que el Departamento de Defensa tiene la capacidad, y bajo la dirección del Presidente puede llevar a cabo operaciones ofensivas en el ciberespacio para defender a nuestra nación, aliados y demás intereses, de acuerdo con 1) los principios y sistemas legales que el Departamento sigue para las capacidades cinéticas, incluyendo la ley de conflictos armados; y 2) la Resolución de Poderes de Guerra.

Tan escueto como poco claro, y encima recochineo con las “capacidades cinéticas” y los “principios y sistemas legales” ya que, por si alguien no lo recuerda, la intervención del ejército norteamericano en Libia, en la guerra que inició la debacle de Gaddafi, no fue una “guerra”, si no una “acción cinética militar”.

¿Y por qué fue una “acción cinética” y no una “guerra”? Pues porque para que el Presidente de los Estados Unidos pueda declarar una guerra, tiene que pedir permiso al Congreso, y que éste se lo otorgue. Y no pasó nada de eso en Libia.

De éste modo, el Presidente de los Estados Unidos y Comandante en Jefe de su ejército tiene ahora vía libre para declarar, también, la guerra en Internet cuando le venga en gana y sin necesidad de seguir los “principios y sistemas legales” procedentes pidiendo permiso al Congreso.

También quedan más cosas en la oscuridad, como por ejemplo qué se considera una “acción ofensiva”. Pero aunque ahora no se especifique, la Estrategia del Pentágono para la Seguridad en Internet (y segunda parte), otro bonito eufemismo, ya se ocupaba de decirlo hace unos meses.

Habrá que contar que las “acciones ofensivas” puedan incluir el lanzamiento de virus y gusanos, troyanos, ataques de denegación de servicio o incluso penetrar en los sistemas de control de energía de terceros países y deshabilitar las redes eléctricas para dejar todo un país a oscuras.

Y decimos “pueden incluir” porque no existen precedentes en el aspecto de la net war o guerra cibernética, aunque desde el Pentágono ya dejaron claro que se tomarán en serio cualquier ataque, y que el mismo puede recibir respuestas con fuego real, además de lo listado en el párrafo anterior.

Todo esto viene empujado por el sector de la ciber-paranoia, que viene profetizando una suerte de ciber-apocalipsis, ciber-Pearl Harbor y demás ciber-bazofia para promover el miedo.

No existe constancia de ningún ataque hacker, de ninguna acción que haya puesto en peligro, ni si quiera en riesgo, ninguna de las “infraestructuras altamente dependientes de Internet”.

Es más, el único caso que podría relacionarse con esto fue el de la depuradora en Illinois, que fue “victima” de las conexiones de uno de sus responsables, mientras se encontraba en viaje de negocios.


Fuente: Cubadebate
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¿Por qué quieren atacar a Irán? (Por Pedro Brieger)

Para cualquiera que no sea un experto en energía atómica es muy difícil opinar sobre el nivel de desarrollo nuclear de cualquier país o de su capacidad para utilizar dicha energía con fines militares. Los planes suelen ser secretos y lo poco que se sabe son rumores y trascendidos que difunden supuestos expertos a los medios de comunicación, muchas veces con objetivos políticos no declarados. Es lo que sucedió con Irak en la década del noventa y ahora se repite con la República Islámica de Irán. Lo de Irak es historia conocida. Con la excusa de que el régimen de Saddam Hussein estaba desarrollando “armas de destrucción masiva” se creó un consenso internacional para apoyar la invasión a Irak. Cómo olvidar la exposición de Colin Powell en Naciones Unidas mostrando un pequeño tubito como ejemplo de lo que tenía Saddam Hussein para destruir el planeta. Cualquier persona honesta que seguía con atención la prensa norteamericana tenía motivos para desconfiar y pensar que se estaba urdiendo una trama cuyo objetivo era derrocar a Saddam Hussein. No hubo que esperar mucho tiempo para que se supiera que se había inventado una fabulosa mentira con la complicidad de algunos de los medios de comunicación más prestigiosos del planeta, y en primer lugar el New York Times, que un año después (26.05.04)) tuvo que disculparse.
¿Cómo no sospechar que se esté urdiendo una trama similar respecto de Irán? Hace poco tiempo Mohamed Baradei, ex presidente de la Comisión Internacional de Energía Atómica y premio nobel de la paz en 2005 dijo que no había pruebas de que Irán estuviera desarrollando tecnología nuclear con fines bélicos y que no era lo mismo buscarla que tenerla.
La demonización de Irán es un hecho, pero tampoco es nueva. En realidad, comenzó el día después de que cayera Reza Pahlevi en 1979, uno de los principales aliados de los Estados Unidos en Asia y con influencia en todo el Medio Oriente. Además, no hay que olvidar que Irán es uno de los países que poseen las mayores reservas petroleras.
No es ningún secreto que los tambores de guerra suenan en Estados Unidos, Israel y el Reino Unido. A los cuatro vientos dicen que hay que impedir el desarrollo nuclear de Irán como si este país fuera una amenaza para la humanidad, lo mismo que se decía respecto de Saddam Hussein. Es muy llamativo que quienes levantan el dedo acusador sean justamente quienes han comenzado varias guerras, invadieron países que todavía ocupan o violan sistemáticamente resoluciones de Naciones Unidas. ¿E Irán? Se pueden decir muchas cosas del régimen iraní, pero no invadió ningún país, no comenzó ninguna guerra y no tiene bases militares o tropas por doquier. Pero desafía a la primera potencia mundial. Y eso no se perdona.

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La Justicia argentina empieza a investigar los crímenes del franquismo

Un atajo para luchar contra la impunidad

A partir de la denuncia de víctimas de la dictadura de Franco, la jueza Servini de Cubría pidió a España datos para iniciar la causa. El principio de justicia universal lo aplicó el español Baltasar Garzón para investigar a las dictaduras latinoamericanas.

La Justicia argentina empieza a investigar los crímenes del franquismo. La jueza María Servini de Cubría pidió nombres y domicilios de los militares vivos involucrados en el gobierno fascista, una lista con las empresas que se enriquecieron a costa del régimen e información sobre la cantidad de desaparecidos, fusilados y niños apropiados entre 1936 y 1977, año en que murió el dictador Francisco Franco. El requerimiento se enmarca en la causa iniciada por víctimas y familiares de fusilados y desaparecidos radicados en Argentina, que denuncian al Estado español, basados en principios de justicia universal. Fue a través de esos mismos términos internacionales que el juez Baltasar Garzón logró abrir investigaciones sobre los delitos cometidos en las dictaduras argentina y chilena y detener a Augusto Pinochet en Londres en octubre de 1998. En ese momento, la intervención judicial significó un enorme aporte a las causas de los organismos de derechos humanos de los dos estados americanos.

Mientras en España temen por el silenciamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el mandato de Francisco Franco, la jueza federal argentina rechazó una presentación del país europeo que sostiene que puertas adentro se investigan esos delitos y solicitó medidas probatorias concretas.

Pero lo que se hace hacia afuera, no se replica hacia adentro. Mientras desde el extranjero Garzón es aplaudido, en España lo espera un juicio que le inició el mismo Estado por haberse declarado competente para investigar los crímenes cometidos por La Falange, el partido que encabezaba Franco. “Yo actué como juez interpretando las normas nacionales e internacionales, como en otros casos”, dijo en declaraciones radiales recientes. Lo que pasa, en su opinión, es que “el franquismo en España todavía está vivo”.

En ese marco, organismos de derechos humanos españoles manifestaron que temen que, con la llegada de la derecha al poder, de la mano del jefe del Ejecutivo Mariano Rajoy, se retroceda en los derechos adquiridos. “Existe un peligro de regresión, porque la crisis económica es la excusa para que caigan las ayudas que recibimos”, apuntó Pedro Vicente Romero de Castilla Ramos, referente de la asociación Memoria Viva. En julio último, además, el Parlamento español ratificó la Ley de Amnistía vigente desde 1977, que bloquea el procesamiento de los militares involucrados.

Por eso, para Garzón es “complicado” que otro juez español investigue los crímenes de la dictadura franquista. Paradójicamente, en ese contexto, la Fiscalía General del Reino de España realizó un informe, a pedido de Cubría, destinado a responder si España investiga los crímenes del franquismo. La respuesta fue que “se han tramitado y se están tramitando numerosos procedimientos judiciales”. Algunas de las causas en curso citadas por la autoridad española se referían a los procesos desprendidos de las acciones de Garzón. “Esas causas se archivan automáticamente por prescripción o por una cuestión de competencia, ya que los jueces buscan que se haga cargo el Tribunal Superior de España”, explicó el abogado querellante Máximo Castex.

Con el exhorto de ayer, Servini de Cubría derrumbó la endeble torre de argumentos. Solicitó los “nombres y últimos domicilios conocidos de los miembros de los Consejos de Ministros de los Gobiernos del Estado Español y de los miembros de los mandos de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil, Policía Armada, Directores de Seguridad y dirigentes de La Falange” que actuaron durante el franquismo –comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977– con la “certificación de los que hayan fallecido”.

Además, pidió el número de personas desaparecidas, con sus nombres completos, y la fecha y el lugar de sus desapariciones; la cantidad de personas asesinadas y torturas por “persecución política”; y la cifra de niños sustraídos a sus familias de origen, apropiados y con su identidad sustituida por familias afectadas a la dictadura. Las agrupaciones que luchan por la memoria aseguran que son al menos 30 mil los bebés robados.

También se requiere informes sobre las fosas comunes encontradas, la cantidad de cuerpos recuperados a la fecha y la lista de empresas privadas beneficiadas del trabajo forzado y esclavo de los presos republicanos, que aún siguen activas. Para Castex, ese último punto del exhorto librado el 13 de diciembre último es fundamental. “Con las enormes distancias y diferencias, puede tener las repercusiones que acá tiene el tema de (la empresa que durante la dictadura militar pasó a manos del Grupo Clarín) Papel Prensa.”

