30.6.10

Irán, la guerra de Obama (Por Atilio Borón)


Amitai Eztioni es uno de los sociólogos más influyentes del mundo. Nacido en Alemania y emigrado a Israel en los años fundacionales de ese estado, se radicó tiempo después en Estados Unidos donde inició una larga carrera académica que lo llevó a transitar por varias de las más prestigiosas universidades de ese país: Berkeley, Columbia, Harvard, hasta culminar, en los últimos años en Washington, D.C., como Profesor de Relaciones Internacionales de la George Washington University. Pero sus actividades no se limitaron a los claustros universitarios: fue un permanente hombre de consulta de diversos presidentes norteamericanos, especialmente de James Carter y Bill Clinton. Y desde el 11/9, con el auge del belicismo su voz ha resonado con creciente fuerza en el establishment norteamericano. Hace pocos días ofreció un nuevo ejemplo de ello.

Incondicional apologista del Estado de Israel, acaba de publicar en la Military Review, una revista especializada del Ejército de Estados Unidos, un artículo que pone en evidencia el “clima de opinión” que prevalece en la derecha norteamericana, el complejo militar-industrial y en los más encumbrados sectores de la administración, y muy especialmente en el Pentágono. El título de su artículo lo dice todo: “Un Irán con armas nucleares, ¿puede ser disuadido?” La respuesta, huelga aclararlo, es negativa. Esta publicación no podía llegar en un momento más oportuno para los guerreristas estadounidenses, cuando reiteradas informaciones –silenciadas por la prensa que se autodenomina “libre” o “independiente”- hablan del desplazamiento de navíos de guerra estadounidenses e israelíes a través del Canal de Suez y en dirección a Irán, lo que hace temer la inminencia de una guerra. En varias de sus últimas “Reflexiones” el Comandante Fidel Castro había advertido, con su habitual lucidez, sobre las ominosas implicaciones de la escalada desatada por Washington en contra de los iraníes, cuya pauta no difiere sino en lo anecdótico de la utilizada para justificar la agresión a Irak: acoso diplomático, denuncias ante la ONU, sanciones cada vez más rigurosas del Consejo de Seguridad, “incumplimiento” de Teherán y el inevitable desenlace militar.

Las sombrías predicciones del Comandante lucen como optimistas por comparación a lo que plantea este tenebroso ideólogo de los halcones norteamericanos. En una entrevista concedida el miércoles pasado a Natasha Mozgovaya, corresponsal del periódico israelí Haaretz en Estados Unidos, Etzioni ratifica lo expresado en la Military Review, a saber: Irán pretende construir un arsenal nuclear y eso es inaceptable. La única opción es un ejemplarizador ataque militar y, es preferible desatarlo un mes antes y no diez días después de que el satanizado Irán disponga de la bomba atómica. En su artículo el profesor de la GWU insiste en señalar que cualquier otra alternativa debe ser descartada: la diplomacia fracasó; las sanciones de la ONU carecen de eficacia; bombardear las instalaciones nucleares no cambiaría muchos las cosas porque, según declaraciones del Secretario de Defensa Robert Gates, lo único que se lograría sería retrasar el avance del proyecto atómico iraní por tres años; y, por último, la disuasión no funciona con "actores no racionales" como el actual gobierno de Irán, dominado por el irracionalismo fundamentalista que contrasta con la mesura y racionalidad de gobernantes israelíes que asesinan a activistas humanitarios en pleno Mediterráneo. Por consiguiente, lo único realmente eficaz es destruir la infraestructura de Irán para imposibilitar la continuación de su programa nuclear.

Ese ataque, agrega, “podría ser interpretado por Teherán como una declaración de guerra total”, pero como las tentativas de diálogo ensayadas por Obama fracasaron es urgente e imprescindible adoptar drásticas medidas si Estados Unidos no quiere perder su predominio en Medio Oriente a manos de Irán. Por sus grandes reservas petrolíferas -sólo superadas por Arabia Saudita y Canadá, y muy superiores a las de Irak, Kuwait y los Emiratos- Irán excita el ansia de rapiña del imperialismo norteamericano, que con el 3 por ciento de la población mundial consume el 25 por ciento de la producción mundial de petróleo. Además, no hay que olvidar que la guerra es el principal negocio del complejo militar-industrial, de modo que para sostener sus ganancias hay que utilizar y destruir aviones, cohetes, helicópteros, etcétera. Así, la diabólica pareja formada por la “guerra preventiva” y la “guerra infinita” continúa inalterable su curso, ahora bajo la presidencia de un Premio Nóbel de la Paz cuyo servilismo ante tan oscuros intereses unido a su falta de coraje para honrar ese premio coloca a la humanidad al borde de un abismo.

- Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina. www.centrocultural.coop/pled - http://www.atilioboron.com

http://alainet.org/active/39128

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29.6.10

Conmociones (Por Eduardo Aliverti)


Algo flota en el ambiente político-periodístico, llamémosle. Es la sensación de que se acerca un quiebre. Lo cual en verdad ya se produjo pero, todavía, con la ausencia del que claramente es el detonante mayor. Definitivo. O eso parecería.

Desde que estalló la guerra entre el Gobierno y Clarín-sucedáneos, por vía del choque contra el movimiento campestre merced a la intrínseca relación entre éste y las grandes corporaciones mediáticas, hubo los episodios que la profundizaron. Sin mesetas. La estatización televisiva del fútbol, la ley de medios audiovisuales, la injerencia oficial en Papel Prensa. Y todo regado con abundancia por un clima de etapa (aún es pronto para hablar de “época”, como palabra merecedora de respeto mayor), que permitió sumar medios y programas confrontadores de la prensa hegemónica. Pero no desde un lugar de análisis semiológico-elitista, que los hubo siempre junto a los muy escasos que ejercían la “resistencia”, sino a partir de topetazos directos. Ciertos productos o comentarios podrán aparecer como radicalizados en extremo, respecto de su bajada de línea oficialista; aunque tal vez no sea tanto eso como el hecho de haber habilitado el marcaje, puntual, de los negocios y operaciones que protagonizan los emporios de prensa. Y en todo caso, no son más belicosos que la brutalidad discursiva de órganos y colegas capaces de arroparse en la objetividad; así se trate de una defensa, obscena, de sus/los intereses patronales. Lo cierto es que esa frontalidad desenfadada atrajo la atención de considerables franjas sociales, capaces de encontrar en ese ¿desparpajo? la posibilidad de no sentirse tan marcianas políticamente. ¿Cómo se explica, si no, el acuse de recibo de los tan ofendidos medios tradicionales? ¿Desde cuándo reaccionan así, mentando acometidas totalitarias contra el periodismo? Hasta ayer nomás, simplemente ignoraban a sus pocos críticos. Hoy, semejan asustados. Digamos que con sentimientos muy culposos. Algo les pasa porque algo novedoso ocurre.

Volvamos a aquello del detonante. Desde hace unas semanas, la irritación mediática alcanzó niveles desconocidos con, tal vez, la única salvedad de los picos cuando el debate por la ley de medios. Pero entonces había ese vector de obviedad escandalosa. En cambio, lo que viene sucediendo a partir de la interna del radicalismo bonaerense –elevada a status de noticia casi excluyente– es impresionante. Los movimientos de la oposición alcanzan una difusión descomedida. Nadie pretende indiferencia. Al fin y al cabo, ya se vive la desembocadura electoral de 2011. Empero, nadie tampoco debería creer que esa amplificación es inocente; y mucho menos al quedar empalmada con la sacudida que provocó el festejo masivo por el Bicentenario. Bien que a enormes regañadientes, los medios y figuras opositores tomaron nota de que algo no andaba bien en la “medición” de la realidad que esparcen o perciben. En un primer momento, el único palenque al que ir a rascarse fue el acrecentamiento de la imagen del hijo de Alfonsín y, de inmediato, potenciar la foto de la derecha peronista unida. No fue suficiente para fijar la agenda pública alrededor de esas construcciones porque, entre otros motivos, lo impidió la propia dinámica de los egos en esos espacios. Sobrevinieron el aval de los supremos a la ley de medios y el levantamiento del corte en Gualeguaychú. El fallo tribunalicio, como ya se comentó en esta columna, mostró una reacción cautelosa de los grupos multimediáticos, contestes de que la atmósfera pública y el prestigio de la Corte no daban para continuar descerrajando bronca sin más ni más. Y la esperanza blanca de represión a los asambleístas entrerrianos se frustró. Lo que quedaba para agitar provino de una noticia inesperada, producto de esos arrebatos que el kirchnerismo sirve en bandeja. Fue la renuncia de Taiana, auspiciosa para el apetito opositor. Y con ella la reactivación del affaire real, inventado o potenciado de los negocios con Venezuela.

