Un ejemplo mediático (aunque no tan grotesco) es el de Fernando Peña, el actor y locutor que no pierde oportunidad para resaltar su homosexualidad como si fuera un mérito que lo distingue sobre "el vulgo". Se me hace que asumieron tanto su condición, que hasta sienten que son de una casta superior. Fundamentalistas de la homosexualidad, diría. Algo así como que son ellos los que ahora discriminan al resto. También pasa con otros grupos que de discriminados pasaron a discriminadores: los negros en muchos casos y los judíos, por ser breves.
Nueva aclaración: me importa tres cuernos que sean negros (porque eso son. No son "de color", son negros) o judíos (y lo digo con total naturalidad, porque pareciera que un "no judío" no puede llamarlos "judíos", porque suena a discriminatorio... no?)
Soy conciente de que al decir todo esto corro el riesgo de parecer alguien pacato o antediluviano. Pero bueno, es lo que me molesta.
Algo semejante sucede con las minitas que sin tener una sola neurona que les funcione medianamente bien y que quieren hacerse famosas a cualquier precio (teniendo un buen cuerpo, desde ya...) andan diciendo al periodista (?) que se les cruce por delante que tuvieron centenares de amantes, que también tuvieron sexo con varios hombres o con hombres y mujeres, etc, etc, etc... Parece que cuanto más putas se muestren, más puntos de raiting creen conseguir. Claro, siguen el ejemplo de algunas que les fue bien hasta ahora: Luciana Salazar, sin ir más lejos... a la que le escuché decir varias de estas estupideces antes que a las que me refería recién.
En fin... lo cierto es que, como dije en el último mensaje que puse, de alguna manera me viene bien. Cada día veo menos televisión (claro, no sólo por estos temas... Hay demasiados motivos para reciclar la tele en un bonito macetero para potus, por ejemplo.)