Todas las medidas pedidas por Servini de Cubría corresponden a las peticiones solicitadas por el equipo de abogados de los familiares o españoles radicados en Argentina. En su última presentación, el 25 de noviembre último, la querella solicitó además que la jueza se constituya en la embajada nacional en España para recibir en persona nuevas denuncias y testimonios de víctimas. La magistrada podría dar lugar a este pedido una vez que recabe los datos solicitados.

“Tras 40 años de dictadura y 35 de democracia –sostienen los abogados argentinos en el último documento entregado a Cubría–, en España no sólo no existe siquiera una Comisión de la Verdad (si no que) no hay un solo niño a quien se le haya restituido su identidad. No hay un solo victimario que haya sido identificado, uno al que siquiera un juzgado le haya tomado declaración, ni un imputado por la comisión de alguno al menos de los múltiples, masivos, generalizados crímenes cometidos.”

Informe: Rocío Magnani.

Fuente: Pagina 12
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27.11.11

“¿Qué pasará cuando los sacrificios no acaben con la crisis?”

Entrevista a Ignacio Ramonet director de la edición española de  ‘Le Monde Diplomatique’. 

Alerta del “golpe de estado financiero” que vive Europa.




La mundialización financiera ha creado su propio Estado. Un poder sin sociedad. Este rol es ejercido por los mercados (…). Las sociedades realmente existentes son sociedades sin poder. Y todo esto no deja de agravarse”. Este texto tiene 14 años. En diciembre de 1997, Le Monde Diplomatiquepublicaba el editoral del director de su versión en español, Ignacio Ramonet, Desarmad los mercados financieros. Una alerta que sería germen del movimiento Attac, hoy presente en 40 países, que lucha por la creación de una tasa a las transac-ciones financieras mundiales (inspirada en la Tasa Tobin) para ir echando “granos de arena” en el engranaje de la especulación.
14 años después, dos países del Viejo Continente han visto cómo sus gobiernos elegidos en las urnas eran sustituidos por unos gestores de quiebras mientras el resto atribuye al mercado decisiones y recortes. Podría decirse que Ramonet, que participó esta semana en el ForoBurgos organizado por Banca Cívica, acertó.
¿Se cae Europa?
Es un momento extremadamente delicado. Da la sensación de que no hay a la cabeza una generación política a la altura de la crisis apocalíptica que estamos viviendo. Y no nos hemos sorprendido lo suficiente de que, en los últimos meses, Alemania y Francia hayan asumido un poder que nadie les ha dado. Hemos leído: Rajoy habla con Merkel’. ¿Lo primero que hace el vencedor de unas elecciones con un resultado abrumador es llamar al jefe? No estamos en un Estado federal. España no es Dakota ni Berlín, Washington. Pero manda Merkel con Sarkozy de coartada.
Hay quien dice que Merkel asume el liderazgo porque no hay otro poder fuerte.
Si Merkel es quien está pilotando la crisis, el resultado es muy malo. Grecia va cada vez peor. Su PIB es el 3% de la zona del euro. Cuando estalló la crisis, se podía haber solucionado con un pequeño esfuerzo económico. Ahora, la gangrena ha subido. Austria y Francia tienen triple A (máxima calificación en su deuda) y las atacan. No se sabe si el euro será capaz de resistir. A Portugal se le ha impuesto una cura de caballo, se le ha impuesto la recesión y como resultado, le acaban de volver a bajar el rating. Esto no funciona.
¿Tampoco para Alemania?
Los alemanes se van a despertar dentro de poco constatando que la mayoría de los países europeos no compran. Y que ellos no exportan.
¿Por qué no lo ven?
No están a la altura. Están aplicando recortes de manual a situaciones que no se corresponden. Están alentando a los mercados a seguir ejerciendo presión. Los mercados están desbocados porque durante años ha habido una desregulación que les dejó hacer lo que querían. Los políticos prometieron cambiarla en el G-20. Sarkozy prometió la tasa a las transacciones. Pero los mercados no quieren y no se adopta.
¿A qué nos enfrentamos?
Si seguimos así, la primera amenaza es que no estamos seguros de que el euro vaya a resistir. Nadie puede afirmar que seguirá siendo lo que es dentro de tres meses o de un año. Mucha gente apuesta por que desaparecerá o quedará restringido al área de influencia de Alemania.
¿Europa se ha convertido en la primera ficha de un nuevo dominó?
La crisis de la deuda europea puede tener incidencia a escala global. Muchos se han olvidado, entre ellos Alemania, de que la globalización es la articulación de todos los mercados. Si la zona euro entra en congelación por la austeridad, no se potenciará el consumo. Ya hay en Europa 23 millones de desempleados cinco millones en España y 80 millones de pobres, personas que no consumen. El mundo funciona con dos motores, dos grandes centros de consumo: EEUU y la Unión Europea, ambos amenazados por la recesión. Si se paran, China va a fabricar menos. De hecho, el ritmo de crecimiento chino ya ha bajado. Si China deja de importar, dejará de comprar también materias primas, los minerales que compra a Perú y Chile y los productos agrícolas que compra a Brasil y Argentina. Esos países dejarán de crecer. Y en 2013 o 2014 podemos encontrarnos con una recesión internacional.
¿Puede el mundo soportarlo?
La pregunta es, si la recesión se prolonga en Europa, hasta dónde soportarán las sociedades europeas la purga a la que se está sometiendo a la población. Cuánto va a crecer la extrema derecha, cuánto la protesta social. La historia no se detiene y esto es un golpe de Estado financiero. Los mercados han decidido tomar el poder. En Grecia e Italia, la evidencia es total. Se han colocado personas que han trabajado de uno u otro modo con Goldman Sachs, especialista en colocar a su gente en puestos de poder, pero ahora al frente de países.
¿Qué se puede hacer?
La sociedad debe reflexionar para seguir defendiendo que otras soluciones son posibles. Hay que volver a planteamientos keynesianos (estimular el crecimiento económico inyectando dinero público). No lo digo yo. Lo dicen (Paul) Krugman y (Joseph) Stiglitz. Hay que hacer políticas anticíclicas, encontrar soluciones para salir de la situación. Veo difícil que se adopten en el contexto actual pero, si los gobiernos no se deciden, vamos a la catástrofe. Quizás si Francia pierde la triple A, Alemania verá que se hunde la última barrera que los protege. Los eurobonos podrían ser una solución a la crisis de la deuda, pero por otro lado habría que prohibir los hedge funds (fondos de alto riesgo), implantar la tasa a las transacciones, no operar con bancos que utilicen paraísos fiscales. Quién lo va a hacer si no hay autoridad. El euro es la única moneda que no está respaldada por una autoridad política, no tiene Gobierno y los mercados se han dado cuenta, han visto que se podían enriquecer fácilmente.
¿Por qué arrasa la derecha en Europa si trae recortes aún mayores que los que se han visto?
Es posible que una parte de la sociedad, teniendo en cuenta que muchos medios de comunicación dominantes insisten en que la línea de la ortodoxia es la única, acepten la idea de los recortes. El pánico a que el euro desaparezca genera mucha disciplina. Se ha visto en Catalunya en estas elecciones. Una parte del electorado piensa que es o recortes o caos, y votan recortes. El problema es qué pasará cuando no pase nada. Cuando los sacrificios no hayan puesto fin a la situación de crisis. Esa es la preocu-pación.
¿Piden realmente los mercados ajustes y reformas, teniendo en cuenta que no funcionan?
Los mercados no saben lo que quieren. No hay un objetivo concreto. Buscan ganar dinero. Pero es posible que la especulación acabe por destruir el sistema.

Fuente: Attac - Madrid
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9.11.11

Estados Unidos desembarca en África

Los "condenados de la tierra" a los que Frantz Fanon instaba a principios de los 60 a levantarse contra la dominación colonial de las insaciables potencias europeas, siguen estando sobre todo en África, y su condena no ha disminuido. Pero este neocolonialismo, encabezado por Estados Unidos y sus socios en Europa, asume otras formas: la de los bombardeos humanitarios y la doctrina de la seguridad nacional a escala planetaria.
La intervención en la guerra civil libia hasta lograr el derrocamiento y asesinato de Muammar Kadafi, y el actual respaldo de la alianza de circunstancias del Consejo Nacional de Transición son un primer paso que permite a Washington y sus aliados incidir de manera directa en los asuntos del país que posee las mayores reservas petrolíferas del continente africano.





© Noticiero Visión Siete/ TV Pública/ Argentina
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8.11.11

José Nun: “Los indignados también son un asunto nuestro”

En diálogo con Miradas al Sur, el ex secretario de Cultura subrayó la necesidad de cambiar las reglas a nivel internacional y advirtió sobre los efectos políticos de la crisis global.

"Ha habido un cambio muy profundo en el mundo y particularmente en el caso de Estados Unidos, que es el timonel del mundo capitalista. La tasa de inversión en los sectores productores de bienes y servicios de su economía ha caído en forma sistemática durante las últimas tres décadas. Hoy, sólo el 10% de su población económicamente activa trabaja en la industria”, subraya José Nun. El ex secretario de Cultura de la Nación afirma que una de la causa de la situación hay que buscarla en “la apertura internacional de sus empresas, que buscan mayores utilidades en países con mano de obra prácticamente esclava o con salarios irrisorios”. Su análisis también hace hincapié en voracidad del capital financiero: “Es por definición un capital impaciente que invierte en activos financieros para hacer utilidades rápidas. Además, la situación ha mantenido estancado el salario real y esto ha minado dos de los soportes fundamentales del credo norteamericano”, agrega Nun.

–¿A qué soporte se refiere?

–Primer pilar: el capitalismo se encarga de dar trabajo y, por lo tanto, el bienestar colectivo depende del empleo. Esto establece una diferencia entre lo que se llama el modelo norteamericano y el europeo, que le dio primacía, desde la Segunda Guerra mundial, a los llamados Estados de Bienestar. En Estados Unidos, en cambio, se le dio primacía al empleo, por eso la tasa de desocupación fue más baja y la protección social increíblemente menor que en Europa. Ahora bien, la economía norteamericana en los últimos treinta años casi no ha creado nuevos puestos de trabajo. Aquí hay un truco…

–¿Qué truco…?