Pero claro: una cosa es tomarse de algún episodio, enmarcado en las zonas entre grises y oscuras que oferta el oficialismo; y otra el grado de obsesión ya enfermiza con que los medios del grupo Clarín, en particular, despliegan información en su torno como si, junto con los avatares de la inseguridad urbana, fuesen virtualmente las únicas noticias relevantes. Vale aclarar, vista la susceptibilidad existente, que no estamos hablando de cuestionar el papel significativo que debe ejercer el periodismo de investigación o denuncia, aun cuando provenga de intereses políticos precisos. Todo gobierno democrático está obligado a dar cuenta de sus actos y a responder por los ilícitos que se le imputen, mientras emanen del rigor profesional. Y desde ya que las acusaciones sobre el entramado con Caracas entrarían en esa misma bolsa. El tema es lo evidente de que esa obcecación monotemática ya obedece a una lógica de periodismo de combate, con el pequeño detalle de ser, en consecuencia, idéntico método persecutorio que el endilgado al oficialismo. Porque además, la agudización de este proceder se dio en una semana que registró dos hechos de una notabilidad superior. Uno fue, nada menos, la salida del default en que el país estaba sumergido desde comienzos de siglo, y por la que tanto exigieron quienes ahora despacharon la noticia a lejanos rincones. Y el otro reveló una indiferencia más insólita que curiosa: la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto que limita los superpoderes del Ejecutivo para reasignar partidas de dinero extraordinarias. En buen romance, le serruchó una parte sustantiva del manejo de la caja, aunque falta la dudosa aprobación del Senado. Una muy alta fuente gubernamental, citada por este diario, reveló que el caso Sadous no genera ninguna inquietud si se lo compara con el impacto de esa decisión parlamentaria. La paradoja es muy didáctica, porque el ensimismamiento periodístico opositor con la presunta “embajada paralela” le impidió advertir que la preocupación oficialista pasaba bien por otro lado. En otros términos, la ceguera por zarandear al Gobierno cruza el límite de hacerles perder de vista algunos elementos que podrían beneficiarlos mucho mejor.

Es imposible no relacionar estas desmesuras con la inminencia del dictamen judicial que determinará si Marcela y Felipe Noble son hijos de desaparecidos. Es llamativo que Clarín no haya desmentido que su directora ya no está en el país. Lo es también que el mandamás del grupo, Héctor Magnetto, haya puesto su firma, en la edición del viernes pasado, para refutar los durísimos epítetos que le dispensó Kirchner. No hay certeza absoluta sobre lo que establecerá la inspección genética. E incluso, si se comprobara la falta de parentesco con secuestrados en la dictadura, no variaría que las irregularidades en la adopción fueron oprobiosas. Sí cambiaría el impacto. Pero por lo pronto y como sea, está claro que hay gente muy nerviosa.

Y que ese es el contexto y la referencia específica, para interpretar la conmocionante instancia que vive el periodismo argentino.

Fuente: Pagina 12
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25.6.10

Afganistán, la guerra perdida más longeva (por James Petras)

A pesar de casi diez años de guerra, incluidas una invasión y una ocupación, el ejército estadounidense, sus aliados y las fuerzas armadas de los estados clientelistas están perdiendo la guerra en Afganistán. Exceptuando los distritos centrales de algunas ciudades y las fortalezas militares, la resistencia nacional afgana, con todas sus complejas alianzas nacionales, regionales y locales, controla el territorio, el pueblo y la administración.



Introducción

Esta guerra sin fin representa el mayor sangrado para la moral de las fuerzas armadas estadounidenses, socavando el apoyo civil dentro del país y limitando la capacidad de la Casa Blanca para emprender nuevas guerras imperiales.
El desembolso militar anual de miles de millones de dólares está agravando el déficit presupuestario desaforado e impulsando duros recortes impopulares en los programas sociales a todos los niveles gubernamentales.
No se vislumbra el fin, mientras el régimen de Obama sigue aumentando en decenas de miles el número de soldados desplegados y en decenas de miles de millones los desembolsos militares, pero la resistencia avanza, tanto militar como políticamente.

Confrontados con el creciente descontento popular y las demandas de control fiscal por parte de un amplio espectro de grupos ciudadanos y bancarios, Obama y el mando general han buscado una «salida parcial» mediante el reclutamiento y entrenamiento de un ejército mercenario y una policía afganos, a gran escala y largo plazo, bajo el mando de oficiales estadounidenses y de la OTAN.

La estrategia estadounidense: cómo se crea una neocolonia afgana

Entre 2001y 2010, el desembolso militar estadounidense suma 428.000 millones de dólares; la ocupación colonial se ha cobrado más de 7.228 muertos y heridos (estadounidenses, N. de T.) hasta el 1 de junio de 2010.
A medida que la situación militar estadounidense se deteriora, la Casa Blanca incrementa el número de soldados, aumentándose a su vez el número de muertos y heridos. Durante los últimos 18 meses del régimen de Obama, ha habido más muertos o heridos que en los ocho años anteriores.

La estrategia del Pentágono y la Casa Blanca se basa en el flujo masivo de dinero y armas y un incremento del número de sustitutos, señores de la guerra subvencionados y expatriados títeres educados en Occidente.
La «ayuda al desarrollo» de la Casa Blanca implica, literalmente, la compra de las lealtades efímeras de los líderes de los clanes. La Casa Blanca aparenta legitimidad celebrando elecciones, lo que acentúa la imagen corrupta del beneficiado régimen títere de Kabul y sus socios regionales.

En el terreno militar, el Pentágono emprende una «ofensiva» detrás de otra, anunciando un éxito detrás de otro, seguida de una retirada y el retorno de los combatientes de la Resistencia.
Las campañas militares estadounidenses interrumpen el comercio, las cosechas y los mercados agrícolas, mientras que los ataques aéreos dirigidos a los talibanes y guerrilleros generalmente terminan matando a civiles que están celebrando bodas y fiestas religiosas o comprando en los mercados.
La razón del alto porcentaje de asesinatos de civiles es evidente para todos menos para los generales estadounidenses: no hay distinción entre «militantes» y los millones de civiles afganos, ya que los primeros forman parte esencial de sus comunidades.

El problema clave y decisivo de la ocupación estadounidense es que Afganistán es un enclave colonial dentro de un pueblo colonizado. Los Estados Unidos, sus títeres locales y los aliados de la OTAN forman un ejército colonial extranjero y se considera a los policías y militares afganos reclutados como simples instrumentos de la perpetuación del gobierno ilegítimo.

Cada acción, violenta o no, se percibe e interpreta como la trasgresión de normas y legados históricos de un pueblo independiente y orgulloso.
En la vida diaria, cada movimiento de la potencia ocupante es destructivo; nada se mueve sin el permiso del mando militar y policial dirigido por los extranjeros. Bajo amenaza, la gente finge cooperación con la potencia ocupante para luego dar asistencia a sus padres, hermanos e hijos en la Resistencia.
Los hombres reclutados cogen el dinero y entregan sus armas a la Resistencia. Los informadores en los pueblos son agentes dobles o son identificados por sus vecinos y llegan a ser objetivo de los insurgentes.

Los colaboradores afganos, los aliados más cercanos de Washington, se ven como traidores corruptos, gobernadores transitorios que siempre tienen las maletas hechas y los pasaportes estadounidenses a mano por si tienen que huir cuando les toca hacer lo mismo a los estadounidenses. Todos los programas, los fondos de «reconstrucción», las misiones de formación y los «programas cívicos» han fracasado en su propósito de ganar la lealtad del pueblo afgano, antes, ahora y en el futuro, porque se les ve como parte de la ocupación militar estadounidense que está fundamentada en último término en la violencia.

Diez razones de por qué ganará la Resistencia afgana

- 1. La Resistencia tiene profundas raíces en la población –una comunidad basada en la familia y unos vínculos culturales y lingüísticos que Estados Unidos no posee ni puede «inventar», comprar, comercializar ni replicar mediante sus «colaboradores» afganos ni imponer por medios propagandísticos.

- 2. La Resistencia tiene fronteras fluidas y un amplio apoyo internacional, especialmente en Pakistán, pero sobre todo por parte de otros grupos islámicos antiimperialistas que proveen armas y voluntarios y participan activamente en los ataques a las vías de transporte logístico a los soldados USA-OTAN en Pakistán. Estos grupos también ejercen presión sobre los regímenes clientelistas de Estados Unidos en el extranjero, tales como Pakistán, Arabia Saudí, Yemen y Somalia, abriendo así múltiples frentes.

- 3. Una amplia infiltración y el apoyo pasivo, activo y voluntario de la Resistencia entre los soldados y policías afganos reclutados y entrenados por los Estados Unidos se convierten en labores cruciales de inteligencia sobre los movimientos de tropas. Las deserciones y el absentismo menoscaban la «competencia militar».

- 4. El alcance y la amplitud de la actividad de la Resistencia superan las posibilidades actuales de los ejércitos imperiales y obliga a éstos a depender de los cuerpos de seguridad afganos, remisos a matar a sus propios hermanos, sobre todo cuando las operaciones están dirigidas a comunidades donde viven parientes o congéneres étnicos.

- 5. Los aliados de la Resistencia son más leales, dignos de confianza y menos corruptos, ya que comparten profundas creencias. Los aliados estadounidenses sólo son leales debido a las gratificaciones monetarias efímeras que reciben y a la presencia provisional de las fuerzas militares estadounidenses.

- 6. La Resistencia es atractiva para el pueblo porque representa el retorno de la ley y el orden a la vida cotidiana presentes antes de la invasión desestabilizadora. La promesa estadounidense de que habría consecuencias positivas al final de una guerra realizada con éxito no tiene ninguna resonancia popular después de un decenio interminable de ocupación destructiva.

- 7. Los Estados Unidos no tienen valores comparables con el atractivo tradicionalista-nacionalista-religioso de la Resistencia para la gran mayoría del pueblo, la gente de los pueblos, la de las ciudades y los desplazados.

- 8. El apoyo de la Resistencia a los iraquíes, los palestinos y otras fuerzas antiimperialistas, tiene un atractivo positivo entre el pueblo afgano que ha padecido los resultados destructivos de las guerras emprendidas en Iraq y encomendadas en Pakistán, Somalia y Yemen. Las agresiones israelíes respaldadas por los Estados Unidos y realizadas contra Líbano y el barco que portaba ayuda humanitaria a Palestina, y la presencia altamente visible de militantes sionistas en el Gobierno estadounidense causan rechazo a los afganos más informados políticamente.

