27.11.11

“¿Qué pasará cuando los sacrificios no acaben con la crisis?”

Entrevista a Ignacio Ramonet director de la edición española de  ‘Le Monde Diplomatique’. 

Alerta del “golpe de estado financiero” que vive Europa.




La mundialización financiera ha creado su propio Estado. Un poder sin sociedad. Este rol es ejercido por los mercados (…). Las sociedades realmente existentes son sociedades sin poder. Y todo esto no deja de agravarse”. Este texto tiene 14 años. En diciembre de 1997, Le Monde Diplomatiquepublicaba el editoral del director de su versión en español, Ignacio Ramonet, Desarmad los mercados financieros. Una alerta que sería germen del movimiento Attac, hoy presente en 40 países, que lucha por la creación de una tasa a las transac-ciones financieras mundiales (inspirada en la Tasa Tobin) para ir echando “granos de arena” en el engranaje de la especulación.
14 años después, dos países del Viejo Continente han visto cómo sus gobiernos elegidos en las urnas eran sustituidos por unos gestores de quiebras mientras el resto atribuye al mercado decisiones y recortes. Podría decirse que Ramonet, que participó esta semana en el ForoBurgos organizado por Banca Cívica, acertó.
¿Se cae Europa?
Es un momento extremadamente delicado. Da la sensación de que no hay a la cabeza una generación política a la altura de la crisis apocalíptica que estamos viviendo. Y no nos hemos sorprendido lo suficiente de que, en los últimos meses, Alemania y Francia hayan asumido un poder que nadie les ha dado. Hemos leído: Rajoy habla con Merkel’. ¿Lo primero que hace el vencedor de unas elecciones con un resultado abrumador es llamar al jefe? No estamos en un Estado federal. España no es Dakota ni Berlín, Washington. Pero manda Merkel con Sarkozy de coartada.
Hay quien dice que Merkel asume el liderazgo porque no hay otro poder fuerte.
Si Merkel es quien está pilotando la crisis, el resultado es muy malo. Grecia va cada vez peor. Su PIB es el 3% de la zona del euro. Cuando estalló la crisis, se podía haber solucionado con un pequeño esfuerzo económico. Ahora, la gangrena ha subido. Austria y Francia tienen triple A (máxima calificación en su deuda) y las atacan. No se sabe si el euro será capaz de resistir. A Portugal se le ha impuesto una cura de caballo, se le ha impuesto la recesión y como resultado, le acaban de volver a bajar el rating. Esto no funciona.
¿Tampoco para Alemania?
Los alemanes se van a despertar dentro de poco constatando que la mayoría de los países europeos no compran. Y que ellos no exportan.
¿Por qué no lo ven?
No están a la altura. Están aplicando recortes de manual a situaciones que no se corresponden. Están alentando a los mercados a seguir ejerciendo presión. Los mercados están desbocados porque durante años ha habido una desregulación que les dejó hacer lo que querían. Los políticos prometieron cambiarla en el G-20. Sarkozy prometió la tasa a las transacciones. Pero los mercados no quieren y no se adopta.
¿A qué nos enfrentamos?
Si seguimos así, la primera amenaza es que no estamos seguros de que el euro vaya a resistir. Nadie puede afirmar que seguirá siendo lo que es dentro de tres meses o de un año. Mucha gente apuesta por que desaparecerá o quedará restringido al área de influencia de Alemania.
¿Europa se ha convertido en la primera ficha de un nuevo dominó?
La crisis de la deuda europea puede tener incidencia a escala global. Muchos se han olvidado, entre ellos Alemania, de que la globalización es la articulación de todos los mercados. Si la zona euro entra en congelación por la austeridad, no se potenciará el consumo. Ya hay en Europa 23 millones de desempleados cinco millones en España y 80 millones de pobres, personas que no consumen. El mundo funciona con dos motores, dos grandes centros de consumo: EEUU y la Unión Europea, ambos amenazados por la recesión. Si se paran, China va a fabricar menos. De hecho, el ritmo de crecimiento chino ya ha bajado. Si China deja de importar, dejará de comprar también materias primas, los minerales que compra a Perú y Chile y los productos agrícolas que compra a Brasil y Argentina. Esos países dejarán de crecer. Y en 2013 o 2014 podemos encontrarnos con una recesión internacional.
¿Puede el mundo soportarlo?
La pregunta es, si la recesión se prolonga en Europa, hasta dónde soportarán las sociedades europeas la purga a la que se está sometiendo a la población. Cuánto va a crecer la extrema derecha, cuánto la protesta social. La historia no se detiene y esto es un golpe de Estado financiero. Los mercados han decidido tomar el poder. En Grecia e Italia, la evidencia es total. Se han colocado personas que han trabajado de uno u otro modo con Goldman Sachs, especialista en colocar a su gente en puestos de poder, pero ahora al frente de países.
¿Qué se puede hacer?
La sociedad debe reflexionar para seguir defendiendo que otras soluciones son posibles. Hay que volver a planteamientos keynesianos (estimular el crecimiento económico inyectando dinero público). No lo digo yo. Lo dicen (Paul) Krugman y (Joseph) Stiglitz. Hay que hacer políticas anticíclicas, encontrar soluciones para salir de la situación. Veo difícil que se adopten en el contexto actual pero, si los gobiernos no se deciden, vamos a la catástrofe. Quizás si Francia pierde la triple A, Alemania verá que se hunde la última barrera que los protege. Los eurobonos podrían ser una solución a la crisis de la deuda, pero por otro lado habría que prohibir los hedge funds (fondos de alto riesgo), implantar la tasa a las transacciones, no operar con bancos que utilicen paraísos fiscales. Quién lo va a hacer si no hay autoridad. El euro es la única moneda que no está respaldada por una autoridad política, no tiene Gobierno y los mercados se han dado cuenta, han visto que se podían enriquecer fácilmente.
¿Por qué arrasa la derecha en Europa si trae recortes aún mayores que los que se han visto?
Es posible que una parte de la sociedad, teniendo en cuenta que muchos medios de comunicación dominantes insisten en que la línea de la ortodoxia es la única, acepten la idea de los recortes. El pánico a que el euro desaparezca genera mucha disciplina. Se ha visto en Catalunya en estas elecciones. Una parte del electorado piensa que es o recortes o caos, y votan recortes. El problema es qué pasará cuando no pase nada. Cuando los sacrificios no hayan puesto fin a la situación de crisis. Esa es la preocu-pación.
¿Piden realmente los mercados ajustes y reformas, teniendo en cuenta que no funcionan?
Los mercados no saben lo que quieren. No hay un objetivo concreto. Buscan ganar dinero. Pero es posible que la especulación acabe por destruir el sistema.

