por Julien Teil
Las ONGs (organizaciones no gubernamentales) se presentan, por definición, como entes independientes de los Estados y representantes de la ciudadanía. La realidad es que están recibiendo cada día más subvenciones de los gobiernos y más financiamiento de las empresas transnacionales. A pesar de que carecen de legitimidad democrática, algunas ONGs ambicionan participar en la «gobernanza mundial». Julien Teil analiza este fenómeno a partir del estudio de un caso, el de la asociación caritativa CARE.
Consideradas como íconos del desinterés, las ONGs entraron en la escena política mundial a principios del siglo XX. Hoy en día, algunas pretenden participar en la «gobernanza mundial». Pero, ¿qué intereses representan en realidad las ONGs? Para responder a esta pregunta vamos a analizar un ejemplo revelador, el de una de las asociaciones humanitarias más importantes del mundo: CARE-International.
CARE-International es una asociación humanitaria fundada en Estado Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial, con los fondos del Plan Marshall. Esta asociación comenzó su accionar organizando envíos de alimentos, medicinas y otras cosas necesarias en una Europa desgarrada por la guerra. Los primeros 20 000 paquetes de ayuda fueron enviados el 11 de mayo de 1946 al puerto francés de Le Havre. Ese mismo año, varios millones de familias, escuelas y hospitales recibieron aquellos paquetes. CARE-Francia es una de las 12 filiales nacionales de la asociación humanitaria CARE-International y entre sus fundadores se encuentran el banquero Jean Guyot y el abogado Jean Lisbonne.
CARE dentro de la construcción europea y el Plan Marshall
Las siglas C.A.R.E. identifican a la «Cooperative for American Remittances to Europe», que se convirtió posteriormente en la «Cooperative for American Relief Everywhere». Según la óptica del Plan Marshall, los europeos tenían que ser asistidos y protegidos de la amenaza soviética, aunque fuera en contra de su propia voluntad. Para ello, los europeos tenían que ser portadores de «los valores americanos», a la vez conservadores y liberales, y convertirse en aliados incondicionales de Estados Unidos.
La CIA (desde 1948) y la OTAN (desde 1949) establecieron [en Europa] las redes stay-behind, encargadas de prevenir la llegada de los comunistas al poder y de organizar la resistencia en caso de invasión por parte del Ejército Rojo. Al conocerse ulteriormente la existencia de aquellas redes, se les designó generalmente con el apelativo de Gladio. Dentro de esa misma perspectiva, el ACUE (American Comittee on United Europe) subvenciona, desde Estados Unidos, a todas las organizaciones favorables a la construcción europea mientras que, del lado europeo, el «Comité de Acción por los Estados Unidos de Europa» le sirve de repetidor. Su presidente es el entonces comisario francés del Plan, Jean Monnet. Además, el Club de Bilderberg selecciona y promueve a las personalidades atlantistas en Europa.
Jean Guyot, del Tesoro francés al capitalismo anglosajón
Jean Guyot, quien trabajó con el gabinete de Jean Monnet antes
de convertirse en subdirector del Tesoro, garantiza el contacto entre el Plan Marshall (Estados Unidos) y el Comisario General del Plan (Francia). Posteriormente, en 1983, el propio Jean Guyot fundará CARE-France con apoyo del Plan Marshall y de CARE-International. Más adelante, en 1992, Guyot creará la Fondation Hippocrene, reconocida como de utilidad pública, «para fortalecer la cohesión entre jóvenes europeos»
Llega entonces la época de la CEA, la Comunidad Económica del Carbón y el Acero, concebida por Monnet y con Guyot como responsable financiero. Según su biografía oficial, Guyot «contribuye a la credibilidad de la primera institución de la historia de Europa ante medios financieros y americanos permitiendo a la Alta Autoridad del CECA la apertura de empréstitos a su nombre, lo cual era poca cosa en aquel entonces, sobre todo ante los inversionistas americanos». «Aquellas operaciones se realizaron con ayuda de unos pocos financieros entre los que se encontrabab André Meyer, socio de Lazard; David Rockefeller, quien dirige el Chase Maniatan Bank, y Siegmund Warburg. »
De esta manera, el alto funcionario Guyot se acerca a las élites bancarias y financieras internacionales.