- 9. Los afganos tienen, debido a la fuerza de la costumbre, mayor resistencia contra la ocupación militar estadounidense que el pueblo de Estados Unidos, que tiene necesidades más urgentes, y que el propio ejército, que tiene crecientes compromisos en la zona del Golfo.

- 10. La resistencia afgana no suele matar a civiles durantes sus operaciones, ya que los soldados estadounidenses y de la OTAN van perfectamente identificados. En cambio, no sucede lo mismo en el bando contrario. Los afganos que viven en los pueblos de las comunidades ocupadas son objeto de asesinatos por parte de las «fuerzas especiales» y de bombardeos de los aviones teledirigidos. En estas circunstancias, la gente corriente sufre las mismas agresiones militares que los combatientes de la Resistencia.

Una misión fallida: la incapacidad de construir un ejército mercenario afgano eficaz y de confianza

Una auditoría realizada por el Gobierno estadounidense publicada en este mes de junio echó por tierra la afirmación del régimen de Obama de que está consiguiendo construir un ejército mercenario afgano efectivo y una policía afgana capaz de reforzar el actual régimen clientelista de Kabul.
El informe, basado en un análisis detallado e investigaciones sobre el terreno, argumenta que el Pentágono de Obama se apoya en «pautas tristemente inadecuadas al inflar las habilidades de las unidades afganas que Obama describió como cruciales para la operación» (Financial Times, 7 de junio de 2010).

En otras palabras, Obama sigue jugando al engaño que ejerció durante la campaña electoral con sus falsas promesas de «cambio» y el «final de las guerras» y que continuó con el rescate de Wall Street en nombre de la «salvación de la economía». Luego siguió con el envío de 30.000 soldados más a Afganistán y el incremento del gasto militar y policial hasta los 325.500 millones de dólares, aproximadamente un 132% más que el último año del Gobierno de Bush (Servicio de Investigación del Congreso, FY 2010 Presupuesto complementario para las Guerras de junio de 2010).

Las falsas afirmaciones de progreso del Gobierno de Obama se basaron en criterios técnicos y burocráticos más que en el actual rendimiento y comportamiento combativos del ejército mercenario afgano.
Los informes de progreso del mando militar se basaron en cuántos cursillos se habían impartido, la duración y el alcance del entrenamiento y la cantidad y calidad de los equipos y armas proporcionados a los soldados afganos.

A medida que se incrementaba el número de unidades afganas en formación, de cero a 22 entre 2008 y 2009, el Pentágono afirmó que el progreso había sido extraordinario. Para corregir los errores, el Pentágono solicitó a los comandantes que realizaran «valoraciones sobre el terreno» –que también fallaron porque los oficiales tenían gran interés en inflar el rendimiento de los mercenarios afganos bajo su mando con el fin de procurarse las promociones y las medallas al mérito-

El régimen de Obama proyecta incrementar el número de soldados afganos de 97.000 en noviembre de 2009 a 134.000 en octubre de 2010 y 171.000 en octubre de 2011, un aumento del 75% en dos años (Servicio de Investigación del Congreso, página 13). El mismo incremento está previsto para la policía: de 93.800 en noviembre de 2009 a 134.000 en octubre de 2010, un 43% más.

La afirmación de Obama de que [la gestión de] la guerra se está entregando gradualmente al ejército afgano entrenado por Estados Unidos se desmiente totalmente con otros dos hechos básicos. La Casa Blanca ha solicitado 1.900 millones de dólares –el doble del importe de 2009 bajo el Gobierno de Bush- para la construcción militar de nuevas bases e instalaciones, previendo una «presencia a largo plazo» (que el estafador Obama afirma que no significa una «presencia permanente»).

En segundo lugar, utilizando el engaño habitual del régimen de Obama, el Secretario de Defensa Gates y el Almirante Mullen, Presidente del Estado Mayor Conjunto, ahora afirman que la promesa hecha durante la campaña de Obama de empezar a retirar a los soldados en julio de 2010 en realidad significa «cuando iniciemos la transición... no la fecha de retirada», basada a su vez en «las condiciones sobre el terreno... un proceso de varios años» (véase el testimonio de Gates ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado del 2 de diciembre de 2009).

En lenguaje corriente, «iniciar la transición» no es «partir». Significa quedarse, combatir y ocupar Afganistán durante decenios. Significa enviar a más soldados y construir más bases. Significa gastar otros 400.000 millones de dólares durante los próximos 5 años. Y significa doblar el número de soldados estadounidenses muertos y heridos durante los próximos 3 años, de más de 7.000 a 14.000.

Los criterios de éxito al «afganizar» la guerra se desmienten al «americanizar» cada vez más las bases, las tropas de combate y los desembolsos. La razón es que los datos correspondientes al ejército afgano son tan falsos como las promesas de Obama.
El personal estadounidense contratado crece porque los títeres políticos afganos son tan corruptos, ineficaces y odiados por su propio pueblo que Washington tiene que arroparlos con «monitores», «asesores» y «operarios», quienes a su vez son absolutamente incapaces de conectar con las necesidades y prácticas de las comunidades. Este incremento de «ayuda» estadounidense ha causado más corrupción, más promesas incumplidas y mayor animosidad por parte de los posibles beneficiarios.

El problema fundamental es que ésta es una guerra estadounidense, y es la razón por la que las unidades afganas padecen bajas de un 50% debido a una tasa de deserción de al menos un 20%, cifra reconocida por los oficiales militares estadounidenses (Investigación del Congreso, página 14). Es decir, los afganos reclutados cogen el dinero y las armas y vuelven a sus pueblos, barrios y familias y, no pocos, haciendo uso de su entrenamiento militar, se unen a la Resistencia Nacional.

Teniendo en cuenta estos altos niveles de desafección entre los afganos reclutados, incluso entre los oficiales, no sorprende que la Resistencia posea tan buenos conocimientos sobre los movimientos de los soldados estadounidenses. Dado el grado de desafección, no sorprende que algunos de los colaboradores en inteligencia estadounidense sean agentes dobles o vulnerables a ser descubiertos y ejecutados.

Ante un programa de reclutamiento de mil millones de dólares con altas tasas de deserción y el hecho de que los reclutados se vuelven contra sus mentores, la Casa Blanca, el Pentágono y el Congreso se niegan a reconocer la realidad: que la fuente de resistencia popular son las ocupaciones imperiales. En cambio, piden más gente para entrenar, más fondos para los «programas de entrenamiento» y más contratistas de mercenarios «transparentes».

La realidad es que a pesar de una mayor ocupación por parte de los estadounidenses y los crecientes desembolsos militares, la Resistencia crece, rodea las grandes ciudades, escoge como objetivo las reuniones en el centro de Kabul y las bases militares estadounidenses repartidas por todo el país. Es evidente que los Estados Unidos han perdido la guerra políticamente y están a punto de perderla militarmente.

A pesar de la tecnología militar más avanzada, de los aviones teledirigidos, de las fuerzas especiales, del incremento en el número de soldados en formación, de los asesores, de las ONG y de la construcción de más bases militares, está ganando la Resistencia.

La Casa Blanca está ganando la hostilidad de la gran mayoría de los afganos al incrementar los millones de desplazados, asesinados y mutilados.
Los asesinatos de civiles están convirtiendo a los militares reclutados en desertores y soldados «en los que no se puede confiar», algunos de los cuales se pasan al «otro bando» como combatientes comprometidos. Igual que en Indochina, Argelia y otros lugares, un ejército resistente guerrillero, popular, altamente motivado y profundamente implantado dentro de la cultura nacional-religiosa de una población oprimida se muestra más resistente, duradero y victorioso que el ejército imperialista, extranjero y provisto de alta tecnología.

La guerra Afgana de Obama, de «dominio o ruina», más pronto que tarde arruinará a los Estados Unidos y pondrá fin a esta presidencia vergonzosa.

Video:



James Petras

Profesor emérito de sociología en la universidad de Binghamton (New York). Intelectual emblemático de la izquierda estadounidense, es autor de numerosas obras.

Fuente: Red Voltaire
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El bostezo como arma mediática (Pascual Serrano)

El mensaje informativo cada vez se va simplificando más, la imagen lo va desplazando y acapara el protagonismo. El resultado es que no se apela al razonamiento o la argumentación, una imagen maliciosa los sustituirá. Lo pudimos observar el pasado 17 en la información de dos periódicos sobre la sesión del Congreso de los Diputados en España y las reacciones de los diferentes grupos y agentes sociales a la reforma laboral. Público recurrió a una foto de Mariano Rajoy bostezando y El Mundo al bostezo del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.





Los lectores ya no leen largos textos periodísticos, se asoman a la web, el periódico les ofrece el bostezo del político que se sitúa en el lado opuesto a su línea editorial y listo. Los diarios, como en estos casos, ni siquiera han cubierto la noticia con un periodista propio, ambos textos son de agencias. La identidad del periódico, su línea editorial, su intencionalidad informativa se manifiesta en un bostezo. Para qué más. El ciudadano seguidor del periódico confirmará el carácter perezoso y displicente del político adversario de sus ideas y se considerará informado. Por supuesto no se parará a pensar si de verdad tienen propuestas distintas ambos políticos, le bastará con la contraposición de ambos periódicos. Para Público un líder de la oposición aburrido, perezoso, con una imagen que muestra su desprecio y desinterés por el debate político y los argumentos del gobierno; para El Mundo, un ministro que no escucha los argumentos de la otra parte, que mira hacia abajo, bosteza e ignora la discusión que le propone la oposición. ¿Acaso nos interesaba algo más sobre la reforma laboral?