Fuente: Attac - Madrid
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9.11.11

Estados Unidos desembarca en África

Los "condenados de la tierra" a los que Frantz Fanon instaba a principios de los 60 a levantarse contra la dominación colonial de las insaciables potencias europeas, siguen estando sobre todo en África, y su condena no ha disminuido. Pero este neocolonialismo, encabezado por Estados Unidos y sus socios en Europa, asume otras formas: la de los bombardeos humanitarios y la doctrina de la seguridad nacional a escala planetaria.
La intervención en la guerra civil libia hasta lograr el derrocamiento y asesinato de Muammar Kadafi, y el actual respaldo de la alianza de circunstancias del Consejo Nacional de Transición son un primer paso que permite a Washington y sus aliados incidir de manera directa en los asuntos del país que posee las mayores reservas petrolíferas del continente africano.





© Noticiero Visión Siete/ TV Pública/ Argentina
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8.11.11

José Nun: “Los indignados también son un asunto nuestro”

En diálogo con Miradas al Sur, el ex secretario de Cultura subrayó la necesidad de cambiar las reglas a nivel internacional y advirtió sobre los efectos políticos de la crisis global.

"Ha habido un cambio muy profundo en el mundo y particularmente en el caso de Estados Unidos, que es el timonel del mundo capitalista. La tasa de inversión en los sectores productores de bienes y servicios de su economía ha caído en forma sistemática durante las últimas tres décadas. Hoy, sólo el 10% de su población económicamente activa trabaja en la industria”, subraya José Nun. El ex secretario de Cultura de la Nación afirma que una de la causa de la situación hay que buscarla en “la apertura internacional de sus empresas, que buscan mayores utilidades en países con mano de obra prácticamente esclava o con salarios irrisorios”. Su análisis también hace hincapié en voracidad del capital financiero: “Es por definición un capital impaciente que invierte en activos financieros para hacer utilidades rápidas. Además, la situación ha mantenido estancado el salario real y esto ha minado dos de los soportes fundamentales del credo norteamericano”, agrega Nun.