• André Meyer es un francés que entró al banco Lazard y se fue a vivir a Estados Unidos. Se convirtió en «el banquero de inversiones más importante del mundo occidental», según su necrología, realizada por la revista Fortune.
• David Rockfeller, heredero de la Standard Oil, es a la vez la principal fortuna de Estados Unidos y un hombre influyente. Es fundador del Club de Bilderberg.
• Siegmund Warburg, es fundador del principal banco británico de inversiones, el S. G. Warburg & Co.
En 1955, Jean Guyot, siguiendo los consejos de Jean Monnet, abandona el servicio público y se une a André Meyer en el banco Lazard, donde se mantiene hasta el año 2005. «La CECA acrecienta así su presencia en los mercados financieros internacionales y Lazard se mantiene cerca de la institución europea, cuya dirección financiera se encuentra entonces en manos de Paul Delouvrier, sucesor de Jean Guyot (…) Más generalmente, éste último actúa permanentemente por la construcción de una Europa financiera». Para decirlo en forma elegante. El banquero Guyot presta dinero a las instituciones que él mismo había dirigido en sus tiempos de alto funcionario. Y esas instituciones se endeudan, beneficiando así al banco de los hermanos Lazard.
ONG: ¿Imparcialidad ante los gobiernos?
Fundada en 1983 por Jean Guyot, CARE-France estuvo después bajo la presidencia de Marina de Brantes y su actual presidenta es Arielle de Rothschild. Se trata de una asociación reconocida como de utilidad pública por la República Francesa. A través de su sitio en Internet, esta ONG se define a sí misma de la siguiente manera: «CARE es una organización de solidaridad internacional, no confesional y apolítica». ¿Es eso cierto?
Tomemos el ejemplo de la Palestina ocupada, donde CARE-France gasta 3 millones de euros al año, o sea el 20% de su presupuesto. Oficialmente, esa suma se dedica al saneamiento del agua y la distribución de medicinas. En su documentación, la ONG se abstiene de tomar posición sobre los conflictos de la región. Pero en su informe moral del año 2008 se jacta de haber organizado en Francia un prestigioso encuentro: «El Consejo Pasteur-Weizman y CARE se asociaron en una velada excepcional en la Ópera de París, en presencia y en honor de Shimon Peres, presidente del Estado de Israel y Premio Nóbel de la Paz, en ocasión de su visita oficial a Francia y bajo la presidencia de Simone Veil y de Lily Safra. Toda la ganancia se destinó a la investigación científica de Pasteur-Weismann y a los programas humanitarios de CARE».
Teniendo en cuenta los vínculos que la familia Rothschild ha mantenido históricamente con el Estado de Israel y el explícito apadrinamiento de la ONG CARE a la mencionada gala, cualquiera está en su legítimo derecho de interrogarse sobre la naturaleza de las acciones de CARE en Palestina.
ONG e instituciones intergubernamentales
Aunque no admiten sus vínculos con los gobiernos, las ONGs internacionales hacen gala de sus lazos con diversas instituciones intergubernamentales, lazos que ha menudo se interpretan como garantía de la competencia y la imparcialidad de las ONGs. Pero, ¿es así en realidad?
Volviendo al caso que estamos estudiando, la administración de CARE-USA (la casa madre) se compone de una colección de ex responsables del Banco Mundial, empezando por su presidente W. Bowman Cutre y su directora general Helene D. Gayle. Según el sitio web de la ONG, su principal actividad es la lucha contra la pobreza y el hambre, conforme a la tradición inaugurada en Europa al término de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, afirma estar realizando un intenso cabildeo ante el Congreso y la administración Obama con vistas a la instauración de un amplio programa público de respuesta a la actual crisis alimentaria mundial.
Sin embargo, la mayoría de los observadores consideran que esa crisis alimentaria es consecuencia de las políticas que el Banco Mundial impuso en años anteriores como medio de instaurar la globalización económica. Desde ese enfoque, la actividad humanitaria de CARE no sería otra cosa que un intento por limitar los devastadores efectos sociales de la política imperial impuesta por el Banco Mundial.
¿Imparcialidad ante los intereses económicos?