Www.pascualserrano.net




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Intencionalidad en todos los formatos (Pascual Serrano)


No basta con transmitir discurso ideológico y de opinión en las noticias, los medios lo hacen en todos sus formatos. En un programa liviano de cultura general en la cadena española Telecinco, propiedad de Berlusconi, preguntan el 29 de abril al concursante “Muñeco con hilos que puedes encontrar gobernando en Venezuela o en la antigua Europa del Este”. La concursante responde “títere” y acierta. A mi se me ocurre otra pregunta: “Gobernante que utiliza su cargo, su dinero y sus televisiones para mantener prostitutas, que logra evadir a la justicia haciendo las leyes a su antojo y que es dueño de esta televisión”. Y que la concursante responda: “Berlusconi”.


La ideologización está en todos los lugares. En numerosas ocasiones hemos escuchado calificar de populistas a algunos gobernantes, últimamente en América Latina. Lo hacen despectivamente recurriendo a un vocablo que no está en el diccionario de la Real Academia, pero que evoca algo negativo. Por si acaso alguien no lo percibiera así, algunos medios se han puesto a la labor de darle su propio contenido a la palabra “populismo”. Esta es la primera acepción que proporciona el diccionario del periódico El Mundo: “Movimiento político ruso de finales del sigloXIX, que aspiraba a la formación de un estado socialista de tipo campesino, contrario a la industrialización occidental”. O sea, que los populistas latinoamericanos, además de socialistas como los rusos, están en contra de la industrialización y nos quieren llevar al periodo agrícola. Ahora ya sólo resta empezar a calificar de populistas a los gobernantes que no son de su gusto.
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5.6.10

¿A qué se debe el ataque israelí contra civiles en el Mediterráneo? (Por Thierry Meyssan)

Israel estudió de antemano las consecuencias del ataque que finalmente perpetró contra el convoy humanitario marítimo. ¿Qué objetivos busca con el desencadenamiento de esta crisis diplomática de escala mundial? ¿Por qué desafía Tel Aviv a su aliado turco y a su protector estadounidense?




El ataque que tres navíos lanzadores de misiles clase Saar de la Marina de Guerra israelí perpetraron el 31 de mayo de 2010 contra la Flotilla de la Libertad, en aguas internacionales del Mediterráneo, es una demostración de la decisión de Tel Aviv de “huir hacia el frente”.

La Flotilla de la Libertad es una iniciativa de los militantes por la defensa de los derechos humanos [1] [2] que obtuvo el apoyo del gobierno turco. Su objetivo consiste simultáneamente en llevar ayuda humanitaria a la población de la franja de Gaza y en romper de esa forma el bloque ilegalmente implantado por el ejército israelí contra el millón y medio de personas que viven en esa región.

A la luz del derecho internacional, la decisión de abordar barcos civiles en aguas internacionales constituye un «acto de guerra». Jurídicamente hablando, hubo robo de barcos y de la carga de dichos barcos, secuestro de pasajeros de dichas embarcaciones y homicidio, o sea asesinato, e incluso premeditación, según informaciones de la televisión turca que afirman que los comandos israelíes tenían una lista de personalidades que debían ser eliminadas durante el asalto.

Este acto de guerra, cometido contra barcos que navegaban bajo las banderas de Grecia y Turquía, fue perpetrado como medio de perpetuar el bloqueo, que constituye en sí mismo una violación del derecho internacional.

Al recurrir al argumento de la «legítima defensa», las autoridades israelíes proclaman explícitamente su propia soberanía sobre las aguas internacionales de 69 millas náuticas frente a las costas palestinas ya que necesitan esa anexión, temporal o duradera, para garantizar el mantenimiento del bloqueo, medida que presentan como una necesidad de seguridad del Estado de Israel.

Al abordar un barco turco y matar a varios de los pasajeros que viajaban a bordo del mismo, Tel Aviv decide en primer lugar dar una respuesta de carácter militar a la crisis diplomática que sus relaciones con Ankara vienen atravesando desde enero de 2009. El objetivo de esa iniciativa es provocar dos crisis, una en el seno del Estado Mayor turco y otra entre este último y el actual gobierno de Turquía. Pero es posible que ello conduzca a una ruptura total de las relaciones militares entre Turquía e Israel, a pesar de que Turquía fue –a lo largo de medio siglo– el más importante aliado de Israel en la región. Por lo pronto, ya se anunció una anulación de las maniobras conjuntas turco-israelíes por tiempo indefinido. Esta crisis puede tener por demás repercusiones sobre las relaciones comerciales entre Turquía e Israel, en momentos en que Turquía es un socio vital para la economía israelí.

Israel estaba obligado, sin embargo, a destruir la credibilidad de Turquía en momentos en que ese país se halla en plena fase de acercamiento a Siria e Irán y muestra su aspiración a ejercer una autoridad regional junto a sus nuevos socios [3]. Por lo pronto, Israel tenía que castigar a Ankara por el papel que ha desempeñado en la negociación del Protocolo de Teherán sobre la industria nuclear iraní.

En cuanto a Turquía, que esperaba una intervención israelí muy dura pero no de carácter letal, el momento ha llegado para ese país de tomar posición como protector de la populación palestina, conforme a la doctrina neo-otomana planteada en el plano teórico por el profesor Ahmet Davutoglu, actual ministro turco de Relaciones Exteriores. Sin esperar al regreso del primer ministro Recep Erdogan, quien se hallaba de viaje por Latinoamérica, las autoridades turcas procedieron a retirar a su embajador de Tel Aviv y formaron un gabinete de crisis alrededor del viceprimer ministro Bulent Annc. Este gabinete de crisis se puso en contacto de inmediato con los 32 gobiernos de los países de origen de los miembros del convoy humanitario atacado.

Todo el personal diplomático turco se ha puesto en función de plantear el problema creado a la mayor cantidad posible de Estados y organizaciones internacionales. En una conferencia de prensa, el propio viceprimer ministro Bulent Annc exigió la inmediata restitución de los tres barcos turcos y de su carga, así como –en primer lugar– la liberación de los cientos de ciudadanos turcos secuestrados. El viceprimer ministro calificó el ataque de acto de «piratería» (no de acto de guerra), ofreciendo así al gobierno de Netanyahu la posibilidad de presentar el asunto como un «exceso» y no como una política. Conforme a esa misma lógica, el presidente [turco] Abdullah Gul exigió por su parte que los tribunales israelíes juzguen a los responsables de la matanza.

Desde Chile, el primer ministro Erdogan declaró: «Esta acción es totalmente contraria a los principios del derecho internacional, es el terrorismo de un Estado inhumano. Yo me dirijo a todos los que han apoyado esa operación: Ustedes apoyan [el derramamiento de] sangre. Nosotros apoyamos el derecho humanitario y la paz».

En el transcurso de la tarde, Ankara planteó la cuestión ante el Consejo de la alianza atlántica. Turquía es miembro de la OTAN. En caso de no recibir la respuesta que espera de parte del gobierno israelí, Ankara pudiera calificar el ataque de acto de guerra y solicitar la ayuda militar de los Estados miembros de la OTAN invocando el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte.

El gobierno de Netanyahu ya exhortó a sus ciudadanos a salir de Turquía, donde manifestaciones espontáneas en las que la gente pide venganza están teniendo lugar ante los consulados de Israel.



El 26 de mayo de 2010, el primer ministro Benjamin Netanyahu se reúne un Tel Aviv con el secretario general de la Casa Blanca, Rahm Emmanuel. Este último le hizo entrega de una invitación enviada por el presidente Barack Obama, invitación que la parte israelí acaba de anular sólo 5 días después de su entrega.


En lo tocante a Estados Unidos, esta crisis recuerda a la que se produjo el 8 de junio de 1967 con el navío estadounidense USS Liberty. En plena Guerra de los Seis Días, los israelíes atacaron un navío de vigilancia electrónica de la US Navy, con saldo de 34 muertos y 171 heridos. Tel Aviv presentó excusas afirmando que se trataba de un “error” cometido en el campo de batalla, mientras que –aunque aceptó oficialmente las excusas israelíes– Washington interpretó el incidente como una ofensa deliberada. Se estima que, en aquel momento, los israelíes quisieron castigar así a los estadounidenses por haberlos criticado.

En el actual caso, el ataque contra la Flotilla de la Libertad puede ser una acción de castigo por el voto de Washington a favor de una resolución de los Estados firmantes del Tratado de No Proliferación [nuclear], resolución que exige que Israel declare sus armas nucleares y que acepte los controles del Organismo Internacional de la Energía Atómica.

La decisión israelí de atacar barcos civiles en aguas internacionales tiene lugar después del asesinato de un dirigente palestino perpetrado por una unidad del Mossad en los Emiratos Árabes Unidos, del descubrimiento de un extenso sistema de copia y falsificación de pasaportes emitidos por diferentes Estados occidentales y de la negativa israelí de asistir a la conferencia internacional de seguimiento del Tratado de No Proliferación [nuclear].

Esta secuencia de hechos puede interpretarse como una sucesión de violaciones cometidas por un Estado que se siente seguro de su impunidad –y pudiera tratarse, en ese caso, de una violación más– o como una escalada consecutiva a un breve desencuentro público con la administración estadounidense –y se trataría entonces de una forma de proclamar el liderazgo del movimiento sionista demostrando que Tel Aviv toma decisiones y Washington no tiene más remedio que aceptarlas.