–¿A qué soporte se refiere?

–Primer pilar: el capitalismo se encarga de dar trabajo y, por lo tanto, el bienestar colectivo depende del empleo. Esto establece una diferencia entre lo que se llama el modelo norteamericano y el europeo, que le dio primacía, desde la Segunda Guerra mundial, a los llamados Estados de Bienestar. En Estados Unidos, en cambio, se le dio primacía al empleo, por eso la tasa de desocupación fue más baja y la protección social increíblemente menor que en Europa. Ahora bien, la economía norteamericana en los últimos treinta años casi no ha creado nuevos puestos de trabajo. Aquí hay un truco…

–¿Qué truco…?

–En 1994, Estados Unidos introdujo un cambio en el cálculo de la desocupación que consistió en eliminar de la medición a las personas que llevan más de un año desocupadas. Esto hace que en la actualidad se hable de una desocupación de entre el nueve y 10%, cuando en realidad supera el veinte, una tasa similar a la que registra España.

–¿Cómo saber si una persona busca trabajo o si no lo hace porque quedó encerrada en una matriz de exclusión?

–Es lo que se llama técnicamente el trabajador desalentado. Es la persona que se da cuenta de que gasta más en transporte para buscar un trabajo que sabe que no conseguirá que quedándose en su casa haciendo algunas changas. La gente que hace más de un año que busca trabajo está peor que el resto; sin embargo, no se la considera desocupada. Primer baluarte de la ideología norteamericana más común: al trabajo se llega a través del esfuerzo personal. Segundo baluarte: darle poca importancia a la desigualdad porque se consideraba que si el capitalismo daba trabajo y uno se esforzaba había iguales oportunidades para todos. Era lógico, entonces, que según sus capacidades o talentos, unos se enriquecieran más que otros. Es lo que se llamó el mito de los harapos a la riqueza y que tantas películas de Hollywood se encargaron de mostrar.

–La realidad es muy diferente…

–Ahora, lo que se ha venido a descubrir, cuando se pusieron en evidencia los escándalos vergonzosos ejercidos con protección política, es que muchos de los ricos de ninguna manera hicieron sus fortunas esforzándose, sino que la hicieron robando sistemáticamente, embarcados en esquemas tramposos de fraude. Entonces, la desigualdad se volvió insoportable. Esto es lo que precipitó la ocupación de Wall Street; un sitio simbólico del capitalismo que en la actualidad ha trocado en símbolo del desbarajuste que generaron los accionistas codiciosos, egoístas y que, después, trataron de solucionar de una manera muy peculiar.

–Un panorama sumamente complicado…

–La ocupación no crece. Por el contrario, lo que crece es el desempleo. Si le agregamos que el salario real ha estado estancado, si le añadimos que desde 1973 hasta 2007 el 1% de las familias más ricas americanas se apropió del 60% del crecimiento de la riqueza y el 90% de los norteamericanos consiguió el 9%, la resultante es que el mercado interno tiene que estrecharse mucho; es decir: que baja la demanda porque la gente no tiene cómo comprar. Ahí es donde vino una orgía desregulatoria fenomenal, permitiéndole a los bancos algo que no se le permitía desde 1933: que aun teniendo depósitos asegurados pudieran hacer inversiones de riesgo. Entonces, se lanzaron alegremente a ofrecer créditos y, sobre todo, créditos hipotecarios baratos, a pesar de que las propiedades que los respaldaran valiesen muy poco. En estas condiciones, efectivamente, la gente se endeudó mucho y se generó demanda. Argentina tiene una deuda externa que equivale a menos del 50% de nuestro producto bruto interno. En Estados Unidos equivale al 390%. ¿Gracias a qué…? A que Estados Unidos fabrica dólares y nosotros no.

–Me viene a la memoria una fotografía que ganó un premio hace dos años. En ella se ve a dos policías estadounidenses que con una orden judicial entran, empuñando las armas como si estuvieran buscando terroristas, a la casa de una familia que no podía pagar la hipoteca. Años atrás, la foto que ganaba un premio era una de Sudán, con un cuervo cerca de una niña desnutrida…

–Es el doble movimiento que alimenta tan fuertemente la indignación. Por un lado, cuando se desata la crisis en 2008, los bancos comienzan las ejecuciones. A la vez, los trabajadores son echados a las calles por millones, y los propietarios medianos y pequeños se quedan sin sus casas… A los de abajo les va peor que nunca, pero sus victimarios logran cuantiosos rescates del gobierno que son usados, en una medida muy significativa, para darles a los ejecutivos las bonificaciones más altas de la historia. American International Group era la aseguradora más grande del mundo, entró en crisis y obtuvo 160 mil millones de dólares de dineros públicos como rescate.

