12.4.09

Palabras más, palabras menos... en el Congreso Nacional (1)


Poco a poco se acercan las elecciones y, como suele suceder siempre, hay muchísimas personas que no tienen ni idea de a quién votar, o a qué partido. Están, también como siempre, los que se dejan arrastrar por la famosa "polarización" y creen que van a elegir entre "caos o paraíso" y dejan en el olvido (ayudados por los medios de (in)comunicación, a muchos partidos pequeños o dirigentes que no tienen un peso para hacer campaña.
Pero hay una manera, entre muchas otras, de conocer un poquito qué podemos esperar de algunos partidos y/o candidatos. En este caso, tenemos la lista de los diputados que hablaron mucho, poquito o nada en el Congreso Nacional durante el caliente año 2008. Curiosamente, hay algunos políticos que hoy se presentan como "la opción" y para hacer una "nueva política" que ni siquiera abrieron la boca, que no se jugaron por nada ni por nadie en el tema del "campo" ni en ningún otro...

En este sentido, es sumamente notorio el caso de Francisco De Narváez, que hablar, habla... Desde hace un tiempito que aparece en todos los canales de televisión, en todas las radios y en los diarios y revistas. En La Nación, por ejemplo, le hicieron un extensísimo reportaje hace unos días. Le dieron 4 o 5 páginas completas... Evidentemente, es un candidato que le cae muy bien al "sistema"...

Les dejo éste artículo aparecido en la página Parlamentario.com con los datos (no puse la lista completa, pero pueden verla entrando a la página fuente) y el análisis respectivo.
Encontrarán algunas sorpresas... y se encontrarán con datos que no les causarán sorpresa alguna, también.

Para empezar a pensar...


Palabras cruzadas (23/1/2009)


Detallamos cuánto hablaron los diputados nacionales en el recinto durante 2008. Agustín Rossi figura una vez más al tope y 35 son los que permanecieron callados. Nueve diputados llevan por lo menos dos años sin hablar.
Como todos los años, Parlamentario realiza un análisis cuantitativo de las sesiones realizadas a lo largo de 2008, con el objeto de detallar la participación de los diputados nacionales en los debates. Y vale remarcar la palabra “cuantitativo”, por cuanto en este caso más que en ningún otro, seguramente, la cantidad de palabras que cada legislador emite no necesariamente es sinónimo de calidad.

Esto es, podrá haber legisladores que no paran de hablar, pero no por ello serán los más precisos y contundentes. O tal vez sí, pero la cuestión es que este informe elaborado una vez más por el Indice de Calidad Legislativa de Semanario Parlamentario sirve para determinar la cantidad de palabras emitidas por cada legislador a lo largo de un 2008 que se caracterizó por devolverle al Parlamento un protagonismo perdido.

En efecto, a partir del conflicto con el campo y su correlato en maratónicas sesiones del Congreso de la Nación, ese ámbito se convirtió como pocas veces en el eje de la actividad política. Algo sólo comparable en los últimos años con las sesiones de ese verano caliente 2001/2002, en el que el Congreso debió elegir sucesivamente cuatro presidentes tras la renuncia de Fernando de la Rúa.

Así las cosas, claramente 2008 fue un año de enorme actividad parlamentaria, como suele suceder en los años pares, pero más. Decimos lo de los años pares, porque los impares suelen estar imbuidos por el tema electoral, reduciendo sustancialmente el número de sesiones en ambas cámaras.

Pero en este caso, no sólo las retenciones y las históricas discusiones sobre la polémica resolución 125 concitaron toda la atención y largas horas de debate en el recinto, ya que hubo otras cuestiones que obligaron también a prolongadas sesiones y floridos debates: la privatización de Aerolíneas, la desaparición de las AFJP, la Movilidad Jubilatoria, el blanqueo de capitales y como siempre el Presupuesto, fueron algunos de los temas que pusieron al Congreso en el centro de la escena.