Volvamos a París. En lo referente a la carrera personal de Arielle de Rothschild, en muchos aspectos similar a la carrera de sus predecesores Jean Guyot y Marina de Brantes, ella misma indica en una entrevista concedida a BFM que trabajó para el grupo Rothschild y que entró más tarde al banco Lazard. Organizó entonces en Libia la privatización del banco Sahara (comprado por el banco PNB Paribas). Cuando la periodista le pregunta si sus actividades anteriores le permitirán dirigir CARE-France con facilidad, Arielle de Rothschild lo confirma indicando que: «Al final, los interlocutores son los mismos.»
Los bancos de negocios son los bancos de capitales a largo plazo, especializados en el financiamiento de empresas. Trabajar en uno de ellos permite establecer estrechos vínculos con los altos dirigentes de las transnacionales, que son los famosos «interlocutores» de Lazard y de CARE. Debe ser por eso que, en el sitio web de CARE, se puede leer lo siguiente:
«¿Por qué convertirse en [una empresa] asociada a CARE-France?
• Porque CARE es una de las pocas ONGs de desarrollo capaces de acompañar también a las empresas en cuestiones de responsabilidad social y ambiental
• Por el enfoque global, asociativo y participativo de CARE
• Por el constructivo enfoque «proempresa» de CARE
• Por la capacidad de CARE para desarrollar operaciones/campañas a nivel mundial».
Asociaciones ONG-empresas
Las asociaciones ONG-empresas son, en muchos casos, asociaciones ONG-transnacionales. Esa mezcla no goza de una aceptación unánime entre las organizaciones. Generalmente es objeto de denuncias, en el caso de Francia, por parte de organizaciones como Survie o Attac. Algunos colectivos se componen incluso de contestatarios que realizan acciones en ese sentido, como el colectivo «Areva ne fera pas la loi au Niger» [En español, Areva no impondrá su ley en Níger.NdT.] que denunció recientemente una asociación existente entre las ONGs Médecins du Monde y Serpa y la empresa Areva.
Para las empresas transnacionales, ese tipo de asociación representa la posibilidad de desviar la atención del polémico papel político que ellas mismas desempeñan y de ganarse la simpatía que siente el público por el accionar de las ONGs. En ciertos casos, existe una total contradicción entre la práctica de las transnacionales y los ideales que las ONGs dicen defender. En otras palabras, ciertas ONGs no defienden en realidad los ideales que proclaman sino que sirven de coartada a las transnacionales que las subvencionan. Peor aún, ciertas ONGs llegan a utilizar su propio estatus para permitir que las transnacionales puedan desempeñar un papel político a espaldas del público. Ese fenómeno va en aumento con el desarrollo del papel de los llamados OSC (Organismos de la Sociedad Civil) en el seno de la ONU.
En el caso de CARE, la lista de empresas asociadas habla por sí misma: Orange, Sanofi-Aventis, Lafarge, EDF, Starbucks...; empresas que mantienen grupos de cabildeo en el seno de la Unión Europea, de la OMS y de la OMC. Lafarge es un ejemplo ilustrativo. Se trata de un grupo francés de materiales de construcción, líder mundial de la producción de cemento. Su actividad es muy contaminante y Lafarge la ha desarrollado a costa de severos daños al medio ambiente. Actualmente bajo la dirección de Bruno Lafont, esta empresa tenía hace algunos años entre sus administradores a Hillary Clinton. La entonces Primera Dama de Estados Unidos intervino para reducir en un 60% una enorme multa que la empresa se había ganado por sus violaciones de las leyes estadounidenses sobre el medio ambiente –leyes ya de por sí más que laxistas. Lafarge es miembro de poderosos grupos de presión, como Empresas por el Medio Ambiente (EPE) –grupo que preside el propio Bruno Lafont– o el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), sin hablar de la European Roundtable of Industrialists (ERT). Y, por supuesto, Bruno Lafont estaba como participante en la última reunión del Club de Bilderberg. Para la transnacional Lafarge, la asociación de su propia imagen a cualquier tipo de acción humanitaria, como las que realiza CARE-France, es una necesidad en términos de propaganda.
Complejidades del poder y del contrapoder en la «gobernanza global»
No es nuestro objetivo restar importancia al aporte de las ONGs en el plano internacional, ni estigmatizarlas a todas por el comportamiento de algunas de ellas, aún tratándose de las más visibles. Pero esto no implica tampoco que no seamos capaces de analizar con lucidez lo que ha pasado a ser un fenómeno de fondo.