–Quebró lo mismo...

–Así es. Sin embargo, antes de quebrar, sus directivos tuvieron la precaución de repartirse 450 millones en bonificaciones. Otro caso es el de Merrill Lynch, que llevaba perdidos 15 mil millones de dólares. El banco Bank of America se hizo cargo a cambio de que el Estado le diera 20 mil millones para enjugar las pérdidas. Acto seguido, repartió casi mil millones entre sus ejecutivos como premio por sus talentos. Y esto la gente lo ve, lo lee y explota, estalla... ¿Qué dice Obama…? “Los entiendo perfectamente”. ¿Qué dice el Premio Nobel de economía, Paul Krugman..? “Wall Street es culpable del peor desastre económico y político de la historia americana”. ¿Pero qué dice uno de los principales precandidatos republicanos a la presidencia como Mitt Romney…? “Ha comenzado la lucha de clases”.

–Lo que uno podría llamar en términos antiguos conciencia de clase de los poderosos.

–Exactamente. Rommey dice “empezó la lucha de clases”. No lo dijo la gente que está acampando frente a Wall Street. Giovanni Agnelli lo dice en 1919 en Turín, donde estaba la fábrica principal de la Fiat. ¿Por qué? Porque ha comenzado el movimiento de los consejos de fábrica que se reúnen para discutir las condiciones de trabajo, el salario... Agnelli dice “comenzó la lucha de clases” en el mismo año en que un señor que se llamó Benito Mussolini comienza a crear los fascios italianos. El desemboque no fue el socialismo, el desemboque fue el fascismo.

–Sin embargo, el Tea Party no es exactamente asimilable al fascismo…

–No lo es. Ni siquiera tiene la consistencia ideológica relativa que tuvo el fascismo. Pero, sin duda, es la ultraderecha y lo que preconiza es la liquidación del Estado, la eliminación de toda protección social. Además, viene creciendo fuertemente. Entonces, con sus mutaciones de lugar, de tiempo, parece que es una historia que se repite y sería bueno que intentáramos aprender las lecciones que se desprenden de lo que pasó en Europa.

–¿Qué lectura hace de la reunión entre Barack Obama y Cristina Kirchner?

–Creo que acaba de quedar en evidencia una puja interna entre dos sectores. Los que quieren que volvamos a la situación anterior; es decir: que nos amiguemos con el Fondo Monetario y con los bancos para que tengamos, por un lado, condicionalidades y, por el otro, pagándole al Club de París, acceso al crédito internacional. Frente a eso está la otra posición que quiere “vivir con lo nuestro”. Creo que de lo conversado con Obama dependerá un poco el rumbo que se adopte. No obstante, lo que me interesa plantear es una pregunta…

–¿Qué pregunta?

–¿Hasta qué punto nos interesa lo que pase en Estados Unidos? Porque los indignados son también un asunto nuestro. Hay que cambiar las reglas del juego y para cambiarlas se necesita que prospere el movimiento de los indignados. De lo contrario, la amenaza del ascenso al poder de los republicanos y los demócratas de derecha se traducirá en un ajuste terrible. Esto haría que Estados Unidos ingresara en un largo período de estancamiento. Lo que está sucediendo en Estados Unidos ocurrió, a otra escala, cuando estalló la burbuja en Japón en 1990, un país que veintiún años después no se repuso. Estados Unidos corre ese riesgo. Si eso ocurre, China sufrirá un duro impacto porque tiene el 10% de una deuda nacional estadounidense que podría transformarse en impagable. Además, China exporta muchos bienes industriales a Estados Unidos y un tercio de su mano de obra está ocupada en el sector de exportaciones industriales. Pero no sólo sufrirá China, también Brasil sufrirá, porque está muy ligado a Estados Unidos, ya que el 20% de sus exportaciones tiene como destino ese país. A su vez, el 40% de nuestras exportaciones industriales van a Brasil. No es cierto que la Argentina esté blindada.