Por eso es que no llama la atención que este 2008 se haya hablado en el recinto bastante, mucho más que en años anteriores. En relación a un 2007 marcado por un parate obligado por los comicios, durante el último año se habló casi el doble que en el anterior. 712.749 palabras se emitieron en el recinto en 2007, contra las 1.232.372 de 2008.

Pese a ello, hubo muchos legisladores que no hablaron a lo largo del año: 35. Lo cual también es sustancialmente menos que lo sucedido el año anterior, cuando el número de diputados “silenciosos” ascendió a 68.

Los más

Habrá que tener en cuenta entonces el detalle remarcado al principio: este es un análisis cuantitativo y no pretende ser un juicio de valor para con los legisladores que hablaron más o menos a lo largo del año. Se debe tener en cuenta también como siempre una relación proporcional que se da en el ámbito legislativo: a más cantidad de legisladores de un mismo bloque, menos posibilidades de hablar para sus miembros.

En el caso de los bloques más chicos, la relación es inversa. Y ni qué decir con los unipersonales, que no sólo pueden hablar siempre, sino que también cuentan con mayor tiempo para hacerlo (10 minutos que se pueden extender si quien preside la sesión es tolerante).

Tolerancia a veces puesta a prueba por legisladores como María América González, quien se caracteriza por su resistencia a dejar el micrófono, costumbre tal vez traída de sus tiempos de comentarista televisiva sobre cuestiones previsionales. En una sesión, cuando el presidente de la Cámara, Eduardo Fellner, le advertía que redondeara su mensaje, llegó a gritarle: “¿Cuál es el tiempo reglamentario? ¡No tengo ningún límite de tiempo!”. Se estaba discutiendo un tema imbuido por un llamado telefónico del entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Era la cuestión de la corresponsabilidad gremial y Fernández pedía que la ley se votara tal cual había venido del Senado, prometiendo cambiarla luego él a la hora de la reglamentación. Cosa que llevó a Graciela Camaño a decir que “la verdad es que en este recinto, en nombre de mejorar, hemos hecho ya demasiadas cagadas”.

“¿Y si mañana, por ventura, Alberto Fernández no es más jefe de Gabinete?”, gritaba por su lado María América, reclamando una promesa de la Presidenta. Y concluía su encendida arenga asegurando que “no me dejan (hablar) porque a esta hora ya tendríamos que habernos ido. El partido de Boca ya terminó; puedo seguir en uso de la palabra…”.

Discusiones como esa, o aquella en la que se trenzó duramente con Patricia Bullrich, la ubicaron en los primeros cincuenta lugares de una lista que encabeza obviamente el titular del Cuerpo, Eduardo Fellner, quien en función del cargo siempre es el que tiene el privilegio de hablar más -pese a no dar discursos-, por ser quien concede el uso de la palabra y detalla los temas a tratar. Prerrogativa que alcanza también a quienes suelen presidir las sesiones cuando el jujeño se ausenta, mayormente la cordobesa Patricia Vaca Narvaja, y en menor medida la radical chaqueña Liliana Bayonzo, cuyas 2.387 palabras emitidas a lo largo del año corresponden al tiempo en el que presidió sesiones, más un discurso que también dio en una oportunidad.

Pero amén de quienes presiden las sesiones, el que más habló a lo largo del año fue nuevamente Agustín Rossi, quien totalizó 40.812 palabras. Encargado de cerrar los debates por el bloque mayoritario, el santafesino fue una vez más el legislador que más habló. Mucho más que en 2007, cuando emitió 25.862 palabras, pero menos que en 2006, cuando pronunció 56.126.

Los jefes de bloque son, como decíamos, los que más oportunidad tienen para hablar. Es así que el segundo diputado que más lo hizo en el recinto -dejando de lado a Fellner- fue el jefe del bloque radical, Oscar Aguad, con 32.031. Y detrás, se mezclan la periodista y diputada nacional Norma Morandini y Claudio Lozano, representantes de bloques unipersonales, que como tales pueden disponer de mayor tiempo para explayarse, como decíamos al principio.