–En 1994, Estados Unidos introdujo un cambio en el cálculo de la desocupación que consistió en eliminar de la medición a las personas que llevan más de un año desocupadas. Esto hace que en la actualidad se hable de una desocupación de entre el nueve y 10%, cuando en realidad supera el veinte, una tasa similar a la que registra España.

–¿Cómo saber si una persona busca trabajo o si no lo hace porque quedó encerrada en una matriz de exclusión?

–Es lo que se llama técnicamente el trabajador desalentado. Es la persona que se da cuenta de que gasta más en transporte para buscar un trabajo que sabe que no conseguirá que quedándose en su casa haciendo algunas changas. La gente que hace más de un año que busca trabajo está peor que el resto; sin embargo, no se la considera desocupada. Primer baluarte de la ideología norteamericana más común: al trabajo se llega a través del esfuerzo personal. Segundo baluarte: darle poca importancia a la desigualdad porque se consideraba que si el capitalismo daba trabajo y uno se esforzaba había iguales oportunidades para todos. Era lógico, entonces, que según sus capacidades o talentos, unos se enriquecieran más que otros. Es lo que se llamó el mito de los harapos a la riqueza y que tantas películas de Hollywood se encargaron de mostrar.

–La realidad es muy diferente…

–Ahora, lo que se ha venido a descubrir, cuando se pusieron en evidencia los escándalos vergonzosos ejercidos con protección política, es que muchos de los ricos de ninguna manera hicieron sus fortunas esforzándose, sino que la hicieron robando sistemáticamente, embarcados en esquemas tramposos de fraude. Entonces, la desigualdad se volvió insoportable. Esto es lo que precipitó la ocupación de Wall Street; un sitio simbólico del capitalismo que en la actualidad ha trocado en símbolo del desbarajuste que generaron los accionistas codiciosos, egoístas y que, después, trataron de solucionar de una manera muy peculiar.

–Un panorama sumamente complicado…

–La ocupación no crece. Por el contrario, lo que crece es el desempleo. Si le agregamos que el salario real ha estado estancado, si le añadimos que desde 1973 hasta 2007 el 1% de las familias más ricas americanas se apropió del 60% del crecimiento de la riqueza y el 90% de los norteamericanos consiguió el 9%, la resultante es que el mercado interno tiene que estrecharse mucho; es decir: que baja la demanda porque la gente no tiene cómo comprar. Ahí es donde vino una orgía desregulatoria fenomenal, permitiéndole a los bancos algo que no se le permitía desde 1933: que aun teniendo depósitos asegurados pudieran hacer inversiones de riesgo. Entonces, se lanzaron alegremente a ofrecer créditos y, sobre todo, créditos hipotecarios baratos, a pesar de que las propiedades que los respaldaran valiesen muy poco. En estas condiciones, efectivamente, la gente se endeudó mucho y se generó demanda. Argentina tiene una deuda externa que equivale a menos del 50% de nuestro producto bruto interno. En Estados Unidos equivale al 390%. ¿Gracias a qué…? A que Estados Unidos fabrica dólares y nosotros no.

–Me viene a la memoria una fotografía que ganó un premio hace dos años. En ella se ve a dos policías estadounidenses que con una orden judicial entran, empuñando las armas como si estuvieran buscando terroristas, a la casa de una familia que no podía pagar la hipoteca. Años atrás, la foto que ganaba un premio era una de Sudán, con un cuervo cerca de una niña desnutrida…

–Es el doble movimiento que alimenta tan fuertemente la indignación. Por un lado, cuando se desata la crisis en 2008, los bancos comienzan las ejecuciones. A la vez, los trabajadores son echados a las calles por millones, y los propietarios medianos y pequeños se quedan sin sus casas… A los de abajo les va peor que nunca, pero sus victimarios logran cuantiosos rescates del gobierno que son usados, en una medida muy significativa, para darles a los ejecutivos las bonificaciones más altas de la historia. American International Group era la aseguradora más grande del mundo, entró en crisis y obtuvo 160 mil millones de dólares de dineros públicos como rescate.

–Quebró lo mismo...

–Así es. Sin embargo, antes de quebrar, sus directivos tuvieron la precaución de repartirse 450 millones en bonificaciones. Otro caso es el de Merrill Lynch, que llevaba perdidos 15 mil millones de dólares. El banco Bank of America se hizo cargo a cambio de que el Estado le diera 20 mil millones para enjugar las pérdidas. Acto seguido, repartió casi mil millones entre sus ejecutivos como premio por sus talentos. Y esto la gente lo ve, lo lee y explota, estalla... ¿Qué dice Obama…? “Los entiendo perfectamente”. ¿Qué dice el Premio Nobel de economía, Paul Krugman..? “Wall Street es culpable del peor desastre económico y político de la historia americana”. ¿Pero qué dice uno de los principales precandidatos republicanos a la presidencia como Mitt Romney…? “Ha comenzado la lucha de clases”.

–Lo que uno podría llamar en términos antiguos conciencia de clase de los poderosos.

–Exactamente. Rommey dice “empezó la lucha de clases”. No lo dijo la gente que está acampando frente a Wall Street. Giovanni Agnelli lo dice en 1919 en Turín, donde estaba la fábrica principal de la Fiat. ¿Por qué? Porque ha comenzado el movimiento de los consejos de fábrica que se reúnen para discutir las condiciones de trabajo, el salario... Agnelli dice “comenzó la lucha de clases” en el mismo año en que un señor que se llamó Benito Mussolini comienza a crear los fascios italianos. El desemboque no fue el socialismo, el desemboque fue el fascismo.

–Sin embargo, el Tea Party no es exactamente asimilable al fascismo…

–No lo es. Ni siquiera tiene la consistencia ideológica relativa que tuvo el fascismo. Pero, sin duda, es la ultraderecha y lo que preconiza es la liquidación del Estado, la eliminación de toda protección social. Además, viene creciendo fuertemente. Entonces, con sus mutaciones de lugar, de tiempo, parece que es una historia que se repite y sería bueno que intentáramos aprender las lecciones que se desprenden de lo que pasó en Europa.

–¿Qué lectura hace de la reunión entre Barack Obama y Cristina Kirchner?

–Creo que acaba de quedar en evidencia una puja interna entre dos sectores. Los que quieren que volvamos a la situación anterior; es decir: que nos amiguemos con el Fondo Monetario y con los bancos para que tengamos, por un lado, condicionalidades y, por el otro, pagándole al Club de París, acceso al crédito internacional. Frente a eso está la otra posición que quiere “vivir con lo nuestro”. Creo que de lo conversado con Obama dependerá un poco el rumbo que se adopte. No obstante, lo que me interesa plantear es una pregunta…

–¿Qué pregunta?

–¿Hasta qué punto nos interesa lo que pase en Estados Unidos? Porque los indignados son también un asunto nuestro. Hay que cambiar las reglas del juego y para cambiarlas se necesita que prospere el movimiento de los indignados. De lo contrario, la amenaza del ascenso al poder de los republicanos y los demócratas de derecha se traducirá en un ajuste terrible. Esto haría que Estados Unidos ingresara en un largo período de estancamiento. Lo que está sucediendo en Estados Unidos ocurrió, a otra escala, cuando estalló la burbuja en Japón en 1990, un país que veintiún años después no se repuso. Estados Unidos corre ese riesgo. Si eso ocurre, China sufrirá un duro impacto porque tiene el 10% de una deuda nacional estadounidense que podría transformarse en impagable. Además, China exporta muchos bienes industriales a Estados Unidos y un tercio de su mano de obra está ocupada en el sector de exportaciones industriales. Pero no sólo sufrirá China, también Brasil sufrirá, porque está muy ligado a Estados Unidos, ya que el 20% de sus exportaciones tiene como destino ese país. A su vez, el 40% de nuestras exportaciones industriales van a Brasil. No es cierto que la Argentina esté blindada.

Reportaje de Eduardo Anguita al politólogo José Nun, para Miradas al Sur
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6.11.11

¿Por qué gana la Presidenta Fernández y pierde Obama? (Por James Petras)

Introducción

El 23 de octubre de este año, la Presidenta Cristina Fernández ganó la reelección con un 54% de los votos, 37 puntos más que el segundo. La coalición de la Presidenta también barrió con los escaños al Congreso, Senado y a las gobernaciones provinciales al igual que a 135 de los 136 concejos municipales del Gran Buenos Aires. En agudo contraste con el Presidente Obama, que según los últimos sondeos está por detrás de los candidatos presidenciales republicanos, y es probable que pierda el control del Congreso y del Senado en la próxima elección de 2012. ¿Cuáles son los factores para esta diferencia monumental de percepción de los votantes sobre dos presidentes en el cargo? Es fundamental hacer un análisis histórico comparativo de las políticas socio-económica y exterior al igual que de las respuestas a la profunda crisis económica de los respectivos gobiernos para poder explicar los resultados divergentes.

Metodología

Al comparar la performance de Fernández y Obama es necesario ubicarlos en un contexto histórico. Más específicamente, ambos presidentes y sus predecesores inmediatos, George Bush en EE.UU. y Néstor Kirchner en Argentina (el fallecido esposo de Fernández) confrontaron crisis socio-económicas de enorme importancia. Lo que es significativo, sin embargo, son las respuestas diametralmente opuestas a las crisis y los resultados divergentes. Por un lado, un crecimiento sostenido con equidad en Argentina, y por el otro, una profundización de la crisis y políticas fallidas en EE.UU.