El primer ministro Benjamin Netanyahu, quien se encontraba de viaje por Norteamérica, decidió poner fin a su visita a Canadá y anular su encuentro con el actual inquilino de la Casa Blanca. No obstante, el presidente Obama lo contactó telefónicamente para pedirle explicaciones.

La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, declaró que no existe justificación alguna para la operación israelí. El Relator Especial sobre los Derechos Humanos en los territorios ocupados palestinos, Richard Falk, subrayó que, más allá de la violación de la libre circulación marítima, el problema central sigue siendo el bloqueo.
«Si no se implementan acciones inmediatas y decisivas para contrarrestar el enfoque israelí sobre Gaza, nosotros todos seremos cómplices de una política criminal que amenaza la supervivencia de una comunidad sitiada», declaró Falk.

El Consejo de Seguridad de la ONU fue convocado ha una reunión urgente. El ministro turco de Relaciones partió hacia Nueva York.

Thierry Meyssan

Analista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).


NOTAS:

[1] «Dr. Arafat Shoukri: “Se han reunido las condiciones para hacer que esta flotilla sea un punto de ruptura», entrevista concedida a Silvia Cattori, silviacattori.net, 23 de abril de 2010.

[2] Los principales organizadores de la Flotilla de la Libertad son el Movimiento Mouvement Free Gaza, la Campaña Europea por el Cese del Asedio de de Gaza (ECESG), la Fundación Turca de Ayuda Humanitaria (IHH), la Fundación Malasia Perdana y el Comité Internacional por el Levantamiento del Asedio de Gaza.

[3] «Brusco cambio de la situación estratégica en el Medio Oriente», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de mayo de 2010.


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3.6.10

Ataque contra la Flotilla de la Libertad es un crimen de guerra

La propaganda que acompaña la intervención militar israelí contra la Flotilla de la Libertad trata esencialmente de escamotear la dimensión jurídica de ese acto. Durante el debate en el Consejo de Seguridad de la ONU, 13 delegaciones denunciaron las violaciones del derecho internacional mientras que otras dos (las de Estados Unidos y Francia) se limitaron a expresar su compasión por las víctimas y a deplorar un uso excesivo de la fuerza. El jurista francés Gilles Devers recuerda en este artículo que este ataque constituye un crimen de guerra, cosa que nadie niega pero que Washington y París tratan de ignorar.



La población de Gaza, víctima de un crimen contra la humanidad

Una violación nunca vista de la IV Convención de Ginebra

La actitud del Estado de Israel hacia el territorio palestino de Gaza se considera por su duración como una violación, a un nivel nunca visto anteriormente, del derecho internacional.
En derecho internacional humanitario, la ocupación se acepta como una situación de carácter temporal, sólo por el tiempo necesario para la búsqueda de la paz.
A la luz del derecho, nada justifica sin embargo una ocupación de más de 43 años, con excepción del deseo de aniquilar al adversario.
Eso es lo que está haciendo Israel, que se ha convertido en un lugar donde se aplica la cultura del apartheid.

Y, mientras que la IV Convención de Ginebra estipula que la potencia ocupante está obligada a garantizar la protección de la población, Israel impone a los palestinos –hecho único en la historia– un bloqueo económico que constituye un castigo colectivo. Desde diciembre de 2008 y hasta enero de 2009, Israel desarrolló la operación militar Plomo Fundido contra esa misma población, que no tenía posibilidades de protegerse ni de huir, y mantuvo el bloqueo impidiendo así la organización de la ayuda.
A principios de 2010, la Organización Mundial de la Salud (OMS) demostró que la respuesta a las necesidades primarias de salud [en la franja Gaza] se ha hecho imposible.

¿Territorios ocupados? No, proceso de colonización

Tampoco basta con hablar de territorios ocupados. La ocupación se ha convertido en una política de colonización, de anexión de territorios y riquezas a través del uso de la fuerza, acompañada de castigos colectivos, que constituyen crímenes contra la humanidad a la luz de la IV Convención de Ginebra y del Estatuto de la Corte Penal Internacional. La sangrienta operación militar del 31 de mayo se inscribe en ese contexto.

Cuestión de principio y no de exceso

Las justificaciones comienzan ya a aparecer por todas partes. Se afirma que el ataque fue… “desproporcionado”, que sólo fue excesivo. ¡No! Antes de abrir la investigación, hay que plantear los hechos.
Estamos ante un crimen de guerra, ya que el ataque tuvo lugar en aguas internacionales y la flotilla no es parte del conflicto armado.
La investigación debe aclarar el uso de la violencia como circunstancia agravante. Pretender que la investigación determine si hubo o no crimen de guerra sería ya un ultraje a las víctimas.

Lo anterior se desprende de 3 evidencias jurídicas.

- Aplicación de la IV Convención de Ginebra

Los hechos se produjeron en el marco de un conflicto internacional en el sentido del derecho internacional humanitario, ya que al justificar su propia acción Israel hace referencia a la cuestión palestina. Debido a ello, el marco de todo análisis está muy bien definido. La Corte Internacional de Justicia, el Consejo de Seguridad [de la ONU] y todas las instancias internacionales reconocen al Estado de Israel la condición de potencia ocupante, que debe por lo tanto respetar las obligaciones estipuladas en la IV Convención de Ginebra, convención ratificada por Israel.

La flotilla no forma parte del conflicto

El conflicto armado opone a Israel y a Palestina, y los barcos de la flotilla no iban a participar en el conflicto. Formaban parte de una iniciativa pacifista y humanitaria cuyo objetivo era socorrer a la población que está siendo víctima de un crimen contra la humanidad. La cuestión de la proporcionalidad puede plantearse cuando se trata de los combatientes, no tratándose de terceros. Es una cuestión de principio.

- Israel no tiene autoridad alguna para actuar en aguas internacionales

La agresión se produjo en aguas internacionales. Si bien Israel nunca ratificó la Convención sobre el Derecho del Mar firmada en 1982 en Montego Bay, las disposiciones que garantizan la libre circulación en alta mar y la prohibición a todos los Estados de realizar actos militares en alta mar tienen indudablemente el valor de lo que se reconoce internacionalmente como derecho consuetudinario y pueden ser invocadas en el caso de la agresión que ha cometido Israel.

Artículo 87
La alta mar está abierta a todos los Estados […] Comprenderá: a) la libertad de navegación.
Artículo 88 La alta mar será utilizada exclusivamente con fines pacíficos.
Artículo 89
Ningún Estado podrá pretender legítimamente someter cualquier parte de la alta mar a su soberanía.

La violencia constituye una circunstancia agravante, mientras que la violación del derecho ya es un hecho a partir de la realización misma de la intervención.

Esas graves violaciones del derecho internacional estuvieron acompañadas de actos sangrientos y de salvajismo, así como de inadmisibles medidas de privación de libertad. No le asiste al Estado de Israel ningún derecho sobre los ocupantes de los barcos atacados en alta mar.

Se trata, por lo tanto, de una cuestión de principio. Hablar de investigación como vía para saber si efectivamente se cometió un crimen es comenzar ya a relativizar. Equivale a decir que bajo ciertas condiciones una intervención realizada en alta mar por una potencia ocupante contra un convoy humanitario que lleva socorro a la población que vive bajo la ocupación, sometida además a un bloqueo económico, es algo que puede ser objeto de discusión. ¡No!, no hay discusión posible en cuanto a la existencia del crimen. Lo único que pudiera estar en discusión es la existencia de circunstancias agravantes, lo cual debe aclararse totalmente a través de una investigación internacional.

Poner fin a la impunidad

Queda demostrado una vez más que la impunidad estimula a que se cometan nuevos crímenes, y de forma cada vez más descarada. Actos políticos son la respuesta que se impone en este caso. Esperemos que se produzcan dichos actos, pero es indispensable que tales violaciones del derecho sean objeto de denuncia ante las correspondientes jurisdicciones.

La justicia israelí carece de la menor credibilidad ya que rechaza la aplicación del derecho internacional y cuestiona incluso la noción misma de territorios ocupados. Israel ratificó el Pacto de la ONU de 1966 sobre los derechos civiles y políticos, pero se niega a aplicarlo en los territorios ocupados y la justicia israelí afirma que, debido a imperativos de seguridad, no le compete a ella el control de los actos del ejército. Para que los países occidentales puedan decir con facilidad que Israel es una democracia, se inventado una justicia de aparencias, que de nada vale en la medida en que no reconoce la autoridad de la Corte Internacional de Justicia.

No podemos considerarnos satisfechos con inciertos procesos de investigación cuyo objetivo real no es otro que evitar la condena. Uno no puede más que afligirse cuando Catherine Ashton pide, en nombre de la Unión Europea, que sea Israel quien forme una comisión investigadora. La tolerancia ante tales hechos abre la puerta a todo tipo de agresiones contra los palestinos y todo este asunto, que viola la idea misma de humanidad, debe ser puesto en manos de una jurisdicción que tenga la posibilidad efectiva de pronunciar condenas. En 2010 ya se sabe qué es una jurisdicción. No tenemos que inventar el derecho, sino aplicarlo.

A la luz de la jurisprudencia internacional, un acto merece la calificación de crimen de guerra cuando se produce en el marco de un conflicto armado, lo cual ha sucedido en este caso, según el análisis de la CIJ, aunque el hecho se haya producido en un corto lapso de tiempo, si el incidente ha sido de gran intensidad, como también es el caso.
Los procedimientos penales pueden emprenderse en los países de origen de las victimas. Pero la gravedad del crimen, y la diversidad de nacionalidades de las victimas, pueden llevar a optar por un juicio ante una jurisdicción internacional.

