30.8.12

El rapto de Europa

Que la capital de Europa esté en Bruselas no deja de tener su gracia. En un continente cuya historia reciente se resume en una greña casi perpetua entre Francia y Alemania, lo lógico hubiera sido colocarla en Berlín o en París. Pero Bélgica está bien, mejor que bien incluso, porque de un modo inconsciente, casi de pura chiripa, los analfabetos y codiciosos arquitectos del euro han venido a reconocer el papel que este pequeño país ha jugado en la historia europea en los dos últimos siglos: un ensangrentado y casi continuo campo de batalla. De Napoleón a Hitler, de Waterloo a Las Ardenas, pasando por las carnicerías inconcebibles de Ypres, Bélgica ha sido el cementerio de todos los sueños y pesadillas de la unificación europea.

También fue, y digno es reconocerlo, la patria del primer gran genocida del siglo XX, el rey Leopoldo II de Bélgica, aquel filántropo barbudo cuya infatigable labor de rapiña en el Congo provocó una masacre que se calcula en nueve o diez millones de víctimas. Un monumento perenne a la esclavitud, un Holocausto de piel negra a machetazo limpio en pleno corazón de África: eso también es Europa. Sí, la verdad es lógico que Bruselas sea la capital de este horrendo matadero del que tan orgullosos estamos y al que bautizamos con el nombre de un mito griego.

Para intentar resucitar el espectro de la Roma imperial, los chicos listos de la banca europea inventaron el euro, un sestercio de mierda, una imitación del dólar, una patente de corso para millonarios que a los pobres sólo nos supuso un ancla al cuello. Diez años después, la jugada ha resultado todo un éxito financiero y una absoluta catástrofe económica, con varios países al borde de la quiebra, millones de parados husmeando en la basura y familias enteras desahuciadas mientras piaras de indecentes gobernantes se dedican a facilitar el expolio a los banqueros.

De cualquier modo, podemos dar gracias porque, para haber caído tan bajo, no hayamos necesitado otra guerra de trincheras. Ni siquiera dictaduras ni golpes de estado: dos países democráticos (Grecia e Italia, las dos cunas simbólicas del continente) perdieron a sus líderes electos en cuanto el dinero movió sus hilos desde Bruselas. En España todavía no ha hecho falta porque contamos con un monigote con gafas que pierde el culo en cuanto le chiflan sus titiriteros.

El mito lo dice todo: Zeus, aquel obsceno dios del Olimpo, se disfrazó de toro para forzar a una muchacha llamada Europa. Engaño, rapto y violación: he ahí nuestro origen y nuestro destino cifrados en una antigua fábula. Para que la analogía fuese perfecta, sólo faltaba una metamorfosis en lluvia de oro.

David Torres


Fuente: Punto de Fisión
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17.7.12

Rajoy: la "destrucción creativa" del neoliberalismo.

Lean el interesantísimo artículo de Xavier Sala i Martín sobre la crisis española. Lo publicó y, poco después, su nota fue retirada de la versión digital del periódico La Vanguardia (Barcelona). Recordar que para el economista Joseph Schumpeter la dinámica del capitalismo se basaba en las supuestas virtudes de la "destrucción creativa." Lo que nunca imaginó este autor es que en esa ecuación la parte destructiva superó con creces a lo creativo. Y no sólo en España, sino en todo el mundo.


COMO DESTRUIR LA ECONOMÍA
DE UN PAÍS LLAMADO "ESPAÑA Y OLÉ"

AUTO SUICIDIO, de Xavier Sala i Martín en La Vanguardia 17-06-2.012
ARTÍCULO CENSURADO Y RETIRADO DE LA VERSIÓN DIGITAL DE LA VANGUARDIA.

A ver. Pensemos...

Si el peor enemigo de un país diseñara un plan para destruir su economía, ¿qué haría?

Pues supongo que intentaría desacreditar sus instituciones más importantes para sembrar la desconfianza entre los ciudadanos y que estos dejaran de consumir e invertir.

La estrategia podría empezar por desprestigiar a la primera autoridad (sea rey o presidente de la república) llevándole a cazar elefantes con una señorita alemana.

