Argentina es el país del despilfarro.
En realidad, Argentina es un país despilfarrado.
Desde siempre vengo escuchando la remanida frase de que "Argentina es un país muy rico". Es cierto, es muy rico en materias primas de todo tipo, desde alimenticias hasta mineras, pasando incluso por el petróleo. También con un buen nivel de científicos. Pero pareciera que nada de eso es suficiente para que el país consiga, de una vez por todas, llegar a un nivel de vida digno para todos sus habitantes y mucho menos, que pueda mantener en el tiempo ese nivel.
Este conflicto entre gobierno y campesinos no hace más que confirmar la idea de que los argentinos somos incapaces de trabajar en equipo. Pareciera que eso sólo lo conseguimos en los deportes.
Despilfarramos recursos permitiendo a voraces multinacionales y a arribistas autóctonos que se lleven graciosamente lo que se les ocurra.
Despilfarramos recursos humanos valiosos expulsando del mercado laboral a millones de conciudadanos que quedan literalmente en la calle de un día para otro y que ya no pueden ni les permitimos reinsertarse en el circuito laboral.
Ahora despilfarramos lo poco que se pudo recuperar de aquel terremoto que significó el derrumbe del modelo menemista-de la ruísta. Estamos inmersos en un pantano por la intolerancia, avaricia y necedad de unos y otros.
Ya otras veces tuvimos que ver cómo se tiraban alimentos al costado del camino y hoy lo volvemos a ver.
En el día de hoy se tiró en todo el país un total de 500.000 litros de leche porque no pudieron ser transportados a las plantas procesadoras debido al conflicto entre campo y gobierno y porque ahora son los camioneros los que cortan las rutas sin dejar pasar a nadie. Dicen que lo hacen para obligar a que las partes se sienten a negociar. Además, se calcula en un millón de litros de leche los que se perderán de la misma manera en las próximas 24/48 horas.
No sé a cual de los dos sectores son más afines estos nuevos actores del gran quilombo nacional (hablo de estos camioneros, que aseguran que no están con Moyano) pero lo cierto es que no ayudan en nada a solucionar las cosas. Al contrario, complican todo porque las cosas se tensan cada día más.
Al triste espectáculo de ver a los camiones cisternas arrojar la leche a la tierra, se agrega la afirmación desde varios sectores de que a partir de éste fin de semana comenzará a notarse la falta de todo tipo de alimentos en los comercios. Por supuesto, esto acarreará un nuevo aumento en los precios, que jamás volverán a retrotraerse a los valores de antes del conflicto y será un nuevo cachetazo a todo el pueblo, pero más aún para los sectores menos favorecidos por éste modelo perverso.
Todavía me acuerdo de aquella frase que dijo Duhalde cuando ocupó la presidencia después del derrumbe del 2001: "La Argentina está 'condenada al éxito'". Si no me dieran tantas ganas de llorar, me reiría a carcajadas...
En realidad, Argentina es un país despilfarrado.
Desde siempre vengo escuchando la remanida frase de que "Argentina es un país muy rico". Es cierto, es muy rico en materias primas de todo tipo, desde alimenticias hasta mineras, pasando incluso por el petróleo. También con un buen nivel de científicos. Pero pareciera que nada de eso es suficiente para que el país consiga, de una vez por todas, llegar a un nivel de vida digno para todos sus habitantes y mucho menos, que pueda mantener en el tiempo ese nivel.
Este conflicto entre gobierno y campesinos no hace más que confirmar la idea de que los argentinos somos incapaces de trabajar en equipo. Pareciera que eso sólo lo conseguimos en los deportes.
Despilfarramos recursos permitiendo a voraces multinacionales y a arribistas autóctonos que se lleven graciosamente lo que se les ocurra.
Despilfarramos recursos humanos valiosos expulsando del mercado laboral a millones de conciudadanos que quedan literalmente en la calle de un día para otro y que ya no pueden ni les permitimos reinsertarse en el circuito laboral.
Ahora despilfarramos lo poco que se pudo recuperar de aquel terremoto que significó el derrumbe del modelo menemista-de la ruísta. Estamos inmersos en un pantano por la intolerancia, avaricia y necedad de unos y otros.
Ya otras veces tuvimos que ver cómo se tiraban alimentos al costado del camino y hoy lo volvemos a ver.
En el día de hoy se tiró en todo el país un total de 500.000 litros de leche porque no pudieron ser transportados a las plantas procesadoras debido al conflicto entre campo y gobierno y porque ahora son los camioneros los que cortan las rutas sin dejar pasar a nadie. Dicen que lo hacen para obligar a que las partes se sienten a negociar. Además, se calcula en un millón de litros de leche los que se perderán de la misma manera en las próximas 24/48 horas.
No sé a cual de los dos sectores son más afines estos nuevos actores del gran quilombo nacional (hablo de estos camioneros, que aseguran que no están con Moyano) pero lo cierto es que no ayudan en nada a solucionar las cosas. Al contrario, complican todo porque las cosas se tensan cada día más.
Al triste espectáculo de ver a los camiones cisternas arrojar la leche a la tierra, se agrega la afirmación desde varios sectores de que a partir de éste fin de semana comenzará a notarse la falta de todo tipo de alimentos en los comercios. Por supuesto, esto acarreará un nuevo aumento en los precios, que jamás volverán a retrotraerse a los valores de antes del conflicto y será un nuevo cachetazo a todo el pueblo, pero más aún para los sectores menos favorecidos por éste modelo perverso.
Todavía me acuerdo de aquella frase que dijo Duhalde cuando ocupó la presidencia después del derrumbe del 2001: "La Argentina está 'condenada al éxito'". Si no me dieran tantas ganas de llorar, me reiría a carcajadas...