La competencia de la Corte Penal Internacional, después de la declaración de competencia que hizo la Autoridad Nacional Palestina el 21 de enero de 2009, proviene de criterios generales de análisis, vinculados al principio de acceso al juez para las violaciones graves del derecho, a no ser que se admita la denegación del derecho. Pero se confirma en este caso por una competencia vinculada a la nacionalidad de los barcos. En la espera de otras verificaciones, ya se ha comprobado que la agresión tuvo como blanco dos barcos de bandera griega, dos de bandera turca y uno inmatriculado en las islas de Kiribati, o sea embarcaciones asimilables a los territorios de Grecia, Turquía y Kiribati conforme al artículo 12-2 a del tratado de la CPI, ratificado por Grecia (pero no por Turquía ni por Kiribati).

La declaración de competencia del 21 de enero de 2009 no se limita a la operación Plomo Fundido. Es de carácter general y es necesario poner en manos de la Corte [Penal Internacional] todos los elementos relativos a los crímenes cometidos por Israel: la colonización, los prisioneros y, ahora, el ataque del 31 de mayo de 2010. La política de Israel constituye un crimen, y ese crimen debe ser juzgado.

No basta en este momento con invocar a la justicia, deseando sobre todo que no vuelva a suceder lo peor. Ya estamos viendo el resultado. Estamos en deuda con las víctimas. La justicia tiene que castigar el crimen.

Gilles Devers Abogado en Lyon (Francia). Vocero del colectivo internacional de juristas que presentó una denuncia ante la Corte Penal Internacional por los crímenes cometidos en Gaza durante la operación Plomo Fundido.

Gilles Devers

Abogado en Lyon (Francia).
Vocero del colectivo internacional de juristas que presentó una denuncia ante la Corte Penal Internacional por los crímenes cometidos en Gaza durante la operación Plomo Fundido

Fuente: Red Voltaire
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El día de la escarapela (Por Eduardo Aliverti)


¿Cómo se le llama a que un razonamiento pase primero por las eventuales consecuencias de un hecho y no por sus causas? En efecto: disparate.

Pues ocurrió que, no inocentemente, la mayoría de los análisis publicados y escuchados en los medios masivos, respecto de la impresionante participación popular en los festejos del Bicentenario, se centró en cuál podría ser su aprovechamiento político. ¿Sacará ganancia el Gobierno? ¿No hay una tajada que le corresponde a Macri, siendo que la reapertura del Colón también estuvo buena? ¿Acaso el resultado es neutro, porque falta más de un año para las elecciones? ¿No será que esta positiva emoción popular retornará al incordio si a Argentina le va mal en el Mundial? A esta serie y tipo de estupideces hay que agregar otras varias, que en principio pueden parecer de diferente tenor para, finalmente, responder al mismo origen. Por ejemplo, los cálculos en torno de la cantidad de asistentes. Que cientos de miles, que un millón, que dos millones, que seis millones si se suman los cuatro días, que si en la Plaza de Mayo entran 75 mil personas a cuatro apretadas por metro cuadrado tendrían que haberse amuchado en 75 manzanas para llegar recién a un millón 200 mil. Increíble. Una de las manifestaciones populares más impactantes de la historia argentina; y un coro de tontos, o algunos tontos en particular, sacando cuentas de exactitudes numéricas como si eso modificara el centro de la cuestión. Más luego, la conclusión de que esto fue, centralmente, una lección de la ciudadanía hacia “los políticos”. La gente demostró que quiere concordia, patriotismo, amabilidad, se leyó y escuchó hasta el hartazgo. Que “los políticos” aprendan de “la gente”, es el mensaje de una manga de cínicos que llegan como mucho hasta ahí en el (falso) escudriñamiento de las causas. ¿Quiénes organizaron lo que pasó, o lo que convocó? ¿Fuerza Bruta? ¿Un régisseur del Colón? ¿Fito Páez? ¿Ricardo Fort? ¿O fueron “los políticos” que se llaman Cristina Fernández, Mauricio Macri, secretarías de Cultura comandadas por “políticos”, presupuestos públicos que administran “políticos”?

Es notable que se persista en ese discurso berreta, pero de ninguna manera es asombroso. En primer lugar, porque denostar a la política es un elemento clave para el objeto de que en el imaginario colectivo se construya su reemplazo por “gerentes”. Nada novedoso: es la bajada de línea que estuvo a sus anchas durante el menemato y que, por cierto, alcanzó un éxito estimable. El retiro del Estado como articulador de las necesidades públicas, la entronización de lo privado como única eficiencia alcanzable. Cuanto más se consiga que la sociedad denigre a la política, más conquistará la derecha que sea menor el espacio dedicado a cuestionar a sus grandes patronales, a los formadores de precios, a la corrupción privada. La masividad que acompañó al Bicentenario fue una gran derrota de ese discurso, porque quedó claro que la vocación patriótica, tan resaltada por los comunicadores del establishment para despolitizar su contenido, expresó lo imperioso de un Estado fuerte que la viabilice. Y atado con eso, y como bien lo resaltaron algunas opiniones que no circularon por los grandes medios, se manifestó el divorcio entre la propagandizada “crispación” social y la alegría popular. El semiólogo Raúl Barreiros (en Página/12, el jueves pasado) lo caracterizó con una precisión envidiable: la gente le puso freno al voyeurismo, y dijo vamos allá afuera a ver qué pasa. Y lo que pasó, con objetividad, es que la prédica mediática por minimizar o regañar al acontecimiento se fue al carajo. La vergüenza de que Cristina no fuera al Colón, el pésimo ejemplo frente al mundo, la demostración de que la clase dirigente argentina no aprende más. La verdad es que a uno le sale una formulación maradoniana y habrá de evitarla para mantener la compostura, pero cómo no decir que el pueblo se hizo encima de ese amedrentamiento mediático. En lugar de que se lo relaten salió a la calle a ver qué pasaba, efectivamente, y se encontró a sí mismo en todas sus variantes. Podrá no tener mucho sentido, entre otras cosas porque es in-medible, determinar los grados de apoyo y oposición al Gobierno que se escondían entre semejante multitud. Sin embargo, salvo si se cree que esa cantidad de gente hubo de concentrarse sólo para ver recitales gratis y picar comidas regionales, de mínima aparece como verosímil que había ahí muchos, muchísimos, de quienes desde el conflicto con “el campo” –por vía del discurso hegemónico transmitido por los medios– se sentían en minoría. Y aun cuando no fuere así, es definitivamente veraz que toda esa gente venció a la mala onda, al todo negativo, a la esparcida edificación de que el país está atado con alambre. Quien haya prestado atención al modo narrativo de las coberturas periodísticas de los festejos, en cualesquiera de sus instancias, tiene que haberse dado cuenta de la falta de entusiasmo que los embargaba. Les costaba horrores admitir su sorpresa y al cabo, como resignada o hidalgamente lo hicieron casi todas las figuras opositoras, no les quedó más que la aceptación de un éxito que jamás quisieron ni previeron. Pasado ese momento, esos medios se refugiaron en calcular consecuencias porque las causas les resultan insoportables.

Noches pasadas charlábamos al aire con dos colegas acerca de cómo habrá de titularse, dentro de varios años, lo que pasó en estos días. De modo un tanto estentóreo, lo cotejábamos con el 17 de octubre del ’45 sólo por aquello de que toda la prensa respondía al interés oligárquico y, sin embargo, el pueblo cruzó la frontera, se lavó las patas en la fuente y dio vuelta la historia. Se nos ocurrió, entonces, que un título posible bien podría ser “Otros días en que la gente les ganó a los medios”. No es una visión romántica de los comportamientos populares porque, si es por eso, los argentinos tenemos en el ropero algunos muertos muy considerables, como el Mundial del ’78 o la guerra de Malvinas. Pero otras veces las masas aciertan, porque la realidad es dialéctica. En todo caso, para que el título imaginado mute de posible a probable es necesario tomar conciencia de que hay que construirlo sin descanso.

Posdata muy personalizada: cualquiera que haya recorrido y asimilado como se debe el centro festejante del Bicentenario, no puede menos que haberse conmovido por la extraordinaria participación adolescente. Participación, no acumulación fiestera. Pibes de 15, 16, 17 años, prendidos en discusiones políticas, en cánticos políticos, en referencias ideológicas. Se aflojaron las piernas cuando a minutos de las 12 del 25 estaban Los Olimareños, en el escenario del Obelisco, cantando la “Milonga del Fusilado” y “Gallo Negro Gallo Rojo”, y la multitud de gente joven, muy joven, los coreaba. Será de setentista melanco, pero se me aflojaron las piernas. Algo volvió. O algo nunca se fue del todo. Ojo. Andaremos lejos de poder decir que estamos ganando. Pero también andamos lejos de estar hechos mierda.

Fuente: Pagina 12
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1.6.10

‘El ajuste’, ¿qué es? (Por Santiago Niño Becerra)



Introducción. Conocemos como ha ido el proceso: a fin de superar el agotamiento del modelo de crecimiento allá por los 80 de los 1900, ilustración se puso en marcha un proceso muy ingenioso basado en conceder capacidad de endeudamiento prácticamente ilimitada a todo el mundo: a quienes nada justificaba que la tuviesen debido a que ridículo era el valor que generaban, y a dársela en proporciones gigantescas a quienes si lo estaba.