En medio de la cacería le obligaría a resbalar y a romperse la cadera para que tuviera que volver urgentemente a su país.
Así todo el mundo vería cómo se gasta decenas de miles de euros en un momento en que sus conciudadanos se hunden en la miseria.

Para rematar la faena, forzaría a un familiar próximo (por ejemplo, un yerno) a apropiarse de millones de euros explotando su influencia y luego expondría sus travesuras a la luz pública.
Es importante empezar sembrando dudas sobre la conveniencia de mantener en el poder a la primera familia del país.

A continuación exigiría a los miembros del Parlamento que siguieran una regla simple:

“Vota siempre lo contrario de tu adversario incluso cuando tiene razón e incluso cuando propone lo mismo que proponías tu en la anterior legislatura”.

Es crucial que la ciudadanía pierda la confianza en su clase política.

Seguiría con los más altos órganos del poder judicial.

Por ejemplo, haría que el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial se gastara dinero público para pasar fines de semana románticos en la Costa del Sol con su chófer (masculino).

Una vez malversado el dinero filtraría las facturas para desatar el escándalo y, acto seguido, haría que los jueces compañeros pusieran trabas a la investigación para proteger a su amigo.

Intentaría que eso pasara justo en el momento en que alcaldes, presidentes de comunidades y parlamentos y altos cargos de las administraciones del Estado están siendo juzgados por corrupción… ¡por esos mismos tribunales!

La desconfianza en la justicia es el mecanismo más seguro para hundir a un país.

Una vez desacreditado el jefe del Estado, las altas esferas de la política y la justicia, iría a por las élites económicas.

Aquí se podría lanzar un ataque contra uno de los empresarios más prestigiosos del país, posiblemente un banquero, destapando unas cuentas con miles de millones de euros en Suiza y, una vez destapado, haría que el Gobierno no le castigara.

Además, indultaría a uno de sus altos ejecutivos previamente condenado por sentencia firme (SANTANDER).

El siguiente paso consistiría en dilapidar miles de millones de euros de dinero público para evitar la quiebra de unos bancos y cajas por amigos, parientes y correligionarios políticos.

Y lo haría justo en el momento de pedir sacrificios y recortes de miles de millones a los ciudadanos.

Es esencial que la gente confunda libre mercado con amiguismo incestuoso entre poder empresarial y político.

Sin abandonar el terreno económico, obligaría al Banco Central y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores a autorizar la salida a bolsa de uno de los mayores Bankios del país, a sabiendas de que estaba arruinado.

Eso haría que miles de ciudadanos perdieran sus ahorros comprando acciones de una empresa que ya estaba muerta antes de nacer.
Para hundir a un país, hay que conseguir que la gente de a pie pierda sus ahorros y que las entidades supervisoras que (en teoría) les protegen, contribuyan a su ruina.

Y finalmente, pondría a un gobierno incompetente a la hora de gestionar problemas económicos.
De hecho, lo haría durante dos legislaturas seguidas y con partido distinto en cada una de ellas.

Eso demostraría que la incompetencia no es de un solo partido sino de la clase política en su conjunto.

Los sucesivos gobiernos negarían las crisis económicas y echarían la culpa de todo a los extranjeros malignos.

Como traca final, haría que las autoridades europeas rescataran al sistema bancario del país y obligaría al presidente del Gobierno a negar repetidamente que se trata de un rescate.

También le forzaría a mentir argumentando que el rescate no tiene condiciones (o sólo “condiciones favorables”), cosa que los mismos europeos negarían unas horas más tarde.

Eso refrescaría la memoria de todos, recordándoles que quienes mandan son los mismos que mintieron con los “hilillos de plastelina” y las “dos vías de investigación”.

Es más, cuando la sociedad pidiera la comparecencia del presidente ante el Parlamento para dar explicaciones, le obligaría a decir (sin que se le escapara la risa) que su agenda internacional está tan llena que no hay tiempo para ir al Parlamento… y acto seguido cogería una avión oficial y me lo llevaría a ver un partido de fútbol con cargo al contribuyente.

La mofa y el escarnio llegarían a todos los rincones del planeta: “You say tomato, I say bailout”.