Reportaje de Eduardo Anguita al politólogo José Nun, para Miradas al Sur
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6.11.11

¿Por qué gana la Presidenta Fernández y pierde Obama? (Por James Petras)

Introducción

El 23 de octubre de este año, la Presidenta Cristina Fernández ganó la reelección con un 54% de los votos, 37 puntos más que el segundo. La coalición de la Presidenta también barrió con los escaños al Congreso, Senado y a las gobernaciones provinciales al igual que a 135 de los 136 concejos municipales del Gran Buenos Aires. En agudo contraste con el Presidente Obama, que según los últimos sondeos está por detrás de los candidatos presidenciales republicanos, y es probable que pierda el control del Congreso y del Senado en la próxima elección de 2012. ¿Cuáles son los factores para esta diferencia monumental de percepción de los votantes sobre dos presidentes en el cargo? Es fundamental hacer un análisis histórico comparativo de las políticas socio-económica y exterior al igual que de las respuestas a la profunda crisis económica de los respectivos gobiernos para poder explicar los resultados divergentes.

Metodología

Al comparar la performance de Fernández y Obama es necesario ubicarlos en un contexto histórico. Más específicamente, ambos presidentes y sus predecesores inmediatos, George Bush en EE.UU. y Néstor Kirchner en Argentina (el fallecido esposo de Fernández) confrontaron crisis socio-económicas de enorme importancia. Lo que es significativo, sin embargo, son las respuestas diametralmente opuestas a las crisis y los resultados divergentes. Por un lado, un crecimiento sostenido con equidad en Argentina, y por el otro, una profundización de la crisis y políticas fallidas en EE.UU.

Contexto histórico - Argentina: Depresión, revueltas y recuperación

Entre 1998-2002, Argentina vivió la peor crisis socio-económica de su historia. La economía se fue a pique de una recesión a una depresión económica a escala total, culminando con un crecimiento negativo de doble dígitos en 2001-2002. La tasa de desempleo llegó al 25%, y en algunos barrios de clase trabajadora por encima del 50%. Decenas de miles de profesionales de clase media empobrecidos se alineaban para recibir pan y sopa a sólo unas pocas cuadras de la Casa Rosada. Cientos de miles de trabajadores sin empleo, los "piqueteros", bloqueaban las principales rutas y algunos interceptaban los trenes de transporte de ganado y cereales de exportación. Los bancos cerraron quedándose con los ahorros de millones de personas. Millones de manifestantes de clase media organizaron concejos barriales radicales y se conectaron con las asambleas barriales de los desempleados. El país estaba enormemente endeudado, la gente profundamente empobrecida. El ánimo popular se encaminaba a una insurrección revolucionaria. El Presidente Fernando de la Rúa fue derrocado (2001), cantidades de manifestantes fueron asesinados y heridos, mientras la rebelión popular amenazaba con tomar la casa de gobierno. Hacia fines de 2002, cientos de fábricas en bancarrota fueron "ocupadas", tomadas por los trabajadores y dirigidas por ellos. Argentina declaró el default de la deuda externa. A principios de 2003, Néstor Kirchner fue elegido presidente, en medio de esta crisis sistémica y rechazó el pago de la deuda y al mismo tiempo se negó a reprimir los movimientos populares. En cambio, inició una serie de programas de emergencia pública. Autorizó un pago a los trabajadores desempleados (150 pesos mensuales) para que pudieran cubrir sus necesidades básicas; los desempleados constituían casi la mitad de la fuerza laboral.

La consigna más popular de los multitudinarios movimientos que ocupaban los distritos financieros, fábricas, edificios públicos y las calles era "Que se vayan todos". Se rechazó rotundamente a toda la clase política, los partidos y líderes, el Congreso y los presidentes. Pero mientras que los movimientos eran masivos, militantes y unidos en lo que rechazaban, no tenían un programa coherente para tomar el poder estatal, ni un liderazgo político a nivel nacional que lo condujera. Después de dos años de revueltas, el pueblo acudió a votar y eligió a Kirchner con un mandato de hacer algo o perecer. Kirchner escuchó el mensaje, al menos la parte que exigía crecimiento con equidad.

