29.10.09

Macri y la Metropolitana, o cómo fabricar un auto escrache...


Hay muchas cosas que se pueden decir de Mauricio Macri. Casi ninguna de ellas, buena. Pero hay una característica que no puede soslayarse: su tosudez.
En algunos casos, la tosudez puede llegar a considerarse una virtud. Al menos, en determinadas circunstancias.

Deja de ser virtud y pasa a ser estupidez política cuando alguien se empeña en seguir por el camino errado, aún contra el mínimo sentido común y cuando no goza del apoyo de nadie más que de sus laderos y alcahuetes.

Mauri se empeña en hacer de la Policía Metropolitana un servicio de inteligencia y de represión y apriete de la protesta social... no una fuerza "al servicio de la comunidad".
Empezó nombrando a Jorge "fino" Palacios, renunciado por múltiples denuncias y por estar procesado por la causa AMIA.

Puso en su reemplazo al segundo del fino, Osvaldo Chamorro. Tanto Palacios como Chamorro estarían implicados con Ciro James, el espía que está encarcelado y que estaba a punto de asumir en la Metropolitana, recomendado por Palacios (lo admitió el propio Palacios al diario La Nación: "Palacios: A James lo recomendé yo").

Ahora, Macri insiste en su línea de preferidos y en el maloliente perfil que pretende darle a la nueva policía porteña. Acaba de nombrar como jefe al hoy diputado nacional por el PRO, Eugenio Burzaco.

Quiere hacernos pensar que la policía tendrá un tinte más democrático porque pone al frente a un civil. Pero lo que sucede es que Burzaco no es un civil más.

Fue vocero de Menem; asesor en temas de seguridad del ex gobernador de Neuquén Jorge Sobisch cuando se produjo la represión contra los docentes y que terminó con el asesinato, por parte de un policía, del maestro Carlos Fuentealba.

También trabajó con Francisco De Narváez durante la campaña electoral última. Entre ambos crearon el "famoso y ridículo" Mapa de la Inseguridad...

Además preside la "fundación" Fundar Justicia y Seguridad y publicó dos libros de títulos muy sugestivos sobre seguridad pública: "Rehenes de la Violencia" (Editorial Atlántida, 2001) y "Mano Justa" (Editorial El Ateneo, 2004).

Apenas se despejó un poco la humareda de las batallas por la nueva ley de Medios, empezaron a hacerse visibles unas cuantas miserias del jefecito Mauri... (entre otros, claro... Porque toda la derecha empezó a descuidar su mal olor y ya nos invade por los cuatro costados).

Lo que me llama poderosamente la atención es que el macrismo actúa como si pensara que se va a mantener en el gobierno durante décadas. Como una especie de Francisco Franco de cabotaje...
Prepara todo un entretejido de organismos represivos y de control ciudadano como para taparnos los ojos y la boca a los cachetazos, para ocultar lo que ya no puede ocultar: toda su inmundicia.

Además, como si fuera poco, acaba de perder la mitad del caudal de votos que había obtenido en la elección que lo encumbró en la jefatura de gobierno, tan sólo dos años atrás. Evidentemente la ciudadanía porteña se dio cuenta, o empieza a darse cuenta, (demasiado tarde para mi gusto) de que Macri es un incapaz, un mentiroso y un tipo que quiere tener todo bajo su control de la peor manera, como si fuera el dueño de la ciudad (Mauri... la ciudad no es una de las empresas de tu papito, eh...!!!)

Tengo la sensación de que no toda la purulencia está a la vista. La infección del macrismo y de la derecha en general es muchísimo más profunda...

Remedando aquella frase que hizo famosa Alfonsín durante sus discursos de campaña, podemos decir algo así como...

Un antibiótico a la derecha, por favor...!!

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"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)