Contexto histórico - Argentina: Depresión, revueltas y recuperación

Entre 1998-2002, Argentina vivió la peor crisis socio-económica de su historia. La economía se fue a pique de una recesión a una depresión económica a escala total, culminando con un crecimiento negativo de doble dígitos en 2001-2002. La tasa de desempleo llegó al 25%, y en algunos barrios de clase trabajadora por encima del 50%. Decenas de miles de profesionales de clase media empobrecidos se alineaban para recibir pan y sopa a sólo unas pocas cuadras de la Casa Rosada. Cientos de miles de trabajadores sin empleo, los "piqueteros", bloqueaban las principales rutas y algunos interceptaban los trenes de transporte de ganado y cereales de exportación. Los bancos cerraron quedándose con los ahorros de millones de personas. Millones de manifestantes de clase media organizaron concejos barriales radicales y se conectaron con las asambleas barriales de los desempleados. El país estaba enormemente endeudado, la gente profundamente empobrecida. El ánimo popular se encaminaba a una insurrección revolucionaria. El Presidente Fernando de la Rúa fue derrocado (2001), cantidades de manifestantes fueron asesinados y heridos, mientras la rebelión popular amenazaba con tomar la casa de gobierno. Hacia fines de 2002, cientos de fábricas en bancarrota fueron "ocupadas", tomadas por los trabajadores y dirigidas por ellos. Argentina declaró el default de la deuda externa. A principios de 2003, Néstor Kirchner fue elegido presidente, en medio de esta crisis sistémica y rechazó el pago de la deuda y al mismo tiempo se negó a reprimir los movimientos populares. En cambio, inició una serie de programas de emergencia pública. Autorizó un pago a los trabajadores desempleados (150 pesos mensuales) para que pudieran cubrir sus necesidades básicas; los desempleados constituían casi la mitad de la fuerza laboral.

La consigna más popular de los multitudinarios movimientos que ocupaban los distritos financieros, fábricas, edificios públicos y las calles era "Que se vayan todos". Se rechazó rotundamente a toda la clase política, los partidos y líderes, el Congreso y los presidentes. Pero mientras que los movimientos eran masivos, militantes y unidos en lo que rechazaban, no tenían un programa coherente para tomar el poder estatal, ni un liderazgo político a nivel nacional que lo condujera. Después de dos años de revueltas, el pueblo acudió a votar y eligió a Kirchner con un mandato de hacer algo o perecer. Kirchner escuchó el mensaje, al menos la parte que exigía crecimiento con equidad.

Contexto: EE.UU. y los gobiernos de Bush-Obama

Bush (en los últimos años) y Obama gobernaron durante la peor crisis socio-económica desde la Gran Depresión de los treinta. El desempleo y el subempleo casi alcanzaron un tercio de la fuerza laborable en 2009. Millones de casas hipotecadas fueron tomadas por los bancos. Se multiplicaron las declaraciones de bancarrota y los bancos estaban al borde del colapso. Las tasas negativas de crecimiento y una caída marcada del salario incrementaron la pobreza y multiplicaron la cantidad de personas que necesitaban ayuda alimenticia. A diferencia de Argentina, los ciudadanos canalizaron su descontento en las urnas. Atraídos por la retórica demagógica de "cambio" de Obama depositaron sus esperanzas en el nuevo presidente. Los demócratas ganaron la presidencia y obtuvieron una mayoría en el Congreso y en Senado. La primera prioridad de Obama y el Congreso fue volcar billones de dólares en el salvataje de los bancos, incluso cuando el desempleo se acentuaba y continuaba la recesión. La segunda prioridad fue la de profundizar y expandir las guerras imperialistas de ultramar.

Obama aumentó la cantidad de tropas en Afganistán a 30.000; expandió el presupuesto militar a $750 mil millones; lanzó nuevas operaciones militares en Somalia, Yemen, Libia, Pakistán y otros países, aumentó la ayuda militar a las fuerzas armadas coloniales de Israel; firmó nuevos pactos militares con países de Asia (India, Filipinas, Australia) próximos a China.

En suma, Obama le dio una prioridad máxima a la expansión del imperio militarista, agotando los fondos del tesoro con los que se podría haber financiado la recuperación de la economía interna y reducción del desempleo.

En contraste, Kirchner/Fernández redujeron el poder de los militares, recortaron los gastos militares y canalizaron recursos estatales hacia programas de empleo, inversiones productivas y exportaciones no-tradicionales.

Con el gobierno de Obama la crisis se volvió una oportunidad para revivir y consolidar el poder financiero de Wall Street. La Casa Blanca aumentó el presupuesto militar para expandir las guerras imperiales y profundizó el déficit del presupuesto, para luego proponer recortes de programas sociales esenciales con el fin de "reducir el déficit".

Argentina: De la crisis al crecimiento dinámico

En Argentina la catástrofe económica y la insurrección popular le ofrecieron a Kirchner una oportunidad para implementar un cambio básico del militarismo y el saqueo especulativo a programas sociales y a un crecimiento económico sostenido.

Las victorias electorales de Kirchner y Fernández reflejan su éxito en la creación de un estado social, capitalista "normal". Después de 30 años de regímenes neoliberales depredadores apoyados por EE.UU., esto fue un gran cambio positivo. Entre 1966 y 2002, Argentina sufrió dictaduras militares brutales que culminaron con los generales genocidas que asesinaron a 30.000 argentinos desde 1976 a 1982. De 1983 a 1989 Argentina sufrió bajo un régimen neoliberal (Raúl Alfonsín) que no resolvió el legado dictatorial y presidió el país con una hiperinflación de tres dígitos. Desde 1989 a 1999 con el Presidente Carlos Menem, Argentina fue testigo de la mayor venta de sus empresas más rentables, recursos naturales (incluido el petróleo), bancos, autopistas, zoológicos y hasta baños públicos a inversores extranjeros y socios cleptócratas a precios regalados.

Finalmente, aunque no menos importante, Fernando de la Rúa (2000-2001) prometió un cambio y en lugar de hacerlo profundizó la recesión que condujo a la eclosión catastrófica final de diciembre de 2001, con el cierre de los bancos, la bancarrota de 10.000 empresas y el colapso de la economía.

Contra este trasfondo de un fracaso rotundo y con el desastre humano causado por las políticas de "libre mercado" de EE.UU. y el FMI, Kirchner/Fernández declararon el default de la deuda externa, re-nacionalizaron varias empresas privadas al igual que el Fondo de Pensiones, intervinieron los bancos y duplicaron el gasto social, expandieron la inversión pública en el sector productivo e incrementaron el consumo popular, en camino hacia la recuperación económica. Hacia fines de 2003 Argentina pasó de una tasa negativa a un crecimiento del 8%.

Derechos humanos, programas sociales y política económica independiente del exterior

La economía argentina creció más del 90% en el periodo 2003-2011, más del triple que la de Estados Unidos. La recuperación estuvo acompañada de una triplicación del gasto social, especialmente en programas de reducción de pobreza. El porcentaje de argentinos pobres ha declinado del 50% en 2001 a menos del 15% en 2011. En contraste la pobreza en EE.UU., en la misma década, aumentó del 12% al 17% y sigue en una trayectoria ascendente.

EE.UU. se ha convertido en el país con mayor desigualdad en la OCDE: el 1% controla el 40% de la riqueza del país (aumentó del 30% en menos de una década). En contraste, la desigualdad en Argentina se redujo a la mitad. La economía de EE.UU. no ha logrado recuperarse de la profunda depresión de 2008-2009, durante la cual decayó más del 8%. En contraste, la economía Argentina cayó menos del 1% en 2009, y ha estado creciendo a un saludable 8% (2010-2011). Argentina ha nacionalizado el Fondo de Pensiones, ha duplicado las pensiones básicas y ha introducido un programa de asistencia social universal para los niños con el fin de contrarrestar la desnutrición y garantizar la asistencia escolar.

Por el contrario, hoy en EE.UU. un 20% de los niños están mal alimentados, las tazas de abandono escolar están aumentando en los adolescentes y la desnutrición afecta a más del 25% de los niños de grupos minoritarios. Con más recortes sociales en salud y educación en el horizonte, las condiciones sociales van a empeorar. En Argentina el salario se ha incrementado más de un 50% a lo largo de la década en términos reales, mientras que en EE.UU. ha disminuido casi un 10%.

La dinámica de crecimiento de Argentina ha estado alimentada por un creciente consumo interno y los ingresos de las exportaciones. Argentina tiene un sostenido balance comercial favorable basado en los precios del mercado y en una competitividad creciente. En contraste, el consumo interno en EE.UU. se ha estancado, el déficit comercial está cerca de los $1,5 billones y los ingresos se desperdician en gastos militares improductivos de más de $900 mil millones por año.

Mientras que en Argentina el impulso inicial para una política de default con crecimiento fue posible por una rebelión popular y un movimiento de masas, el descontento popular en EE.UU. fue canalizado hacia la elección de un financiero estafador de Wall Street llamado Obama. Éste procedió a entregar dinero para el rescate de la élite financiera en lugar de dejar que se vayan a la bancarrota, y de establecer las bases del crecimiento, la competencia y el consumo social.

La alternativa argentina a los rescates bancarios y la pobreza

La experiencia argentina va en contra de todos los preceptos de las agencias financieras internacionales (FMI, Banco Mundial), y de sus defensores políticos y propagandistas de la prensa financiera. Desde el primer año (2003) de la recuperación de Argentina hasta hoy, las "predicciones" de los expertos económicos fueron que su crecimiento no era "sostenible" -pero éste ha seguido siendo fuerte a lo largo de una década. Los analistas financieros sostuvieron que el default le cerraría a Argentina el acceso a los mercados financieros y que su economía colapsaría. Argentina se apoyó en la auto-financiación sostenida por los ingresos de las exportaciones y en la reactivación de la economía interna, y confundió a los economistas prestigiosos.

Mientras que el crecimiento continuaba, los críticos del Financial Times y del Wall Street Journal dijeron que terminaría cuando "la capacidad sin usar se agotara". En lugar de ello, los ingresos del crecimiento financiaron la expansión del mercado interno y crearon nuevas capacidades para el crecimiento, especialmente a nuevos mercados asiáticos y a Brasil.

