En estos precisos momentos se está desarrollando el debate en el Congreso Nacional sobre el tema de las retenciones móviles a las ganacias extraordinarias del agro, especialmente a la soja.
Como es sabido, esto lleva muchas horas hasta que exponen todos los diputados y finalmente se llega a la votación.
Ya no es el proyecto original, sino que se le han introducido variantes. En especial algunas mejoras para los pequeños y medianos productores. Así y todo, los ruralistas siguen empecinados en la suya y pareciera que estas modificaciones tampoco les caen bien. Pero bueno, esto tendrá su resultado posiblemente mañana. Después habrá que ver, de ser una votación favorable a la posición del Gobierno, si es acatada la decisión del Congreso (aunque todavía falte el debate en Senadores) o si será resistida de maneras que ya serían manifiestamente antidemocráticas, como sugirió un dirigente de la Sociedad Rural (ahora no recuerdo su nombre) en el sentido de que si diputados no rechazaba el proyecto, volverían a cortar las rutas. Ya se sabe que el corte de rutas es un delito federal (y sin embargo, no fueron desalojados por la fuerza pública), pero si después de la forma más democrática que existe para tratar los temas, como es en el Congreso Nacional, siguieran con sus paros patronales, ya entrarían en ese terreno de lo antidemocrático.
Sin embargo, lo que quería decir ahora es algo referido más a la sociedad que al Gobierno o al campo.
Me parece algo demasiado inmaduro y peligroso que la ciudadanía apoye a uno u otro por odio al circunstancial adversario. Está bien (me parece a mi) que se mencionen antecedentes de un lado y otro, como para ir sabiendo qué otro tipo de intereses están en juego y qué se puede llegar a esperar de una parte o de la antagónica. Pero cuando todo se centra solamente en el aspecto personal, me parece que es, como decía, inmaduro y peligroso.
Yo también, posiblemente, haya abusado de las referencias al pasado de varios de los personajes que hoy representan a los intereses del campo. Pero creo que también puse en la hipotética balanza fallas y formas de actuar negativas por parte de Gobierno. De todas maneras, intentaré corregir lo que pueda en este sentido.
Esta actitud de oposición personalista la veo más marcada entre los que están a favor del campo. En realidad creo que, más que a favor del campo, están contra el matrimonio K. Nadie pide que se les tenga simpatías, sino que sería de esperar que la ciudadanía tuviera un poco más de madurez y que intentara cotejar ideas en vez de hacer pie sólo en la antipatía que les puedan generar los personajes circunstanciales que ejercen las funciones gubernativas.
A mi juicio, tal actitud revela un cierto grado de inmadurez, de infantilismo. También mucho de intolerancia y hasta de discriminación, si se quiere.
Lo que veo permanentemente es que a cualquier paso que da el Gobierno (admitiendo que dio muchos pasos errados o incluso cargados de soberbia y hasta de prepotencia) o cada medida que toma, es rechazada de plano por el simple hecho de que odian a CK o a NK. Es muy escaso, por no decir nulo, el análisis de las cuestiones centrales que suceden.
La pasión está muy bien en muchos casos, pero llega un momento en que hay que dejarla un poco de lado y pensar algo más fríamente las cosas. No se puede construir un país ni se puede solucionar un conflicto con la mente cerrada a todo y con el "no" permanentemente en la boca, sólo porque se le tiene bronca al que está en la vereda de enfrente.
Hasta hoy, todo sigue casi como hace más de tres meses. Sigue siendo todo blanco o negro. Boca o River... peronista o antiperonista. Kirchnerista o antikirchnerista.
Al menos les pido a ambas partes que sean sinceros por una vez y digan abiertamente: "No nos interesa negociar. Nunca nos interesó negociar. Si lo hacemos ahora en el Congreso es sólo porque nos vemos obligados, nada más."
"Los del "campo", porque no queremos dar nada de la ganancia extraordinaria que nos da la soja a través de la locura mundial que se está dando en cuestión de precios de los alimentos".
"Los que apoyamos al campo, porque estamos defendiendo a una clase social a la que nos gustaría sumarnos".
Los que estamos (aunque más no sea circunstancialmente) a favor del Gobierno, debemos tratar de contemplar la situación de los pequeños productores, especialmente... y, manteniendo el apoyo a las medidas, plantear la necesidad de hacer algo concreto por ellos. Y ésto, desde ya, sin retacear la crítica, señalando y puntualizando todos los errores y falencias que el Gobierno tiene en éste tema y en muchos otros, muy especialmente en lo social.
No personalicemos. Pensemos, discutamos, negociemos lo negociable. Apoyar a unos sólo por el odio a los otros es tropezarnos una y mil veces con el árbol. Así nunca podremos llegar a ver ningún bosque.