En este caso, vale hacer una aclaración por lo que se ve en el cuadro, donde se consignan no sólo las palabras emitidas, sino también los caracteres que incluyen la transcripción de los discursos. Esto es, las letras y espacios de sus mensajes, según puede determinarse a través de las transcripciones realizadas por el cuerpo de dactilógrafos de la Cámara baja. Así es que en el caso de Morandini y Lozano puede advertirse una singularidad: la suma del texto correspondiente al diputado incluye mayor cantidad de caracteres que en el caso de Morandini, pero las palabras fueron menos. Una diferencia de poco más de cien, pero las suficientes para que en nuestra sumatoria se ubicara la cordobesa en cuarto lugar y el porteño quinto.

Detrás aparecen el titular del bloque SI, Eduardo Macaluse; el del PRO, Federico Pinedo; el de la Coalición Cívica, José Adrián Pérez; Nora Ginzburg, de un bloque unipersonal, y recién en décimo lugar alguien que no preside bloque alguno: Carlos Alberto Raimundi (SI), con 19.284 palabras. Seguido inmediatamente después por su ex compañera del ARI, Marcela Rodríguez.

Los menos

Suman 35 los diputados nacionales que no hablaron durante el año. Esto es un 13,6 por ciento de una cámara integrada por 256 diputados, donde todavía no ha podido jurar el convaleciente socialista K Jorge Rivas. Sí incluye el listado elaborado por Parlamentario al salteño Marcelo López Arias, con apenas cuatro palabras, pero una salvedad: estuvo prácticamente todo el año de licencia, por representar al Estado al frente de la Sociedad Operadora Ferroviaria. Hecha la aclaración, igual queda incluido el diputado salteño en la lista de siete diputados que emitieron menos de veinte palabras. Estos son José Manuel Córdoba, Mario Martiarena, Beatriz Halak, Patricia Gardella, Héctor Del Campillo, Eva García de Moreno y el citado López Arias.

“Señor presidente: quiero dejar constancia de mi voto afirmativo, ya que el tablero no lo marcó”, son las 16 palabras que sumó el santacruceño Córdoba, mientras que el resto figura por haberse expresado en similar sentido, o sea aclarando o haciendo constar sus votos. En el caso de García de Moreno, su única palabra fue “positivo”. Del Campillo, en tanto, fue más “verborrágico”: “Que quede constancia de mi voto negativo”, fueron sus siete palabras.

Treinta y cinco son los diputados que no hablaron en el recinto durante el año. A saber: José Luis Barrionuevo, Marcela Bianchi Silvestre, Gloria Bidegain, María Araceli Carmona, Jorge Alberto Cejas, Rosa Chiquichano, Hugo Cuevas, Ariel Dalla Fontana, Francisco de Narváez, Marcelo Fernández, Margarita Ferrá de Bartol, Juan Carlos Dante Gullo, José Alberto Herrera, Julio Rubén Ledesma, María Laura Leguizamón, Stella Maris Leverberg, Timoteo Llera, Rafael López, Ana Luna de Marcos, Jorge Montoya, Carlos “Cuto” Moreno, Mabel Müller, Marta Osorio, Raúl Paroli, Mirta Pastoriza, Jorge Pérez, Héctor Porto, Jesús Rejal, Evaristo Rodríguez, Carmen Román, Cipriano Rossi, Juan Carlos Scalesi, Juan Carlos Sluga, Gladis Soto y Gustavo Zavallo.

Integra el Cuerpo, pero recién asumió en las últimas sesiones, la neuquina Silvia Sapag, quien reemplazó en la banca al no muy hablador Oscar Massei (144 palabras) y lógicamente no puede ser incluida en este informe.

Detalles salientes

Este trabajo permite determinar algunas perlitas. Por ejemplo, que la diputada porteña María Beatriz Lenz no quedó entre aquellos que no hablaron o emitieron menos de veinte palabras, simplemente por rechazar hacer uso de ella. Es que sus 28 palabras emitidas en una sesión fueron las siguientes, según consta en la versión taquigráfica correspondiente: “No, señora diputada... Discúlpeme, señora presidenta, pero no había pedido el uso de la palabra. Es la primera vez que niego una interrupción sin haber pedido la palabra”.