Incluso en una fecha reciente, el 25 de octubre de 2011, periodistas del Financial Times todavía parloteaban sobre "la crisis inminente" al estilo de los fundamentalistas mesiánicos prediciendo un final apocalíptico. Machacan sobre la "inflación alta", "programas sociales insostenibles", "moneda sobrevaluada" y más predicciones sobre "el fin de la prosperidad". Todas estas advertencias ocurren frente a un crecimiento sostenido del 8% en 2011 y de una victoria electoral abrumadora de la Presidenta Fernández. Los escribas financieros anglo-americanos deberían enfocarse en el fracaso de sus regímenes de libre mercado en Europa y América del Norte en lugar de denigrar una experiencia económica de la cual podrían aprender una lección.

Refutando a los críticos de la escuela de Wall Street, Mark Weisbrot y sus asociados señalan (en The Argentina Success Story, Center for Economic Bad Policy Research, Oct. 2011) que el crecimiento de Argentina está basado en la expansión del consumo interno, el aumento de exportaciones de manufacturas a socios comerciales de la región al igual que la tradicional exportación agro-minera a Asia. En otras palabras Argentina no es totalmente dependiente de las exportaciones primarias; ha equilibrado el intercambio comercial y no es demasiado dependiente de los precios de las commodities. Respecto a la inflación alta, Weisbroth señala que "la inflación puede ser alta en Argentina pero lo que cuenta es el crecimiento real y la distribución del ingreso. en relación con el bienestar de la vasta mayoría de la población" (página 14) [énfasis del autor].

EE.UU. durante los gobiernos de Bush-Obama ha seguido un camino totalmente perverso y divergente al de Kirchner/Fernández. Han priorizado el gasto militar y expandido el aparato de seguridad en detrimento del aparato productivo. Obama y el Congreso han incrementado enormemente el aparato policial del estado, reforzando la influencia política de éste sobre las políticas presupuestarias reaccionarias, y de manera paralela han aumentado los casos de violaciones de los derechos humanos y civiles. En contraste, Kirchner/Fernández han llevado a juicio a docenas de militares y policías por violaciones de derechos humanos y han debilitado el poder político de los militares.

En otras palabras los presidentes argentinos debilitaron el bloque de presión militarista que exigía más armamento y presupuesto de seguridad. Crearon un estado más coherente con su proyecto político de financiar competitividad económica, nuevos mercados y programas sociales. Bush-Obama revivieron el sector financiero parasitario incrementando el desequilibrio de la economía. Kirchner/Fernández se aseguraron de que el sector bancario financiara el crecimiento de las exportaciones, manufacturas y consumo interno. Obama reduce el consumo interno para pagar a los acreedores. Kirchner/Fernández impusieron un recorte del 75% sobre los titulares de bonos (bondholders) para financiar el gasto social.

Kirchner/Fernández ganaron tres elecciones presidenciales, cada una con un margen mayor que la anterior. Obama podría ser presidente por un solo término, incluso con la campaña de mil millones de dólares financiada por Wall Street, el complejo industrial-militar y la configuración de poder pro-Israel.

La oposición popular a Obama, especialmente el "Movimiento de Ocupación de Wall Street" tiene un largo camino por delante para llegar a emular el éxito de los movimientos argentinos que derrocaron presidentes, bloquearon autopistas paralizando la producción y circulación, e impusieron una agenda social cuyas prioridades eran la producción por encima de las finanzas, el gasto social por encima del gasto militar. El "Movimiento de Ocupación de Wall Street" ha dado el primer paso hacia la movilización de millones de participantes activos necesarios para crear un músculo social similar al que trasformó Argentina; que pasó de ser un estado cliente de EE.UU. a ser un estado social, dinámico e independiente.

Fuente: Rebelion
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Argentina-España (Por Pascual Serrano)

Tomado de su sección "Perlas informativas del mes de Septiembre 2011"

Con frecuencia pensamos que nuestra democracia está más consolidada que las latinoamericanas y nuestros derechos sociales mejor cubiertos. Sólo el repaso al ejemplar de un periódico argentino (Página 12, 21-9-2011) durante mi visita reciente a ese país me permite recoger algunos ejemplos para comparar con España. Mientras en España la impunidad con los represores y cómplices de la dictadura es absoluta y los jueces que lo investigan acaban sancionados, en Argentina “la Cámara Federal de Rosario -en un fallo unánime- confirmó el procesamiento del ex juez de Menores de la dictadura Luis María Vera Candioti por la 'supresión de identidad' de una nieta recuperada” y, tras la solicitud de la Justicia Argentina, la presidenta de Brasil “autorizó la extradición del militar retirado Norberto Raúl Tozzo, imputado por su participación en el fusilamiento de una veintena de presos políticos”. Mientras en España se reduce el presupuesto de servicios públicos como educación y salud, en Argentina “la cartera de Educación y la de Ciencia y Tecnología incrementarán su presupuesto un 19 por ciento, mientras que Salud ganará 17'6”. Mientras que el gobierno español no se atreve a reconocer a Palestina como miembro de la ONU de pleno derecho, tal y como las encuestas indican que es el deseo de la mayoría de los ciudadanos, Argentina, junto a otros once países latinoamericanos, “reconocía al Estado palestino libre e independiente con la fronteras de 1967”. Y mientras todo eso sucede, seguiremos pretendiendo dar a América Latina lecciones de democracia y estado de bienestar.

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31.10.11

El mandato de no ceder (Por Eduardo Aliverti)

En verdad, no se siente que haya demasiado para agregar. Haber acertado a vivir en el país real, descartando el mediático que hacía dudar a muchos, no confiere el derecho de caer en obviedades. Uno también dudó. Confesemos que, si se retrocede hasta 2008/2009, no había seguridades respecto del salto hacia delante. Casi que lo contrario, inclusive.

Para cumplir con lo que no por obvio deja de ser concluyente, Cristina aplastó al resto aunque, según las conclusiones de ciertos colegas, parece que no es dato central. Binner redondeó una elección muy buena, si se lo toma desde la condición de casi ignoto con que arrancó hace unos meses y aunque sea apresurado darle el papel de líder opositor natural que se le otorga junto a Macri. Como lo dijimos en la nota de este diario el lunes que pasó, el santafesino es hacedor de una gestión con buena fama y usufructuario del gorilaje de clase media que no encontró mejor refugio. Y al intendente porteño le queda por demostrar que, así le ponga todo el cuerpo a construir la alternativa explícita de la derecha, sabrá encarnar la opción ofreciendo algo mejor que lo que el kirchnerismo expresa por izquierda en los marcos del sistema. Adiós al hijo de Alfonsín, y adelante radicales con esas internas perpetuas que clonan a la inutilidad en forma igualmente imperecedera. Chau para el ex sheriff de Lomas de Zamora, junto con su esposa. El Alberto queda como dato folklórico. Interesante ratificación en cifras de la izquierda radicalizada, aunque no le haya alcanzado para meter representación parlamentaria (apunte de Ezequiel Adamovsky, historiador e investigador del Conicet, en Página/12 del último viernes: “A pesar de las protestas de la izquierda trotskista, la reforma política ‘proscriptiva’ parece haberla beneficiado porque la forzó a dejar de lado rencillas internas que (...) parecían insalvables. (Claro que) Sus mejores logros no estuvieron (...) en los distritos de mayor pobreza o presencia trabajadora”). Y Carrió, suponemos, está guardada en un rancho-spa para preparar la resistencia al régimen. Perdió “la corpo” mediática, además o antes que todos ellos. Ya se dijo, ya se sabía. Ya está, por más ganas de seguir regodeándose en que, alguna vez, el tiro salió para el lado de la justicia. Joaquín Morales Solá, en La Nación del 29 de junio de 2009 y entre múltiples otros, decía: “El kirchnerismo ha concluido anoche como ciclo político. El tiempo que le resta es el de un paisaje resbaladizo (...) El peronismo tiene desde ayer el candidato que buscaba para relevar el liderazgo de Kirchner: es Carlos Reutemann”. De pronósticos como ésos hay decenas, y es muy divertido memorarlos en las piezas audiovisuales y archivos gráficos que circulan a troche y moche por los programas y redes oficialistas. Ya está. Ya perdieron. Ya son un ridículo. Ya no significan más que la escritura de la impotencia.

Es mejor correr a la derecha por derecha, pero para delante. Divertirse un ratito con armas igual de sencillas que las ejercidas por ellos ayer y hoy, pero prospectivas. Con munición tan elemental como la empleada por los liberales para haber avisado, hace dos años, que el ciclo de los K estaba fenecido. Porque, de tan patéticos que fueron y son sus argumentos, merecen verse reflejados en la moneda propia. Por ejemplo, cuando el conflicto con los campestres era que la patria sublevada, desde la propiedad de la tierra, había ganado en las calles y las rutas su derecho a rebelarse, a exigir el fin de la yegua, a promover el Cobos inmediato. ¿Mentira, entonces, que el pueblo no delibera ni gobierna a través de sus representantes? Si tenían que pudrir todo a través del piqueterismo garca, estaba bien. Como estuvo bien que, a minutos de muerto Kirchner, editorialistas y operadores se dieran el lujo de reproducirle a la yegua el pliego de condiciones que La Nación le elevó al Presidente recién asumido. Romper con Cuba, reconciliarse con los organismos financieros internacionales, archivar los juicios al genocidio. Periodismo independiente. Y no pierden el tiempo. La Presidenta debe optar entre “el consenso o la lucha”, es uno de los reforzados caballitos de batalla con que machacan desde el domingo los medios de la derecha. Increíble, o insólita pero lógicamente pertinaz. Un gobierno que termina de ser refrendado con números inéditos, después de ocho años, y se permiten señalarle el rumbo con sentido contrario al implementado. ¿El “consenso” qué sería? ¿Defecarse en que el 54 por ciento de los votos respaldó una gestión capaz de haberles marcado la cancha a los gerentes económicos del Poder? ¿Sería sentarse a negociar para que no sigan fugando dólares? ¿Sería devaluar para “tranquilizar a los mercados”? ¿Sería prestarles oreja a los gurúes del establishment que pronosticaron un tipo de cambio 10 a 1, cuando la Argentina incendiada tras su inestimable colaboración con la apología de los ’90? ¿Sería arrodillarse en el altar de Melconian, de Broda, de De Pablo, de FIEL? ¿Sería que el pueblo equivocado se vaya a la huerta de Carrió, munido de inciensos, para encabezar la resistencia? ¿Sería ignorar la voluntad popular, entonces? ¿Violar el mandato de las urnas? ¿“La gente” vota una cosa pero debe hacerse otra? ¿El respeto a las instituciones es ante todo el interés de las corporaciones? ¿Esa es la concepción democrática de los “republicanos” que andan por las sesudas columnas políticas de la prensa libre?