Contexto: EE.UU. y los gobiernos de Bush-Obama

Bush (en los últimos años) y Obama gobernaron durante la peor crisis socio-económica desde la Gran Depresión de los treinta. El desempleo y el subempleo casi alcanzaron un tercio de la fuerza laborable en 2009. Millones de casas hipotecadas fueron tomadas por los bancos. Se multiplicaron las declaraciones de bancarrota y los bancos estaban al borde del colapso. Las tasas negativas de crecimiento y una caída marcada del salario incrementaron la pobreza y multiplicaron la cantidad de personas que necesitaban ayuda alimenticia. A diferencia de Argentina, los ciudadanos canalizaron su descontento en las urnas. Atraídos por la retórica demagógica de "cambio" de Obama depositaron sus esperanzas en el nuevo presidente. Los demócratas ganaron la presidencia y obtuvieron una mayoría en el Congreso y en Senado. La primera prioridad de Obama y el Congreso fue volcar billones de dólares en el salvataje de los bancos, incluso cuando el desempleo se acentuaba y continuaba la recesión. La segunda prioridad fue la de profundizar y expandir las guerras imperialistas de ultramar.

Obama aumentó la cantidad de tropas en Afganistán a 30.000; expandió el presupuesto militar a $750 mil millones; lanzó nuevas operaciones militares en Somalia, Yemen, Libia, Pakistán y otros países, aumentó la ayuda militar a las fuerzas armadas coloniales de Israel; firmó nuevos pactos militares con países de Asia (India, Filipinas, Australia) próximos a China.

En suma, Obama le dio una prioridad máxima a la expansión del imperio militarista, agotando los fondos del tesoro con los que se podría haber financiado la recuperación de la economía interna y reducción del desempleo.

En contraste, Kirchner/Fernández redujeron el poder de los militares, recortaron los gastos militares y canalizaron recursos estatales hacia programas de empleo, inversiones productivas y exportaciones no-tradicionales.

Con el gobierno de Obama la crisis se volvió una oportunidad para revivir y consolidar el poder financiero de Wall Street. La Casa Blanca aumentó el presupuesto militar para expandir las guerras imperiales y profundizó el déficit del presupuesto, para luego proponer recortes de programas sociales esenciales con el fin de "reducir el déficit".

Argentina: De la crisis al crecimiento dinámico

En Argentina la catástrofe económica y la insurrección popular le ofrecieron a Kirchner una oportunidad para implementar un cambio básico del militarismo y el saqueo especulativo a programas sociales y a un crecimiento económico sostenido.

Las victorias electorales de Kirchner y Fernández reflejan su éxito en la creación de un estado social, capitalista "normal". Después de 30 años de regímenes neoliberales depredadores apoyados por EE.UU., esto fue un gran cambio positivo. Entre 1966 y 2002, Argentina sufrió dictaduras militares brutales que culminaron con los generales genocidas que asesinaron a 30.000 argentinos desde 1976 a 1982. De 1983 a 1989 Argentina sufrió bajo un régimen neoliberal (Raúl Alfonsín) que no resolvió el legado dictatorial y presidió el país con una hiperinflación de tres dígitos. Desde 1989 a 1999 con el Presidente Carlos Menem, Argentina fue testigo de la mayor venta de sus empresas más rentables, recursos naturales (incluido el petróleo), bancos, autopistas, zoológicos y hasta baños públicos a inversores extranjeros y socios cleptócratas a precios regalados.

Finalmente, aunque no menos importante, Fernando de la Rúa (2000-2001) prometió un cambio y en lugar de hacerlo profundizó la recesión que condujo a la eclosión catastrófica final de diciembre de 2001, con el cierre de los bancos, la bancarrota de 10.000 empresas y el colapso de la economía.

Contra este trasfondo de un fracaso rotundo y con el desastre humano causado por las políticas de "libre mercado" de EE.UU. y el FMI, Kirchner/Fernández declararon el default de la deuda externa, re-nacionalizaron varias empresas privadas al igual que el Fondo de Pensiones, intervinieron los bancos y duplicaron el gasto social, expandieron la inversión pública en el sector productivo e incrementaron el consumo popular, en camino hacia la recuperación económica. Hacia fines de 2003 Argentina pasó de una tasa negativa a un crecimiento del 8%.

Derechos humanos, programas sociales y política económica independiente del exterior

La economía argentina creció más del 90% en el periodo 2003-2011, más del triple que la de Estados Unidos. La recuperación estuvo acompañada de una triplicación del gasto social, especialmente en programas de reducción de pobreza. El porcentaje de argentinos pobres ha declinado del 50% en 2001 a menos del 15% en 2011. En contraste la pobreza en EE.UU., en la misma década, aumentó del 12% al 17% y sigue en una trayectoria ascendente.