Esa sería la puya final ya que, unida al desprestigio de todas las grandes instituciones del país, eliminaría toda esperanza de salir del profundo agujero.

Los ánimos de la ciudadanía se hundirían, por fin, en la más profunda depresión.

Y ese sería el plan que diseñaría el peor enemigo de uno.

¡Sí! Ya sé que es tan retorcido, maquiavélico y exagerado que parece improbable que nadie nunca lo pueda llevar a cabo…

Pero nunca digas nunca porque siempre puede aparecer un país de pandereta cuyo peor enemigo sea él mismo y cuyas instituciones, todas y cada una de ellas, estén dispuestas a desprestigiarse a sí mismas ante el asombro del mundo entero, para conseguir el objetivo común: ¡el autosuicidio!



Xavier Sala i Martín,
Universidad de Columbia, UPF i Fundació Umbele.
(http://www.salaimartin.com)



Fuente: Atilio Borón.com.ar
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10.7.12

Se ríen de España y de los españoles

Como hace algo más de 10 años se reían de Argentina y de los argentinos... ¿recuerdan?

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Por Juan Torres López

Leer las páginas económicas, o incluso solo las portadas, de los medios se está convirtiendo en un ejercicio de puro masoquismo: no hay manera de disimular el ridículo que está haciendo España.

Hace un mes que se aprobó el rescate de la banca española que según Rajoy resolvía el problema de nuestra economía y que mereció una surrealista felicitación del rey Juan Carlos. En este tiempo ha habido cumbres y varias reuniones de los ministros de Economía pero hasta el momento no se han fijado ni las condiciones concretas, ni qué cantidad exacta se precisa, ni cuándo comenzará a ser efectivo. Se hacen declaraciones contradictorias diciendo un día blanco y otro negro pero siempre se insiste en lo mismo: hay que seguir rebajando gastos y derechos y reduciendo los ingresos de los trabajadores. Lo que era la solución resulta que lo ha empeorado todo y nadie, sin embargo da cuentas de ello.

Se han reído de nosotros. El objetivo es salvar a la banca alemana, que es lo que de verdad les interesa, pero quieren hacerlo con las máximas garantías y eso obliga a que el rescate sea uno definitivo, directamente sobre la economía española y con la garantía directa del Estado. El de los 100.000 millones para los bancos no era sino una salva porque resulta infumable: nadie puede entender que si es a los bancos a quien hay que rescatar se haga responsable de ello a los ciudadanos en su conjunto. Por eso, para provocar el grande, están dejando que nos precipitemos al abismo, no porque la cuantía de nuestra deuda pública sea excesiva, como dicen, sino porque nos atan de pies y manos y nos empujan ante los inversores. Simplemente haciendo lo que está haciendo el Banco Central Europeo, nada de lo que haría un banco central auténtico, bastará para que seamos intervenidos en poco tiempo y para que nuestra economía sea puesta bajo control directo y permanente de los acreedores alemanes. Queda muy poco tiempo para que las comunidades autónomas se declaren sin liquidez y para que el propio Estado, con tipos en los mercados superiores al 7% u 8% se reconozca incapaz de hacer frente a sus compromisos de pago. Esa es la secuencia inevitable que producen las medidas que se están tomando.

Si lo que quisieran de verdad fuese salvar a nuestra economía y al euro no harían lo que están haciendo ni nos seguirían obligando a tomar medidas que van a hundir más la demanda, la generación de ingresos, o incluso la posibilidad de que paguemos la deuda que dicen querer que paguemos. Si desearan realmente frenar la presión de los mercados bastaría que el Banco Central Europeo fuese lo que no es, y que se adoptara una estrategia de creación de actividad y empleo para toda Europa en el marco de un pacto global de rentas, pero es que no buscan eso. Quieren que la prima de riesgo siga subiendo para extorsionar más fácilmente y acelerar lo que revestirán como una situación de emergencia que no admita retóricas. Se ríen de nosotros porque lo que van buscando es someter a nuestra economía y no a salvarla en un marco de cooperación y unión europeas.