El discurso de Cristina el domingo a la noche, tomando como único lo que dijo en el salón del hotel y en la Plaza, y haciendo abstracción de lo que se piense sobre su franqueza, tuvo una enorme generosidad. Paró agresiones, convocó a ser humildes en la victoria, llamó a que la convenzan de errores que está dispuesta a corregir o a superaciones que tiene ganas de asimilar (pero que alguna vez en la vida, por favor, le señalen políticas de Estado serias, tiradas desde la buena leche). Dejemos de lado el tramo de la alocución presidencial destinado a la tropa entusiasta: vamos por construir organización y poder en los frentes sociales, en las agrupaciones juveniles, en el entramado del abajo. Apartémoslo no porque carezca de significación. Al revés. Tal vez estemos frente a (el intento de) una etapa refundacional del kirchnerismo, destinada a convertirlo en algo estructuralmente más fuerte que el liderazgo personalista de un esquema favorecedor de las grandes mayorías. Solamente se trata de señalar que Cristina abrió la mano, concilió desde su avalancha de sufragios, se puso mucho más como jefa de Estado que en candidata reelecta por goleada. Y le respondieron con que se vienen la presidencia imperial, el poder omnímodo, La Cámpora, el avasallamiento del Congreso. Le dijeron que lo que debe hacer con el 54 por ciento de los votos es rifarlos. Nobleza obliga, los cruzados de esa perorata son colegas de los medios opositores. En líneas generales, con excepción manifiesta de la comandante Lilita, los dirigentes derrotados se llamaron a mezcla de felicitaciones y silencio. Los otros no esperaron ni un segundo. Siguen avanzando, ahora con el clima de la fuga de capitales, porque resultó que las imbecilidades de argüir ataques al periodismo y arrestos autoritarios caen en saco roto. Al margen de deficiencias técnicas y discursivas que el Gobierno debería asumir, en orden a que la inflación es la que es y el dólar continúa como el valor de confianza supremo, lo más importante pasa por cómo atacan en política.

Todo esto se produce justo al año de la muerte de un tipo que se merece una seguridad colectiva absoluta, aun para quienes persistan en odiarlo: decía en privado lo mismo que hacía en público. Un político sin doble discurso. Será por eso que el pueblo lo quiere tanto. Y que la derecha no sabe muy bien cómo seguir, salvo para joder la restitución de confianza popular, frente a un mito reciente que convoca multitudes hacia izquierda.

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28.10.11

Una respuesta a Sarlo: ¿Qué te pasa, Beatriz? (Por Norberto Galasso)

Me hacés acordar a Borges, Beatriz, cuando dijo que el 17 de Octubre fue todo una farsa armada desde el gobierno. Peor todavía, a Mirtha Legrand cuando dudó que el cadáver estuviese adentro del féretro, o a Carrió cuando sostuvo que el llanto de los jóvenes lo organizó Fuerza Bruta.

He leído tu artículo en La Nación del lunes 24 de octubre. Y en verdad, Beatriz, estoy sorprendido, demasiado sorprendido. Casi una página de Beatriz Sarlo en el diario de los Mitre para sostener que si bien hay algunos “motivos económicos”, la causa del triunfo electoral de Cristina tiene su explicación profunda en que se trató de la “autoinvención” de una viuda. La lectura de ese artículo me dejó perplejo. Sólo se me ocurre preguntarte: ¿Qué te pasa, Beatriz?
Vos quizás no recuerdes que nos conocimos en 1966, en la editorial Jorge Álvarez que funcionaba en la calle Talcahuano y donde circulaban jóvenes escritores progresistas (te supuse marxista). Después, te visité en un departamento de la calle Coronel Díaz para entregarte unas páginas sobre la Década Infame para la editorial de Carlos Pérez –lamentablemente desaparecido– (te supuse posadista). Más tarde, tuviste la gentileza de registrar algunos de mis libros como “recibidos” en tu revista Punto de vista (te supuse “prochina”) y en una ocasión, bajo la dictadura, nos encontramos en una manifestación obrera de la cual nos corrieron las fuerzas represivas con gases lacrimógenos (te supuse peronista de izquierda). Ya bajo el gobierno de Alfonsín, nos cruzamos, si mal no recuerdo, en el Teatro San Martín, pero no advertiste mi presencia, quizás porque moviéndote siempre en la crítica vanguardista no habías registrado en tu memoria esos encuentros casuales con alguien de la Izquierda Nacional, encuentros que no llegaron a convertirse en amistad, pero sí en esa complicidad recóndita entre quienes aspiramos a una sociedad distinta (aunque ya te supuse socialdemócrata). Por eso, cuando alguien me decía: Beatriz ha sido peronista, trabajó cerca del posadismo, fue prochina, pro alfonsinista y socialdemócrata yo intentaba justificar esos cambios como producto de una búsqueda, una auténtica y trabajosa búsqueda en un país complicado donde las palabras se vacían de contenido y hay que realizar grandes esfuerzos para saber lo que ocurre y dónde ubicarse. Siempre te consideré inteligente y sin ningún interés subalterno, fuese prestigio o dinero.
Sé que no te importa demasiado saber que defendía tus giros políticos, como tampoco que siempre te he leído con respeto y te he valorado como intelectual. Quizás tampoco te importe ahora que te pregunte –siguiendo el ejemplo de Kirchner con Clarín– “¿Qué te pasa, Beatriz?”. Y formulé la pregunta porque ese artículo es indigno de vos y ahora debo suponer que te hiciste “mitrista”. Claro, para mí eso ya es más grave porque nunca he escrito ni voy a escribir jamás en La Nación hasta que –suceso imposible– ese matutino denuncie que Mitre fue un genocida que arrasó con el Paraguay según lo denunció Alberdi y lo cantó Guido Spano con aquel: “Ya no existe el Paraguay / donde nací como tú.”
Por eso siento la necesidad de reprocharte este último salto mortal que diste. Porque ya eran suficientes tus colaboraciones en Clarín para venir a recalar, desde hace un tiempo, en La Nación, que es, como se sabe, todo lo contrario de la nación. Siento la necesidad de decírtelo y no vas a poder contestarme “conmigo, no” porque vos no tenés “coronita” ni tampoco me podés imputar alguna actitud o conducta dudosa, ni concesiones de ningún tipo que hayan ido en perjuicio de las mayorías populares.
Y vamos al artículo, donde reducís un gran triunfo electoral, por márgenes poco habituales del 54% de Cristina al 17% para la segunda fuerza (con la que casualmente vos simpatizás).
Lo titulaste “Victoriosa autoinvención”. Y a poco de empezar reproducís, como si la compartieses, la declaración de la pitonisa derrotada, que espero que ya no salga más en las pantallas televisivas después del l% de los votos, es decir, de ser repudiada por el 99% de la sociedad argentina: “De lo que pase ahora, nosotros no somos responsables, sino los millones que la votaron.” Es decir, implícitamente, más de 11 millones de imbéciles, tontos, engañados o boludos, según el calificativo que quieras emplear.
Pocas líneas después, te referís a un cántico: “Néstor no se murió / Néstor vive en el pueblo”. Y nada más. No, Beatriz, no, debiste decirlo completo: “Néstor no se murió / Néstor no se murió / Néstor vive en el Pueblo / la puta madre que los parió.” Así se expresa la juventud que proclama su dolor y su bronca por la muerte de un presidente militante, y también alude a sus opositores. Así, completito. ¿O es que en la Tribuna de doctrina no se puede putear? ¿Se puede mentir, difamar, distorsionar la historia, pero se trata de un órgano tan delicado y de tan elevada cultura que no se puede putear?
Pero esto es anecdótico. Lo fundamental de tu artículo constituye una interpretación pobrísima de un acontecimiento riquísimo. Este último es el cambio operado en la Argentina en los últimos ocho años, que vos lo reducís a una cosmética fúnebre, a un montaje cinematográfico, a una “puesta en escena”, según lo subtitulás. Y esto no se puede permitir en una intelectual que hace años que piensa, elabora tesis, critica, argumenta con tan alto nivel que ha dado clases en la Facultad de Filosofía y Letras (¡ah! y también en Cambridge, supuesto templo de la sabiduría universal).
Entonces decís –cuando tu pueblo se moviliza y le otorga a Cristina 40 puntos de diferencia respecto al segundo-, vos decís, -y no quisiera recordártelo– decís: “La Presidenta Viuda fue la protagonista de la obra y la directora de la obra, una creación suya y de un grupo muy chico de publicitarios e ideólogos que la dejó hacer y perfeccionó lo perfeccionable. En lo esencial, una autoinvención” (La Nación, 24/10/2011). Luego, seguís de este modo: “Después del entierro de Néstor, Cristina Kirchner dispuso casi de inmediato todos los elementos de la puesta en escena y vestuario: su luto, su palidez (atenuada con el transcurso de los meses), su figura erguida, su voz potente, que podía quebrarse por la emoción que ella misma se provocaba al mencionar al marido ausente.” ¿Cómo no nos dimos cuenta, Beatriz? Quizás se ponía cebolla cortada en el escote para provocarse lágrimas… y nosotros, tan boludos, ¡nos creíamos que era dolor, que era tristeza!
Pero decís más todavía: “La Presidenta hizo una actuación de alta escuela, mezcla de vigor y emoción, se colocó a sí misma al borde del llanto y se rescató por un ejercicio público de la voluntad. Es la gran actriz de carácter sobre un escenario diseñado meticulosamente por ella misma.” Y más aún: “A veces, un flash la asimila a buena actriz de la televisión representando a una gran mujer política, el mismo empaque de señora que ha bajado a las cosas pero que conserva sus aires, la misma ropa con brillos, un poco de sobreactuación, un poco de distancia y mucho de afectividad.”
Me hacés acordar a Borges, Beatriz, cuando dijo que el 17 de octubre fue todo una farsa armada desde el gobierno. Peor todavía, a Mirtha Legrand cuando dudó que el cadáver estuviese adentro del féretro o a Carrió cuando sostuvo que el llanto de los jóvenes lo organizó Fuerza Bruta. Y vuelvo a preguntarte: ¿Qué te pasa, Beatriz?
No puedo creer que pienses que todo ha sido un invento, todo ficción. ¿En estos últimos años no hubo disminución de la desocupación, ni de la pobreza, ni de la indigencia, no hubo hundimiento del ALCA en Mar del Plata ni constitución de la Unasur, no hubo lucha contra la Sociedad Rural y las grandes corporaciones mediáticas, ni Asignación Universal por Hijo, ni Asignación Prenatal, ni matrimonio igualitario, ni Ley de Medios, ni hubo captación parcial de la renta agraria diferencial a través de las retenciones, ni estatización de las AFJP para recuperar los aportes previsionales de los trabajadores, ni aumento de jubilados y para jubilados? ¿Sólo hubo un escenario bien montado, una mujer pálida por el cosmético y una leyenda para incautos?
Para peor, agregás que, por cierto, hubo “inversiones en cultura…, necesarias para montar el espectáculo” y contar con los artistas, aunque “habrá que examinar su transparencia porque hay mucho dinero en juego flotando por áreas grises”, es decir, “pan y circo”, o lo que es lo mismo “choripán y Coca Cola” para 11 millones de argentinos a quienes se les compraron los votos. No eran entonces boludos, eran corruptos. Y de esas inversiones en la farándula, con algo –reconocés– de “subsidios, miniturismo, bolsas de shoppings o plasmas”, se montó la gran mentira que provocó el 54% de los votos.
Finalmente agregás que la gran “novedad en la historia electoral argentina no está dada por el triunfo por 40 puntos de diferencia sino en el lejano segundo lugar obtenido por Binner”. Eso sí es genuino e importante, ¿no es cierto? Esos tres millones de votos fueron concientes, de gente culta, progresista, que seguramente leyó alguna vez las sesudas elucubraciones de “Norteamérico Ghioldi”. Aunque, te digo, no es tan novedoso: esa palidez del candidato, ese empaque y seriedad que hacen recordar demasiado a los socialistas del treinta, tan poco graciosos que a su candidato Nicolás Repetto lo llamaban el “candidato del cianuro”, algo así como el aburrimiento de De la Rúa, quiero suponer sin Banelco. Pero con un gran don de la oportunidad este Binner se abraza con otro “socialista”, el ex presidente uruguayo Tabaré (Marx los perdone desde la eternidad por llamarse socialistas), a quien supongo te referís cuando hablás del “inspirador uruguayo” que apoyó a Binner, que “supo esperar desde años atrás”, que vetó la ley del aborto y luego fue a decirle a Bush que le diera armas para hacerle la guerra a nuestra patria. Mejor referente, imposible.
Por eso te pregunto, ¿qué te pasa, Beatriz? Y no te enojés y me digas “conmigo, no”, ubicándote en una supuesta altura de ética, progresismo y cultura elevada para terminar descalificando la alegría de tu pueblo en las calles; desvalorizando un gran triunfo popular como hace muchos años no se había visto con tanta contundencia.
¿Acaso vale la pena rodar por la pendiente de esta manera para escribir en el diario que el genocida de la Guerra del Paraguay se dejó de guardaespaldas, como bien decía Homero Manzi? En serio, ¿te pasa algo, Beatriz?
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25.10.11