O por ejemplo cuando la diputada de la Coalición Cívica Marcela Rodríguez tuvo que aclarar su voto. “Señor presidente: el voto negativo ha sido mío, pero fue un error; es la costumbre…”, debió aclarar entre risas cierta vez en que la oposición votó por una vez a favor.

El tucumano Alberto Herrera pronunció sólo 489 palabras, todas correspondientes a la sesión preparatoria que igual que el año anterior le tocó presidir, al ser el miembro más viejo de la Cámara. Tanto en 2008, como en 2007, las emitidas en esas oportunidades fueron sus únicas intervenciones.

No son pocos los diputados que se apoyan en frases de libros o poemas en el marco de sus discursos. Por ejemplo Adriana Marino, quien emitió 5.545 palabras, 239 de las cuales corresponden a un texto de Argentino Luna, como ella se encargó de citar.

Otros, tuvieron espacio para la creatividad y la ironía, como el puntano Luis Lusquiños, quien en un párrafo de sus varios discursos dijo: “Este Congreso de la Nación otorgó superpoderes a un Batman que lo único que hace es tirarse todos los días desde el piso 30 y estrellarse”.

Otra perlita la dan los Bullrich. Homónimos, pero no parientes ni cercanos ideológicamente, Esteban y Patricia emitieron casi la misma cantidad de palabras, aunque el varón aventajó a la diputada de la CC por ocho.

Curioso es el caso del bloque Unión Celeste y Blanco, caracterizado evidentemente por su parquedad. Sólo su titular, Juan José Alvarez, dio durante el año un discurso, aunque breve (292 palabras). El resto, bien gracias: Patricia Gardella apenas dio constancia de su voto positivo (8 palabras), mientras que De Narváez y Ledesma guardaron silencio en sus bancas.

En la vereda opuesta habrá que ubicar a los cuatro integrantes del bloque Encuentro Popular y Social, donde todos emitieron más de cuatro mil palabras, a saber: su titular, Ariel Basteiro, emitió 16.407, Vilma Ibarra 12.787, Victoria Donda Pérez 6.572 y Cecilia Merchán 4.948.

A diferencia de sus primeros años en los que permaneció prácticamente callado, esta vez Eduardo Lorenzo Borocotó pidió la palabra varias veces, ya no para aclarar su voto (como en 2007). Esta vez habló bastante: 5.096 palabras, y hasta lo aplaudieron.

El que mantuvo su conducta fue el hiperkirchnerista Carlos Kunkel, quien pronunció sólo 37 palabras, todas ellas emitidas sin que se la hubieran concedido, ya que siempre fueron gritos e imputaciones hacia colegas de la oposición. Eso sí, no consta en las versiones taquigráficas el promocionado insulto que le lanzó a Felipe Solá durante la sesión sobre las retenciones, captado por las cámaras de TV.

Para el final, quedan aquellos que llevan mucho tiempo sin emitir palabras. Como van varios años que Parlamentario elabora este análisis, se puede constatar que José Luis Barrionuevo lleva dos años sin hablar en el recinto, lo mismo que Marcela Bianchi Silvestre y De Narváez, en tanto que Carlos “Cuto” Moreno sólo emitió cuatro palabras en los últimos dos períodos. Pero les ganan el rionegrino Hugo Cuevas, el santafesino Ariel Dalla Fontana, la chubutense García de Moreno, el santiagueño Alberto Pérez y los bonaerenses Héctor Porto y Juan Carlos Sluga, quienes llevan tres años en esa silenciosa condición.

Una situación que no necesariamente obedece siempre a sus deseos, sino que en ocasiones tiene que ver con tácticas del bloque. En el oficialismo, por ejemplo, no siempre se opta por abrir el juego a todos, por decisión estratégica. Y están los que se destacan por su trabajo en otros ámbitos, claro está.

Aunque también habrá aquellos que no hacen ni una cosa ni la otra...

(Ver la lista resumida de Diputados, AQUÍ... )


"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)