La última tomadura de pelo de quienes se pasan todo el día diciendo que hay que respetar a los mercados y dejarlos que actúen con plena libertad ha sido salvar una vez más la cara de los bancos permitiendo valorar sus activos a precios “razonables” en el marco de una agencia inmobiliaria sui generis, como ya adelantamos que harían en nuestro libro Lo que España necesita. Es decir, que una vez más se pasan por el forro lo que establecen libremente los mercados que tanto dicen respetar: si el precio razonable no es el que fijan los mercados ¿para qué puñetas sirven? Se ríen de nosotros porque una vez más nos están robando delante de nuestra mismos ojos.

En España es nuestro propio gobierno quien se ríe de nosotros engañándonos sin piedad.

El ministro de Economía alaba sin descanso a las autoridades europeas, agradece sus propuestas razonables y jura y perjura que haremos todo lo que sea necesario para contentar a los mercados, porque es lo que más nos conviene. Pero, justo al mismo tiempo, el de Asuntos Exteriores suplica al Banco Central Europeo (donde hemos perdido la influencia que teníamos, aunque tampoco podamos decir que la hayamos utilizado precisamente a nuestro favor) para que intervenga contra los mercados y ponga formes a los especuladores. Un alarde de discurso coherente y de sincera estrategia compartida. El ministro de Hacienda, que ya ocupa la cartera por segunda vez, reconoce que ha de subir el IVA porque es un incompetente que no sabe hacer que todos paguen lo que tiene que pagar y Cospedal se consolida como la mayor y más desvergonzada demagoga del reino. Ahora carga contra la función pública sin caer en lo que ella tendría que ser la primera en recordar: que en España hay menos trabajadores públicos en relación con la población activa total que en la media de los Quince, que se gasta menos en retribuirlos, que nuestro sector público es bastante más reducido que el de los países más avanzados y competitivos de nuestro entorno, y que esos seres despreciables a los que se refiere y a los que ya está poniendo en la calle son los maestros o los médicos de los hijos de familias que no pueden pagarse servicios privados, por cierto, casi siempre de peor calidad que los públicos a pesar de que disponen de más recursos y de que no asumen todas sus cargas. Y olvidando, sobre todo, que la función pública con la que quieren acabar fue la mejor e imprescindible solución para evitar que las oligarquías de los partidos (de las que ella forma parte) se hicieran dueñas del Estado en perjuicio de la mayoría de la población.

Pobre España y pobre pueblo español, tan silencioso y obediente. Vibra de patriotismo cuando gana La Roja pero enmudece cuando le roba una potencia extranjera o cuando su gobierno le miente y le traiciona.

Fuente: Blogs Publico.es
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30.4.12

Repsol contra Argentina: accionistas contra ciudadanos

Por Juan Carlos Monedero (Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense de Madrid)


En un momento de crisis económica y política inéditas en España desde hace décadas, el Partido Popular en el Gobierno, con menos herramientas de las que pensaba y con una agenda programática diferente de la prometida en las elecciones, recurre al manido y gastado recurso de agitar los vientos de la patria mancillada. El penúltimo recurso una vez que echar la culpa de todos los males a los anteriores gobernantes ya no resulta muy creíble ni entre los golpeados ciudadanos ni entre los insaciables mercados.

Una Argentina en crecimiento y con un Gobierno con voluntad de desarrollar políticas sociales decide asumir el control de uno de los elementos centrales de la soberanía de un país: los recursos energéticos. O, simplemente, decide buscar una opción más beneficiosa para la nación dentro de la lógica mercantil con la que opera el mercado mundial. O, igualmente, dentro del intercambio basado en el interés propio que marca el modelo capitalista –acentuado en su etapa neoliberal– decide reclamar a una gran empresa transnacional mayores inversiones, respeto medioambiental o un trato más ventajoso.

Estas pretensiones de lograr soberanía nacional se han zanjado en América Latina durante el siglo XX con golpes de Estado auspiciados precisamente por las grandes transnacionales y los países del Norte, que cobijan los saqueos de las empresas neocoloniales. Los mismos que hoy señalan a Argentina como un país “poco fiable”. Los mismos que señalaron como “sospechosos” a Allende o a Chávez. Con la diferencia de que hoy es más difícil tumbar gobiernos en América Latina. No porque no lo deseen, sino porque no pueden. El continente americano está aprendiendo a no dejarse abandonar. Y nunca la integración latinoamericana ha estado tan avanzada.