Libia y el canibalismo neocolonial (Por Walter Goobar)

El cadáver de Khadafi en el freezer de un shopping es la metáfora de una nueva política global que propone devorarse a todo un continente.

Cuarenta y ocho horas antes de que el cadáver de Muammar Khadafi terminara impúdicamente expuesto ante las multitudes en el freezer de un shopping libio, la clarividente secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, aterrizó en Trípoli para hacer la V de la victoria y prodigar elogios a las hordas del impresentable Consejo Nacional de Transición (CNT), una constelación artificial compuesta por distintas facciones de exiliados y desertores libios cuyos principales meritos se resumen en haber colaborado alternativamente con Al-Qaeda, la CIA, el MI6 británico o los servicios de inteligencia franceses. La secretaria de Estado no hizo gala de facultades extrasensoriales cuando frente a estudiantes de la Universidad de Trípoli vaticinó que EE.UU. quería a Khadafi “muerto o vivo”. En ese orden. Clinton estaba verbalizando la política de asesinatos selectivos implementada por la administración Obama. De allí, hasta la consagración del canibalismo y la necrofilia imperial faltaban pocas horas.
Aunque surgieron muchos relatos y videos que planteaban escenarios y circunstancias distintas, la cadena de hechos que llevaron a Khadafi a la muerte comenzó cuando la inteligencia occidental interceptó comunicaciones que indicaban que estaba en Sirte, su ciudad natal. Por eso, las fuerzas del CNT (Consejo Nacional de Transición) habían puesto todas sus energías en penetrar en Sirte después de que fueron informados de las comunicaciones entre comandantes de los restos de las fuerzas del régimen.
Los civiles de Sirte fueron bombardeados impiadosamente por la Otan. La ciudad sitiada fue reducida a escombros, a tal punto que los clérigos musulmanes redactaron una fatwa (decreto religioso) autorizando a los sobrevivientes a comer gatos y perros. Khadafi y sus partidarios intentaron huir de la ciudad en un convoy de 80 vehículos, pero fueron interceptados por ataques aéreos de la Otan llevados a cabo por aviones de guerra Mirage franceses. Otras fuentes militares de Estados Unidos aseguraron a la cadena de televisión NBC que el convoy en el que viajaba Khadafi, de quince vehículos, fue atacado por un avión Predator no tripulado, un “dron"”que lanzó un misil Hellfire, y después fue abordado por los rebeldes. Khadafi estaba en la caravana, o cerca de ella, pero al parecer logró refugiarse en una alcantarilla donde fue capturado por las fuerzas del Consejo Nacional de Transición, que lo encontraron herido en ambas piernas. Los espasmos finales de la muerte fueron transmitidos a los televidentes de todo el mundo. El veinteañero Mohammad al-Bibi, que lucía una gorra de baseball de los Yankees de Nueva York, posó para el mundo entero blandiendo la pistola dorada de Khadafi, con la ilusión de cobrar los 20 millones de dólares ofrecidos como recompensa. El video de un celular –aparentemente tomado por un combatiente rebelde– mostrando el cadáver sangrante y desnudo de Khadafi tirado en una sábana fue devorado por los canales de noticias de todo el globo. El muerto tenía 69 años y había gobernado Libia con mano de hierro durante 42 años. Abdel-Jalil Abdel-Aziz, un médico libio que acompañó el cadáver de Khadafi en una ambulancia, dijo que murió de dos balas, una en el pecho y otra en la cabeza.
¿Por qué se lanzó esta guerra? El Khadafi al que se ha derrocado es el mismo viejo Khadafi que llegó a Roma hace un par de años con fotos de Omar al-Mujtar –un líder de la resistencia contra la ocupación colonial italiana– prendidas en su túnica mientras descendía del avión. Es el mismo Khadafi abrazado por Sarkozy en París y el que, según su hijo Saif al-Islam, subvencionó generosamente la campaña del francés en las elecciones. Es el mismo Khadafi al que su siempre sonriente asesor, el ex premier británico Tony Blair, abrazaba en Trípoli. Era el mismo Khadafi con quien las petroleras occidentales estaban muy contentas de hacer negocios, lo que no quita que ahora hagan mejores negocios sin Khadafi.
En septiembre, el diario Libération publicó que el CNT prometió a Francia el 35% de los nuevos contratos petroleros, según una carta del canciller Alain Juppé fechada el 3 de abril pasado, 17 días después de la resolución de la ONU. Juppé dijo que no estaba del todo cerrado, y que era lógico que la CNT quisiera que “en la reconstrucción de Libia participen quienes apoyaron la revuelta”. El número uno del CNT, Mustafá Abdeljalil, informó a su vez que “los Estados se verían recompensados según fuera el apoyo que han dado a los insurgentes”.
Pero Libia es mucho más que gas y petróleo. Es el banco de pruebas de la nueva política estadounidense para África y Medio Oriente.
Libia no era Egipto ni Túnez, donde fue el pueblo el que derrocó al gobierno. Esto fue una guerra de conquista de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, que coordinaron sus esfuerzos con grupos armados sobre el terreno. Esos tres poderes convirtieron un levantamiento en una guerra civil y después le aseguraron la victoria a una de las partes a través del uso masivo de armamento aéreo. Los soldados sobre el terreno estaban indefensos ante los misiles que llovían sobre ellos. Si todo hubiera dependido de ellos, los “rebeldes” habrían sido velozmente dispersados.
Con los aviones de la Otan despejando el camino hasta Trípoli y después hasta Sirte, el resultado final era inevitable. Sin cobertura aérea y sin defensas terrestres contra el ataque aéreo, el ejército libio no tenía nada que hacer.
El pasado 6 de octubre, en un mensaje enviado desde la clandestinidad, Khadafi se preguntaba: “¿Quién le dio legitimidad al Consejo Nacional Transitorio? ¿Cómo la obtuvo? ¿Los eligió el pueblo libio? ¿Los nombró el pueblo libio? Y si es que sólo el poder de las bombas y la flota de la Otan les concedieron tal legitimidad, entonces ya pueden empezar a prepararse todos los dirigentes del Tercer Mundo, porque les espera el mismo destino. A aquellos que están reconociendo como legítimo a ese Consejo, que tengan cuidado. Habrá consejos transitorios que se crearán por todas partes y se los impondrán, y uno a uno caerán”, sentenció el carismático y extravagante lider libio en ese mensaje póstumo.
El geógrafo y politólogo italiano Manlio Dinucci es uno de los analistas más calificados cuando se trata de explicar cómo funciona el neocolonialismo según la versión del dúo Obama-Clinton: basta con mirar el mapa. En África Central, el objetivo es la supremacía militar de EE.UU. –en el aire y en los servicios de inteligencia– sobre Uganda, Sudán del Sur, República Centroafricana y la República Democrática del Congo.
En Libia, el objetivo es ocupar una encrucijada absolutamente estratégica entre el Mediterráneo, el norte de África y Medio Oriente, con el beneficio agregado de que París, Londres y Washington finalmente lleguen a poseer bases como cuando el rey Idris estuvo en el poder (1951 a 1969). En conjunto, hay que establecer el control sobre el norte de África, África centr

Fuente: Miradas al Sur
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24.10.11

Hallazgos argentinos (Por Eduardo Aliverti)

Con la contundencia de las urnas ratificada y extendida hasta límites impresionantes, la primera certeza es que debe festejarse semejante apoyo del pueblo a un proyecto que remó contracorriente. Sucedió algo inédito, de lo cual es probable que todavía no haya una conciencia cabal generalizada. Ni siquiera los opositores más acérrimos podrían negar que la apabullante victoria del Gobierno desmintió al manual del posibilismo.