EE.UU. se ha convertido en el país con mayor desigualdad en la OCDE: el 1% controla el 40% de la riqueza del país (aumentó del 30% en menos de una década). En contraste, la desigualdad en Argentina se redujo a la mitad. La economía de EE.UU. no ha logrado recuperarse de la profunda depresión de 2008-2009, durante la cual decayó más del 8%. En contraste, la economía Argentina cayó menos del 1% en 2009, y ha estado creciendo a un saludable 8% (2010-2011). Argentina ha nacionalizado el Fondo de Pensiones, ha duplicado las pensiones básicas y ha introducido un programa de asistencia social universal para los niños con el fin de contrarrestar la desnutrición y garantizar la asistencia escolar.

Por el contrario, hoy en EE.UU. un 20% de los niños están mal alimentados, las tazas de abandono escolar están aumentando en los adolescentes y la desnutrición afecta a más del 25% de los niños de grupos minoritarios. Con más recortes sociales en salud y educación en el horizonte, las condiciones sociales van a empeorar. En Argentina el salario se ha incrementado más de un 50% a lo largo de la década en términos reales, mientras que en EE.UU. ha disminuido casi un 10%.

La dinámica de crecimiento de Argentina ha estado alimentada por un creciente consumo interno y los ingresos de las exportaciones. Argentina tiene un sostenido balance comercial favorable basado en los precios del mercado y en una competitividad creciente. En contraste, el consumo interno en EE.UU. se ha estancado, el déficit comercial está cerca de los $1,5 billones y los ingresos se desperdician en gastos militares improductivos de más de $900 mil millones por año.

Mientras que en Argentina el impulso inicial para una política de default con crecimiento fue posible por una rebelión popular y un movimiento de masas, el descontento popular en EE.UU. fue canalizado hacia la elección de un financiero estafador de Wall Street llamado Obama. Éste procedió a entregar dinero para el rescate de la élite financiera en lugar de dejar que se vayan a la bancarrota, y de establecer las bases del crecimiento, la competencia y el consumo social.

La alternativa argentina a los rescates bancarios y la pobreza

La experiencia argentina va en contra de todos los preceptos de las agencias financieras internacionales (FMI, Banco Mundial), y de sus defensores políticos y propagandistas de la prensa financiera. Desde el primer año (2003) de la recuperación de Argentina hasta hoy, las "predicciones" de los expertos económicos fueron que su crecimiento no era "sostenible" -pero éste ha seguido siendo fuerte a lo largo de una década. Los analistas financieros sostuvieron que el default le cerraría a Argentina el acceso a los mercados financieros y que su economía colapsaría. Argentina se apoyó en la auto-financiación sostenida por los ingresos de las exportaciones y en la reactivación de la economía interna, y confundió a los economistas prestigiosos.

Mientras que el crecimiento continuaba, los críticos del Financial Times y del Wall Street Journal dijeron que terminaría cuando "la capacidad sin usar se agotara". En lugar de ello, los ingresos del crecimiento financiaron la expansión del mercado interno y crearon nuevas capacidades para el crecimiento, especialmente a nuevos mercados asiáticos y a Brasil.

Incluso en una fecha reciente, el 25 de octubre de 2011, periodistas del Financial Times todavía parloteaban sobre "la crisis inminente" al estilo de los fundamentalistas mesiánicos prediciendo un final apocalíptico. Machacan sobre la "inflación alta", "programas sociales insostenibles", "moneda sobrevaluada" y más predicciones sobre "el fin de la prosperidad". Todas estas advertencias ocurren frente a un crecimiento sostenido del 8% en 2011 y de una victoria electoral abrumadora de la Presidenta Fernández. Los escribas financieros anglo-americanos deberían enfocarse en el fracaso de sus regímenes de libre mercado en Europa y América del Norte en lugar de denigrar una experiencia económica de la cual podrían aprender una lección.