A los primeros se le dio a fin de mantener contenidos sus salarios y para que con la ilusión pudieran llegar a donde de otro modo no hubieran podido: ¿a quien no le gusta usar una corbata o un foulard de Hermes diferenta cada día?, a los segundos para que pudieran acudir con más asiduidad a la Avenue Montaigne. Podría decirse que fue el igualitarismo de otra manera.

Lo anterior tuvo que venir acompañado de una capacidad productiva creciente y de un comercio internacional al alza, capacidad productiva y comercio internacional que tenían que ser financiados: por el lado de las ventas, por el de las compras, por el de los superávits, y por el de los déficits. Y financiación que tenía que ser sostenida, asegurada y apalancada, es decir, financiada, superfinanciada e hiperfinanciada.

Y se creció, mucho, mucho: tomando como índice 100 el PIB equivalente de los países de la OCDE en 1987, en el año 2007 ese PIB había ascendido a 163,56, casi 64 puntos en veinte años, ¡no está nada mal!, pero ese crecimiento no fue gratis -¿algo lo es?-: una masa crecientemente monstruosa de deuda ha estado siendo la base sobre la que se ha estado construyendo este magnífico crecimiento económico; hasta que se ha llegado a un agotamiento físico, a una crisis sistémica, por imposibilidad -física- de continuar funcionando de tal modo.

Desarrollo. En Septiembre del 2007 todo comenzó a romperse, y tras ayudas, garantías, avales y rescates que han colocado la deuda pública y el déficit de los Estados y Entes Locales en niveles jamás vistos y nunca antes alcanzados (olviden la época de la conversión de la deuda que realizó en España el ministro Camacho), y después de asimilarse como posibles impagos generalizados de deudas privadas y bancarias, se han puesto en marcha ‘los ajustes’; los ajustes, y, ¿qué son?.

Un proceso de ajuste como cualquiera de los que se han puesto en marcha en el planeta o cualquiera de los que se van a poner en marcha en los próximos días (o de los que se van a continuar poniendo en marcha después), supone, por un lado, una marcha atrás, un desandar el camino, pero, por otro, un retroceso: como hay que ‘dejar de hacer’ con lo que no se gasta en eso hay que ‘hacer otra cosas’ -devolver, pagar, asegurar el retorno- el ajuste supone un empeoramiento: se va a menos o a mucho menos. En esencia el esquema es el siguiente.

En una primera fase se decrementa el gasto público, lo que afecta negativamente al crecimiento en un proceso de menor crecimiento: se crece menos en medio de una tendencia de crecer menos, por lo que los ingresos públicos decrecen al reducirse la recaudación fiscal fruto de la menor actividad económica. Estos menores ingresos públicos forzarán un menor gasto público hasta que se equilibre el binomio.

A la vez, la menor actividad llevará al menor consumo que ya vendrá de atrás: el desempleo del factor trabajo, al verse privado de crédito ya habrá reducido su consumo, reducción que se irá amplificando a medida que la menor actividad vaya yendo a más, y reducción que contribuirá a la caída de la recaudación fiscal y de los ingresos públicos. La mortandad de empresas crecerá al reducirse la financiación de los circulantes y al disminuir el consumo interno, por lo que la vía que quedará a las compañías que sobrevivan será la exportación.

Suponiendo que cada país del planeta pueda consumir lo que el resto del planeta le exporte (se habrán dado cuenta de que la solución de todas las economías no importa donde se hallen es la exportación: todo el mundo exportando a todo el mundo: un poco absurdo, ¿no?) una cuestión ha de ser resuelta: hay que ganar competitividad, para eso las empresas tienen que aumentar su productividad y aplicar dicha ganancia a sus costes a fin de reducirlos. Al ganar productividad se incrementará el desempleo, pero eso sucederá más tarde, se supone que no de golpe y su impacto será relativamente terrible porque ya se partía de una muy elevada tasa de desempleo, además, ¿para qué está el subempleo?, el problema es que economías como la española no pueden hacer eso debido al reducido valor añadido que generan, por lo que hay que aplicar otra vía.

Una ‘reforma laboral’ es esa otra vía. Se ponen en marcha una serie de cambios que reduzcan los costes laborales -no sólo los salariales- y se simplifican los requerimientos legales para reducir el stock de factor trabajo aunque su coste no se reduzca mucho: ‘las penas con pan son menos’; la suma de ambos factores hará ganar algo de competividad aunque muy poca, en cualquier caso no es exagerado suponer que, en algo, las exportaciones mejorarán. La reforma laboral puede venir acompañada -vendrá- de una reforma fiscal -no la que debería: para eso aún falta- a fin de contribuir a la reducción de costes y contribuir en algo a la mejora de competitividad.

Este camino llevará a un lugar en el que el déficit público -y regional, y local, y municipal- se reducirá, creando una ‘reserva’ de fondos -los ingresos públicos no gastados- para pagar deuda -pública- y para mostrar que se está en disposición de pagarla; ni de largo en las cifras barajadas, pero si para dar una imagen de ‘seriedad’ -de saber optimizar, en realidad, y utilizando uno de los conceptos que dentro de cuatro días se van a poner de moda- que permita seguir funcionando. (Existe otra alternativa: la práctica eliminación del gasto público que lleve a la sociedad a una época de miseria bíblica, pero no creo que las cosas sean llevadas hasta ahí).

Esta situación puede durar bastante tiempo -pienso que no menos de diez años: eso es lo que hasta ahora han durado las crisis sistémicas- con ligeras mejoras a medida que el tiempo vaya pasando, pero nada para tirar cohetes. Algo así como un ajuste permanente (pienso que lo más parecido que recientemente podemos encontrar como ejemplo es el llamado Período Especial vivido en Cuba en los años 90).

Cuando por fin oficialmente hayamos salido de ‘la crisis’, lo que veremos a nuestro alrededor será una generalizada pérdida de bienestar manifestada en un empobrecimiento enquistado que se habrá ido formando a lo largo de los años de ajuste y que la sociedad ya no abandonará debido a que la recuperación -el nuevo modelo sistémico- estará basado en la optimización, lo que supondrá importantes excedentes de factores productivos, no utilizados, o, en lo referente al trabajo, desocupados o infrautilizados. Aunque eso es ya otra historia. Es decir y en resumen, de volver a lo de antes (que es lo que se está vendiendo), pienso que nada de nada.

Fuente: La Carta de la Bolsa
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“Los soldados israelíes dispararon a la cabeza de los pasajeros”

Sobrevivientes del ataque a la flota de ayuda humanitaria contaron detalles de la masacre y aseguraron que Israel minimiza la cantidad de muertos. Centenares de pacifistas continúan detenidos. El Consejo de Seguridad de la ONU evitó una clara condena a Tel Aviv.




Luego de la violenta masacre perpetrada ayer por la marina de guerra israelí en la “Flotilla de la Libertad”, que transportaba a unos 700 pacifistas de 30 países con más de 10 mil toneladas de ayuda humanitaria para la Franja de Gaza, algunos de los sobrevivientes dieron su testimonio a la prensa internacional.

La cineasta brasileña Iara Lee, quien se comunicó desde una cárcel hebrea con la cadena TV Globo, afirmó que los militares "entraron y comenzaron a disparar a las personas".

"Esperábamos que dispararan a las piernas, disparos al aire, sólo para aterrorizar a las personas, pero fueron directo. Dispararon a la cabeza de los pasajeros", confirmó Lee.

Por su parte, la diputada árabe israelí del partido Balad, Hanin Zuabi, quien estaba detenida junto a otros 600 activistas pero fue liberada por su condición de parlamentaria, denunció que los soldados dejaron morir a cinco heridos, a pesar de que ella les había avisado mediante un cartel escrito en hebreo y otro en inglés.

"Estaba claro por las dimensiones de la fuerza con que el Ejercito de Israel abordó el barco, que el propósito no era detenerlo, sino causar el mayor número de bajas para impedir futuras iniciativas similares", denunció Zuabi en conferencia desde Nazaret, al norte de Israel.

Dos legisladoras alemanas que también iban a bordo de la flota, Inge Hoeger y Annette Groth, aseguraron además que las cifras de víctimas fatales difundidas por Tel Aviv no son reales, ya que fueron más de nueve los muertos.

Versiones de prensa citadas por el canal qatarí Al Jazeera y el iraní Press TV, que tenían reporteros en los barcos humanitarios, reportaron inicialmente hasta 19 y 20 víctimas mortales, en cada caso, y coincidieron en la cifra de unos 40 heridos.

"Nos hemos sentido secuestradas, como si estuviésemos en guerra", dijo Hoeger en rueda de prensa, mientras que Groth advirtió que se trató de "un acto de barbarie".

El Consejo de Seguridad de la ONU dio a conocer esta mañana una declaración en la que condena "los actos" contra la "Flotilla de la Libertad", pero no se refiere explícitamente a la responsabilidad de Israel.

En el texto se "lamenta profundamente" la pérdida de vidas y los heridos resultantes del "uso de la fuerza durante la operación militar israelí" en aguas internacionales contra el "convoy" y pide a Israel que libere de manera "inmediata" los seis barcos que formaban parte de la flotilla y a los civiles detenidos.

El Consejo "toma nota" del comunicado del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el que pidió una investigación "íntegra" de los hechos, y hace un llamamiento para que se ponga en marcha una investigación "rápida", "imparcial", "creíble" y "transparente", conforme a los "estándares internacionales".

El máximo órgano de la ONU también subrayó que el bloqueo a la Franja de Gaza es "inaceptable e insostenible", por lo que destacó la importancia de que haya un flujo regular de bienes y personas al territorio palestino, así como una provisión y distribución de la ayuda humanitaria "sin impedimentos".