Los Kirchner desobedecieron. No acordaron con el establishment punto por punto, retrajeron las relaciones carnales, articularon con sectores desplazados, reactivaron los juicios por el genocidio, impulsaron la reestatización del sistema jubilatorio y la ley de medios. Nada de todo eso formaba parte de lo esperable y el decurso electoral argentino era virgen en tal aspecto, si se lo mira desde cambios producidos hacia la izquierda. Por tanto, estamos ante un suceso histórico porque esas transformaciones acaban de ser respaldadas por segunda vez consecutiva. Una de las preguntas que se reimpone tras tamaña paliza es acerca de su componente profundo. ¿Cuánto tiene de soporte entusiasta y cuánto de que el mamarracho opositor no dejó opciones? Cualquier respuesta al respecto estará teñida de subjetividad; pero difícil equivocarse si, en lugar de adjudicar porcentajes terminantes a una y otra variante, se concede que hay de las dos cosas. Lo cierto es que, sean cuales fueren sus motivaciones, el voto aplastante es el que fue. Y con una participación notable. Este último detalle no debe ser pasado por alto. La concurrencia está en línea con la media histórica, pero luego de que las primarias clausuraran toda posibilidad de sorpresa se pensó en una apatía de asistencia. Todo lo contrario: la oposición abandonó, la gente no. Eso significa que no hay derecho opositor a ampararse en su ultradivisión, para justificar la extraordinaria elección de Cristina. Los deméritos propios forman parte de las virtudes ajenas. Ahí vamos en las líneas que siguen.

Hace unos días, quien esto firma charlaba, en forma circunstancial, con un alto referente del kirchnerismo. El punto obvio y monotemático, al comienzo del diálogo, fue el porcentaje que alcanzaría Cristina. ¿Más cerca del 50 largo o de arrimar al 60? Culminada alguna referencia, breve, en torno de la ligera inquietud que generan las profecías elementales (¿será cierto que vamos a ganar por robo semejante?), el hombre dijo: “La verdad es que ni (se) esperaba que pasáramos el 50 por ciento en las primarias. Ponele que calculábamos un 45; 47 como mucho”. Uno ya había escuchado eso en boca pública de Aníbal Fernández. “Pero, ¿por qué no lo esperaban?”, se permitió interpelar el firmante para insistir con su hipótesis de que la oposición jamás tuvo intenciones serias de ganar. Dejaron todo servido en bandeja no por impotencia, no por incapacidad individual. Se entregaron por haber asimilado que no pueden ofertar nada mejor, a la derecha de esta izquierda. “Lo que pasa es que mientras esta gente no se dé cuenta de que la corporación mediática les fija lo que tienen que hacer y decir, van al muere”, dijo el hombre del oficialismo. A esta altura del partido, cree el periodista, no es que no advierten que el dietario se los fija “la corpo” ni que no les sirve prosternarse frente a ella, a cambio de ganar centímetros y minutaje. Es que el kirchnerismo los corrió por izquierda eficaz. Les demostró que su capitalismo es mejor que el de ellos. Los dejó sin discurso, ni ganas. El único salvador de ropa volvió a ser Binner, protagonista de una gestión con buena fama y locatario de un gorilismo clasemediero que no encontró mejor refugio. Alrededor de un 15/17 por ciento de los votos para el santafesino no es moco de pavo si se toma nota de que arrancó en carácter de perfecto desconocido, por fuera de su distrito. Pero, de momento, no expresa más que el haberle puesto fichas a una figura con imagen de honestidad, como para licuarse la conciencia culposa de saber que a este país sólo puede gobernarlo el peronismo. O el kirchnerismo como su etapa superadora, aunque nunca prescindiendo de sus aparatos todavía vigentes. Puede decírselo de otra forma: sólo el peronismo tiene vocación de poder. Lo demás, ya se sabe, está constituido por comentaristas que hablan de abstracciones.

La ventaja que sacó ayer el Gobierno trae esa excelente noticia de una gestión respaldada por las urnas, en cantidad y calidad, como nunca se vio. Es una ventaja de sentido mucho más grande que la del Perón retornado del ’73. Porque aquello se asentaba en expectativas míticas y esto, en realidad concreta. Y porque significa respaldar una administración al cabo de 8 años. Los números de este domingo eximirían de mayores comentarios, pero lo cualitativo obliga a repasar cómo se constituyó la cantidad. Fue contra viento y marea. Fue contra todas las recetas que quiso imponer la derecha. Fue contra el pliego de condiciones que el diario La Nación puso blanco sobre negro a horas de asumido Kirchner, en 2003. Fue contra la bestialidad destituyente de los campestres vencedores de 2008, que en agosto y ayer votaron al oficialismo porque las náuseas que les da la yegua se rinden ante la prepotencia de una capacidad de mando que los manda, los ordena, los agenda. Que les demostró que pueden ganar un vagón de plata sin necesidad de cagarse en el resto así nomás. Fue contra que ningún gobierno es capaz de resistir cuatro tapas negativas de Clarín. Fue que una vez llegó un tipo y dijo: “No vengo a dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada”. Y es que su pareja demostró igual cosa contra el mismo viento y marea que la sindicaba como una mera portadora de zapatos y carteras exclusivas. Ganó Cristina, por robo. Y es un dato enorme que lo haya hecho tras ocho años de recostarse en la confianza popular, incluso cuando le fue adversa. Versus Cobos, cadenas mediáticas privadas, fondos monetarios, ortodoxias fiscales y sus etcéteras.

Cuando parece que la distancia descomunal lograda por la Presidenta no deja espacio para análisis mayores, paradójicamente el capítulo que se abre es apasionante a dos puntas. De la oposición sólo sobrevive Binner, con una alianza que ante todo semeja a un rejuntado complejo, testimonial, cuyo perfil socialdemócrata moderado tiene la “infiltración” de un peronismo resentido vaya a saberse por qué (ni tampoco importa mucho que digamos). Hay quienes se tientan mentando a Binner como el líder “natural” del espacio opositor, pero en este caso las matemáticas secas no serían buenas amigas de la profundidad analítica. Al margen de que el santafesino es el peor segundo de la historia, ¿cómo podrían “integrársele” los votos del Padrino y del pretendiente a Steve Jobs de San Luis? Hasta los del hijo de Alfonsín, sobrevivientes-núcleo duro del radicalismo tradicional, no son inmediatamente asimilables a un liderazgo extrapartidario. Es claro que despunta Macri, con la salvedad de que crecer a nivel nacional requiere de trabajo a tiempo completo y no es chicana. Podría ponerle todo el cuerpo a construir la alternativa explícita de la derecha. Pero para eso hace falta una convicción que le queda arriba de su creatividad y, encima, necesita fuertes personalidades acompañantes que ayer resultaron demolidas sin reemplazo a la vista.

Con ese panorama en la vereda de enfrente, la revalidación del liderazgo cristinista y del kirchnerismo como única opción conductiva del país vienen de la mano con la seguridad de que todo lo que vaya a suceder será por lo que ocurra dentro de la esfera oficial. En lo estrictamente “político”, los K disponen de una integración vertical que se asienta en el comando de una mujer excepcional. Y la pregunta es hasta qué punto abrirán la mano para el surgimiento de nuevos cuadros, capaces de sostener la mística y de mostrarse como el recambio que asegure el proyecto inclusivo. Esto viene a cuento de que, tal vez, las probabilidades de que este modelo se clausure por derecha, a largo plazo, provienen desde dentro del propio peronismo. Hoy suena poco menos a extravagancia; mañana no es descartable por obra de que afuera quedó la nada, y hace rato. Pero, ¿cómo es que podría pasar eso en medio de esta demostración de algarabía o aceptación populares, traducida en cifras arrolladoras? Hay varios factores: desgaste en el ejercicio del poder; un mundo de crisis financiera que se presenta más hostil que amigable, excepto por el precio de las materias primas; las tensiones de la sucesión; los riesgos de que avanzar en la profundización del modelo supongan enfrentamientos neo-125, y la muñeca y el coraje que se necesitarán para sortearlos.

Pero está bien. Ya habrá tiempo de preocuparse por eso. Ahora hay que gozar de la condición necesaria, que es un pueblo feliz y tan festejante como la Plaza reveló anoche. Esa fuerza permite diagnosticar que basta con mantenerla para que nada sea imposible. La secuencia de votos a Presidente, desde 2003, en porcentajes, es 22, 45, 50 y más de un 50 largo, al momento de escribirse esta nota. Convengamos: Cristina reelecta con estas cifras, un socialista segundo y la izquierda clasista evitando el último lugar, es una particularidad argentina. Con estos números es inverosímil que haya lugar para quebrarse. Que así sea.

Fuente: Pagina 12
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"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)