Después de los Estados y de las empresas transnacionales, son ahora las ONGs las que están haciendo irrupción en la escena política mundial. Y lo hacen ejerciendo un «soft power», según la expresión del profesor Joseph Nye, o sea una forma de poder moral. Pero, ¿constituyen por ello un contrapoder? Sólo en algunos casos excepcionales se encuentran las ONGs en esa situación. Lo que más generalmente sucede es que las organizaciones no gubernamentales actúan de forma autónoma, pero si los gobiernos las subvencionan o las empresas las financian es porque su acción es una prolongación de las políticas [de quienes aportan los medios].
En el caso de CARE-International, esta ONG es un ente directamente creado por el gobierno estadounidense en el marco del Plan Marsall. CARE-International persigue objetivos particulares que se inscriben en los del propio Plan Marshall y refuerzan la imagen filantrópica de la política de Estados Unidos a favor de la reconstrucción posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su acción caritativa no gubernamental forma parte de un plan de propaganda gubernamental. Hoy en día, la rama francesa de CARE sigue cumpliendo esa misma función, aunque en otros teatros de operaciones. De esa manera, su acción caritativa en la Palestina ocupada forma parte de un plan propagandístico del gobierno colonial israelí. CARE-France es financiada además por bancos y transnacionales que utilizan la imagen de la ONG bienhechora para acallar las críticas que las acusan de comportarse más como saqueadores económicos que como constructores de riquezas.
David Axelrod, el especialista en creación de ONGs al servicio de las transnacionales, actual consejero de Barack Obama en temas de relaciones públicas y propaganda.
En Estados Unidos, la firma ASK Public Strategies se ha especializado en la creación de ONGs por cuenta de empresas transnacionales. El objetivo es lograr que las empresas puedan ejercer una influencia indirecta sobre el debate público. Este método supone, por supuesto, que el vínculo existente entre la ONG y la transnacional que la financia se mantenga en secreto. Y pudiera ser peligroso que ese vínculo saliera a la luz pública, como sucedió cuando la prensa reveló que la asociación de consumidores por una electricidad confiable (CORE) en realidad había sido creada por ASK Public Strategies por cuenta de las centrales nucleares civiles Excelon. En todo caso, el fundador de ASK Public Strategies, David Axelrod, funge actualmente como consejero principal del presidente Barack Obama.
A principios del siglo XX, el senador belga Henri La Fontaine creó la Union des associations internationales. Esta última desempeñó un papel en la constitución de la Sociedad de Naciones, predecesora de la ONU, y del Instituto Internacional de Cooperación Intelectual, que sirvió de base a la UNESCO. En aquel entonces, la idea era que la paz no era solamente asunto de los gobiernos sino algo que incumbía a todos y cada uno. Las asociaciones estaban en el deber de desempeñar un papel educativo.
Actualmente, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas ha concedido el estatuto de consultantes a 3 195 ONGs, que tienen por consiguiente acceso a las conferencias internacionales, lo que les permite informarse y al mismo tiempo promocionar sus propias ideas. La lista de esas ONGs conforma un inventario casi surrealista. Por supuesto, junto a CARE-International encontramos asociaciones en los que se reúnen empresas transnacionales (como el ya mencionado Business Council for Sustainable Development o el World Economic Forum de Davos) y asociaciones que sirven de pantalla a la CIA (como la Ford Foundation o la Freedom House). En otras palabras, con el tiempo, se ha venido produciendo un significativo alejamiento del principio fundador de participación de los individuos en el esfuerzo de paz.
Dentro de esa perspectiva, Jacques Attali ha propuesto la creación de una Organización de Asociaciones Unidas, que dispondría de un poder de decisión y participaría en una nueva «gobernanza mundial». Las ONGs serían legitimadas en función de sus «luchas por la aplicación de los fundamentos de la democracia: la libertad de expresión, la protección de la mujer y del niño, la lucha contra la pena de muerte, el derecho al trabajo, el derecho al crédito, el derecho a la vivienda» (sic). Ese proyecto legitima la progresiva tendencia de las grandes ONGs que pretenden utilizar su propia imagen para apoderarse de los mecanismos de decisión política en detrimento de la soberanía de los pueblos.
FUENTE: Red Voltaire