El representante palestino ante la ONU, Riyad Mansour, comentó tras adoptarse el texto que "el Líbano, Turquía y Palestina hubieran querido un lenguaje más contundente", pero valoró el hecho que se hubiera podido llegar a un acuerdo entre los 15 miembros del Consejo "a pesar de las diferentes interpretaciones" de cada uno.

Tras la declaración de la ONU, el gobierno de Israel enfatizó su posición de intransigencia al asegurar que "no tiene que pedir perdón por defenderse" durante el abordaje de la flota.

El viceministro de Asuntos Exteriores israelí, Danny Ayalon, afirmó que la violenta actuación de los comandos israelíes fue la respuesta a las supuestas agresiones recibidas en el barco "Mavi Marmara", de bandera turca.

"Por favor, díganme qué tipo de activistas por la paz llevan cuchillos y barras de metal y tratan de matar", trató de justificar el viceministro en un encuentro ante representantes de 40 países en Jerusalén y aseguró que "la armada del odio y la violencia es una manifestación de la constante provocación a la que hace frente Israel".

Sin embargo, los testimonios de los activistas coinciden en que la mayoría de los miembros de la misión humanitaria estaban desarmados, así como en la dureza de los métodos implementados por el Ejército israelí y las pésimas condiciones en las que fueron tratados en el puerto hebreo de Ashdod.

"No nos resistimos en absoluto, no hubiésemos podido aunque hubiéramos querido ¿Qué podríamos haber hecho ante comandos de élite que saltaron a bordo? La única cosa que algunos pudieron hacer fue retrasar su llegada colocándose en el puente y formando un escudo humano. Fueron tiroteados con balas de goma y recibieron descargas eléctricas", detalló un activista griego, Mihalis Grigoropoulos, a su regreso a Atenas.

Grigoropoulos, pasajero en uno de los barcos griegos, el Eleftheri Mesogeio, denunció que también las "condiciones miserables de detención en el puerto de Ashdod" y que "dos militantes griegos fueron golpeados".

"Me hicieron firmar papeles con respecto a mi expulsión sin que yo supiera lo que había en esos papeles porque yo no tenía derecho a un traductor, abogado o a comunicarme con mi familia", ha añadido entrevistado por la televisión griega Ska, poco después de su llegada con cinco compatriotas.

Fuente: Política y Medios
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Clarín perdió de aliado a La Nación (Por Eduardo Anguita)


Las cuatro patas del poder externo de Clarín eran un grupo de políticos opositores cuya cara más visible es Julio Cobos, la Asociación Empresaria Argentina (AEA), La Nación y un sector de la Justicia a la que genéricamente se llama la Familia Judicial. Hace dos semanas, AEA sufrió una sangría de empresas de capital concentrado que no quisieron ser mascarón de proa en la embestida de Héctor Magnetto (CEO de Clarín y vicepresidente de AEA) para presionar a la Corte Suprema en el tratamiento de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que actualmente está en manos del alto tribunal a raíz del recurso presentado por el Estado para que termine la medida cautelar que impide su vigencia. Los ex aliados de Clarín en AEA no se equivocaron: los directivos del monopolio dicen contar con información proveniente del procurador general de la Nación, Esteban Righi, como para saber que su dictamen será a favor del Ejecutivo. Además, ya dan por sentado que tienen la batalla perdida en la medida cautelar tomada por la jueza federal de Mendoza Olga Pura de Arrabal. Descuentan que la Corte fallará pronto y que no interferirá en una decisión tomada por el Congreso.
Tal como informó la semana pasada Miradas al Sur, quedó al descubierto la fisura de Clarín con La Nación. Fue cuando el secretario de Comercio Guillermo Moreno, acompañado de José Pirillo y Lidia Papaleo de Graiver, se presentó en la asamblea de accionistas de Papel Prensa. La valentía de la viuda de David Graiver y la contundencia de las acusaciones del ex titular de La Razón llevó a José Aranda y el resto de representantes de Clarín a retirarse al tiempo que Julio Saguier, presidente del directorio de La Nación, y el resto de funcionarios de ese diario se quedaron durante toda la reunión y trataron con todo respeto a Moreno y especialmente a Papaleo quien sufrió tormentos de toda naturaleza para que se concretara el robo de las acciones de Papel Prensa en la asociación (ilícita) entre los directivos de los diarios que se quedaron con el monopolio del papel de diarios y el dictador Jorge Videla.

Las desventuras de Ventura. El viernes por la tarde, las fisuras entre Clarín y La Nación quedaron patentadas en el tema periodístico más importante del momento como fue la convocatoria a Felipe y Marcela Noble Herrera por parte de la jueza de San Isidro Sandra Arroyo Salgado. La Nación, el viernes había publicado un artículo de Adrián Ventura, quien se encarga de temas judiciales y es un aliado indiscutido de Clarín en estos temas. Su columna se titulaba Un vejamen en la vía pública y en la casa y arrancaba con una cerrada defensa de los intereses de Magnetto: “Los hijos de Ernestina Herrera de Noble nunca se negaron a someterse a un examen de sangre sobre su identidad: piden, sí, que esté rodeado de garantías para asegurar la veracidad de los resultados. El viernes la jueza federal de Martínez, doctora Arroyo Salgado, en una audiencia que realizó en su juzgado a las 11, les pidió a Marcela y Felipe que entregaran prendas, tratando de reeditar, en forma innecesaria, un procedimiento que había ordenado”. Más adelante afirma que tras retirarse del juzgado “las cosas se volvieron sorpresivamente violentas. Varios automóviles no identificados interceptaron la camioneta que manejaba la abogada Roxana Piña. Los policías exhibían armas y eran varios vehículos y motos. ‘Parecía que estuvieran intentando detener a narcos’, dijo uno de los presentes”.
El tono desencajado de la nota de Ventura y su arbitraria comparación colmó la paciencia de Julio Saguier por el final desencajado del breve artículo: “Todo esto ocurre apenas tres días después de los festejos del Bicentenario y cuando la población está distraída, viendo la partida de la selección rumbo a Sudáfrica”. Pasadas unas horas de la publicación en el portal digital de La Nación, la nota de Ventura fue sacada. Quedó en ese lugar una leyenda seca y cortante: “Esta nota fue dada de baja” y quedaba el registro de los 53 comentarios y las 41 respuestas que habían merecido el artículo de Ventura.
Como contraste, la edición impresa de ayer, esta noticia llevó como título de tapa algo rigurosamente cierto: Allanan la casa de los hijos de la directora de Clarín. Curiosamente, la nota no lleva firma y evitó cualquiera de los golpes bajos de Ventura.
En los pasillos de tribunales, más de una vez se menciona de modo intencional que Ventura es un influyente entre algunos de los magistrados de la Corte y un virtual vocero de la llamada familia judicial.

El portal judicial. Vale la pena observar con la sobriedad que informó el Centro de Información Judicial –la Agencia de Noticias del Poder Judicial creada por la Corte Suprema de Justicia– sobre lo sucedido a raíz de la obtención de muestras genéticas de Felipe y Marcela Noble Herrera ordenados por la jueza Arroyo Salgado. El título se parece al de La Nación como dos gotas de agua: Se realizó allanamiento en los domicilios de los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera y el texto es de tono sobrio. Se remite a dar cuenta de lo actuado por una jueza que no quedó cautiva de los intereses del Grupo Clarín. Como sí lo hacía quien la precedió en la causa, Conrado Bergesio, y que fue apartado por las graves irregularidades cometidas.
El portal judicial pone en evidencia las graves irregularidades cometidas por Bergesio y confirman que obró para evitar que se sepa la verdadera identidad de los hijos adoptados por Ernestina Herrera de Noble. Bajo el subtítulo Los motivos para tomar las muestras y con información dada por el juzgado de Arroyo Salgado, el portal judicial brinda una información que no tiene desperdicio: “El primero, que así se había planteado cuando el anterior juez ordenó la medida que recién ahora puede ejecutarse (resoluciones del 8 y 15 de febrero pasado), a raíz del reciente rechazo al recurso introducido por los abogados de las víctimas, dictado por la Cámara Nacional de Casación Penal días atrás”. El segundo motivo contiene datos explosivos porque podrían llevar a Bergesio a un juicio político inmediato y fulminante: “El citado magistrado había conservado en su caja fuerte muestras relativas a material que debía ser objeto de estudio cuando ya había sido recusado, y obvió su remisión a la nueva jueza interviniente (Arroyo Salgado), quien tuvo que ordenar su inmediata remisión al Cuerpo Médico Forense, luego que llegara a su conocimiento un confuso episodio en torno a la rotura de la manija de dicha caja fuerte de la que dio cuenta un secretario de Bergesio, magistrado para ese momento, en uso de licencia”.
El último párrafo del portal judicial hace una consideración que sirve para salir al cruce de las estrategias de Clarín ahora que, con las nuevas muestras, el Banco Nacional de Datos Genéticos tendrá la certeza de hacer estudios del verdadero ADN de Felipe y Marcela y no de material dañado o falsificado. El portal judicial afirma que “si se hubiese avanzado con éstas últimas (las muestras que obraban en poder de Bergesio) solamente, todavía existe la posibilidad de que la Corte Suprema contemple que las mismas no puedan ser utilizadas, y se genere de esa forma una nueva dilación en la causa, pese a las serias advertencias recibidas por la magistrada (Arroyo Salgado) de parte de su superior jerárquico (la Cámara Federal de San Martín) en sentido de actuar con suma premura”.

Fuente: El Argentino.com
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"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)