Refutando a los críticos de la escuela de Wall Street, Mark Weisbrot y sus asociados señalan (en The Argentina Success Story, Center for Economic Bad Policy Research, Oct. 2011) que el crecimiento de Argentina está basado en la expansión del consumo interno, el aumento de exportaciones de manufacturas a socios comerciales de la región al igual que la tradicional exportación agro-minera a Asia. En otras palabras Argentina no es totalmente dependiente de las exportaciones primarias; ha equilibrado el intercambio comercial y no es demasiado dependiente de los precios de las commodities. Respecto a la inflación alta, Weisbroth señala que "la inflación puede ser alta en Argentina pero lo que cuenta es el crecimiento real y la distribución del ingreso. en relación con el bienestar de la vasta mayoría de la población" (página 14) [énfasis del autor].

EE.UU. durante los gobiernos de Bush-Obama ha seguido un camino totalmente perverso y divergente al de Kirchner/Fernández. Han priorizado el gasto militar y expandido el aparato de seguridad en detrimento del aparato productivo. Obama y el Congreso han incrementado enormemente el aparato policial del estado, reforzando la influencia política de éste sobre las políticas presupuestarias reaccionarias, y de manera paralela han aumentado los casos de violaciones de los derechos humanos y civiles. En contraste, Kirchner/Fernández han llevado a juicio a docenas de militares y policías por violaciones de derechos humanos y han debilitado el poder político de los militares.

En otras palabras los presidentes argentinos debilitaron el bloque de presión militarista que exigía más armamento y presupuesto de seguridad. Crearon un estado más coherente con su proyecto político de financiar competitividad económica, nuevos mercados y programas sociales. Bush-Obama revivieron el sector financiero parasitario incrementando el desequilibrio de la economía. Kirchner/Fernández se aseguraron de que el sector bancario financiara el crecimiento de las exportaciones, manufacturas y consumo interno. Obama reduce el consumo interno para pagar a los acreedores. Kirchner/Fernández impusieron un recorte del 75% sobre los titulares de bonos (bondholders) para financiar el gasto social.

Kirchner/Fernández ganaron tres elecciones presidenciales, cada una con un margen mayor que la anterior. Obama podría ser presidente por un solo término, incluso con la campaña de mil millones de dólares financiada por Wall Street, el complejo industrial-militar y la configuración de poder pro-Israel.

La oposición popular a Obama, especialmente el "Movimiento de Ocupación de Wall Street" tiene un largo camino por delante para llegar a emular el éxito de los movimientos argentinos que derrocaron presidentes, bloquearon autopistas paralizando la producción y circulación, e impusieron una agenda social cuyas prioridades eran la producción por encima de las finanzas, el gasto social por encima del gasto militar. El "Movimiento de Ocupación de Wall Street" ha dado el primer paso hacia la movilización de millones de participantes activos necesarios para crear un músculo social similar al que trasformó Argentina; que pasó de ser un estado cliente de EE.UU. a ser un estado social, dinámico e independiente.

Fuente: Rebelion
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Argentina-España (Por Pascual Serrano)

Tomado de su sección "Perlas informativas del mes de Septiembre 2011"

Con frecuencia pensamos que nuestra democracia está más consolidada que las latinoamericanas y nuestros derechos sociales mejor cubiertos. Sólo el repaso al ejemplar de un periódico argentino (Página 12, 21-9-2011) durante mi visita reciente a ese país me permite recoger algunos ejemplos para comparar con España. Mientras en España la impunidad con los represores y cómplices de la dictadura es absoluta y los jueces que lo investigan acaban sancionados, en Argentina “la Cámara Federal de Rosario -en un fallo unánime- confirmó el procesamiento del ex juez de Menores de la dictadura Luis María Vera Candioti por la 'supresión de identidad' de una nieta recuperada” y, tras la solicitud de la Justicia Argentina, la presidenta de Brasil “autorizó la extradición del militar retirado Norberto Raúl Tozzo, imputado por su participación en el fusilamiento de una veintena de presos políticos”. Mientras en España se reduce el presupuesto de servicios públicos como educación y salud, en Argentina “la cartera de Educación y la de Ciencia y Tecnología incrementarán su presupuesto un 19 por ciento, mientras que Salud ganará 17'6”. Mientras que el gobierno español no se atreve a reconocer a Palestina como miembro de la ONU de pleno derecho, tal y como las encuestas indican que es el deseo de la mayoría de los ciudadanos, Argentina, junto a otros once países latinoamericanos, “reconocía al Estado palestino libre e independiente con la fronteras de 1967”. Y mientras todo eso sucede, seguiremos pretendiendo dar a América Latina lecciones de democracia y estado de bienestar.

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"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)