EEUU| Espionaje israelí en Washington
'Esta conversación no existe'
La historia publicada este martes por el diario 'The New York Times', que abunda en lo revelado anteriormente por la publicación especializada 'Congressional Quarterly' (CQ) tiene suficiente material como para alimentar una película de Costa-Gavras: dos presuntos espías estadounidenses a sueldo del Gobierno de Israel; una congresista demócrata dispuesta a vender su influencia para presidir la Comisión de Inteligencia; unas grabaciones telefónicas; el FBI; la Agencia de Seguridad Nacional (NSA); un misterioso agente israelí, el Departamento de Justicia y la Casa Blanca en tiempos de George W. Bush, el malogrado Alberto Gonzales (ex Fiscal General) y un millonario californiano.
Y la típica frase: "Esta conversación no existe". La persona que la pronunció, según las grabaciones telefónicas efectuadas por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, es Jane Harman. Y su supuesta participación en un escándalo de tráfico de influencias y espionaje, inicialmente desvelado en 2006, ha vuelto a la actualidad con los nuevos detalles que han aflorado sobre el caso.
Según las informaciones de 'CQ' y 'The New York Times' basadas en las investigaciones realizadas por el FBI y la NSA, así como fuentes cercanas al caso, lo que ocurrió, en una fecha indeterminada entre 2004 y 2005, fue lo siguiente:
1. Steven J. Rosen y Keith Weissman, altos cargos del American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), el mayor 'lobby' o grupo de presión proisraelí de EEUU, son investigados por las autoridades federales por pasar información obtenida de su relación con políticos de alto nivel sobre Irán e Irak a personal de la Embajada israelí en Washington, entre otros destinatarios.
2. Rosen y Wiessman no están solos ante el peligro: una persona, identificada como un agente israelí, intenta conseguir que Rosen y Weissman obtengan un trato de favor y llama, con ese fin, a la congresista demócrata Jane Harman, afín a los intereses del AIPAC. Dicha persona intenta que Harman, miembro de la poderosa Comisión de Inteligencia del Congreso, utilice su influencia con el Departamento de Justicia para quitar hierro a la investigación.
¿El Departamento de Justicia? No, mejor la Casa Blanca. Harman dice, siempre según la información sobre las conversaciones grabadas que aporta por el 'NYT', que cree que funcionaría mejor un contacto suyo en la sede del Ejecutivo.
3. Sabedor de que (casi) todo el mundo tiene un precio, el agente israelí ofrece sus dotes como 'conseguidor' para que Harman acabe presidiendo la Comisión de Inteligencia. ¿Cómo? Haciendo que Haim Saban, el multimillonario estadounidense-israelí (nacido en Egipto) y uno de los mayores inversores en la política de EEUU, presione en ese sentido a Nancy Pelosi —que acabaría siendo portavoz del Congreso en las elecciones legislativas de 2006— para que designe en su momento a Harman para ese puesto. ¿En qué consistiría esa presión? Algo así como: "Si no eliges a Harman, dejaré de hacer mis generosas donaciones al Partido Demócrata".
'Mutatis mutandi', el autor de las llamadas a Harman vino a transmitirle el siguiente mensaje: mis amigos los espías están metidos en un buen lío. Si nos ayudas, te ayudaremos a cumplir tu ambición y promoveremos tu carrera. Si no, vas a dejar de ingresar mucho dinero de un donante muy poderoso de tu partido.
No se ha podido probar, según la información disponible, que Pelosi fuera presionada tal y como propuso el agente, pero si existió ese chantaje, no llegó a funcionar: Harman nunca llegó a presidir la comisión.
El programa de escuchas de Bush
4. El FBI investiga la operación, pero el Departamento de Justicia, presidido por Alberto Gonzales, intenta poner trabas. ¿Con qué motivo? Gonzales quiere que Harman presione al 'New York Times' para que no publique (o retrase) una información sobre el programa secreto de escuchas sin autorización judicial puesto en marcha por el Gobierno de Bush.
¿Qué hace Harman? Llama al jefe de la delegación en Washington, Philip Taubman, supuestamente a petición de Michael V. Hayden, entonces director de la NSA, para solicitar que su diario no publique una información sobre las escuchas de la referida agencia de inteligencia.
El artículo fue publicado en diciembre de 2005, un año después de la llamada de Harman al delegado del 'Times'. Harman, según la publicación 'CQ', habría conseguido que el Times no publicara sus artículos sobre el programa de escuchas hasta después de las elecciones presidenciales de 2004, que supusieron la reelección de George W. Bush.
Cinco días después, Harman defiende el programa y critica al rotativo neoyorquino por difundir el 'modus operandi' del Departamento de Justicia instaurado por Bush, especialmente a partir de los atentados terroristas del 11-S en 2001.
5. En mayo de 2005, el AIPAC despide a Rosen y Weissman. Ambos habían ocupado los cargos de Director de Política Exterior y Analista Jefe de Oriente Medio, respectivamente, en la organización.
6. En 2006, comienzan a aflorar en la prensa informaciones sobre las sospechas del FBI respecto a la congresista californiana. El FBI abandona la investigación "por falta de pruebas", según se dijo en esa época.
7. El 19 de abril de 2009, la revista 'Congressional Quarterly' publica una información con nuevos datos sobre las escuchas. A saber: que la investigación del FBI no fue abandonada por "falta de pruebas" sino por presiones de Alberto Gonzales, y que la NSA juzgó que ahí había suficiente material como para realizar su propia investigación, en la que salieron a relucir las transcripciones que confirmarían la disposición de Harman a ayudar a los presuntos espías, Rosen y Weissman.
En junio, proceso a los agentes israelíes
La NSA, según 'Congressional Quarterly', metió su nariz en el caso Harman "en el marco de una investigación sobre las operaciones encubiertas de Israel en Washington". Tanto la CIA como el primer director de Seguridad Nacional, John Negroponte, habrían puesto dificultades a los investigadores interesados en Harman.
Una de las conversaciones entre la persona que tentó a Harman y la propia congresista termina con la mencionada frase: "Esta conversación no existe". Sin embargo, como concluye el periodista Jeff Stein, autor del reportaje, si no existió, sí logró que Rosen y Weissman fueran procesados por espiar para el Gobierno israelí, sobre lo que deberán responder ante la Justicia, en teoría a partir de junio. Lo que no ha servido (hasta ahora) es para procesar a Harman.
8. Harman muestra su indignación ante lo publicado, reitera que no ha cometido ningún tráfico de influencias y pide que las autoridades difundan la transcripción de las conversaciones interceptadas.
En junio está previsto que comience el juicio contra Rosen y Weissman, aplazado en varias ocasiones, así como contra Lawrence Anthony Franklin, miembro del gabinete del Secretario de Defensa, y a quien se acusa de cómplice de los dos espías.
FUENTE: elmundo.es