¿Es realmente la nacionalización de 51% de Repsol un problema entre España y Argentina? De la parte española es falso. Repsol es una compañía con apenas 20% de capital señalado como español. El resto corresponde a grandes corporaciones extranjeras. Y ese 20% se corresponde con grandes empresas: las mismas que desde diferentes instancias de España –fiscalía anticorrupción, por ejemplo– se señalan como las responsables del fraude fiscal. En otras palabras, que ni Repsol es española en su totalidad ni la parte que lo es beneficia a los españoles, ya que o no pagan apenas impuestos o tienen sus capitales en paraísos fiscales. Pese a la crisis y sus beneficios ¿creen ustedes que Repsol ha congelado el precio de la bombona de gas? ¿Y es esa la empresa a través de la cual se lastiman los intereses españoles?

Grandes empresas como Telefónica o Iberdrola –o la banca pública, cuyos capitales fueron prácticamente regalados a la banca privada (BBVA o el Banco Santander) pertenecían a todos los españoles. En ese contexto, la discusión sería entre la ciudadanía argentina y la ciudadanía española. Si ese fuera el caso, no estaríamos discutiendo. Resulta más complicado creer que pueden darse comportamientos depredadores entre gobiernos decentes. Ciudadanos democráticos no suelen pelear contra ciudadanos democráticos de otros países. ¿No recordamos que entre Petrobras y los intereses de Bolivia o Uruguay, Lula escogió los intereses de esos pueblos hermanos y no el interés de la compañía pública brasileña? Pero ese no es el caso ahora: se trata de accionistas de Repsol contra ciudadanos argentinos. Y la razón la tiene el gobierno de Cristina Fernández y su voluntad de defender a las argentinas y los argentinos. Por mucho que la derecha política y mediática española presente el asunto como un ataque a la patria.

 El Gobierno del PP está, pese a su mayoría absoluta, en un patético momento (igual que la monarquía. Igual que el PSOE). Detrás de su mayoría está solamente el voto de 3 de cada 10 votantes. Su éxito electoral se debió más a la retirada de los votantes del PSOE que a logros propios. La prima de riesgo –la diferencia de los intereses que se pagan por la deuda en comparación con lo que le cuesta financiarse a Alemania– se dispara sin cesar. Aprueban unos presupuestos muy restrictivos y a los cinco días anuncian 10 mil millones de euros más de recortes en sanidad y educación (demostrando caer en lo mismo que acusaron a Zapatero: improvisación). No hay prácticamente una promesa electoral que no hayan incumplido. El 15-M y los indignados crecen en rabia y voluntad de protesta. No pasaron 100 días y el PP perdió en las elecciones en Andalucía más de 400 mil votos. Un Gobierno vinculado directamente a la gran empresa –el ministro de Economía era el responsable de Lehman Brothers para Europa– no está pudiendo con tanta facilidad saquear el país para entregárselo a sus jefes. Y esa gente no perdona.

En tiempos de dificultades, los gobiernos con poca legitimidad siempre ondean las banderas patrioteras. No están en juego los intereses de España, sino los de los depredadores accionistas de Repsol. Si la gasolina o el gas que pagamos en España tuviera precios populares, manifestaciones en las calles clamarían por el regreso de la propiedad española de la empresa. Pero sólo gritan los testaferros de esa compañía. La ciudadanía anda preocupada con otras cosas. Como el orden global está construido por esos mismos sectores poderosos, la pelea de Repsol va a trasladarse, después del apoyo que brindarán los mismos gobiernos corporativos al Gobierno de España, a los órganos viciados que sostienen el capitalismo neoliberal: el Ciadi, el FMI, el Banco Mundial. El apoyo al Gobierno español del Gobierno corporativo norteamericano o de una Unión Europea volcada a vaciar el contenido social del continente no son sino señales de que hay dos modelos en pugna: el del continente latinoamericano, avanzando hacia sociedades integradas, con derechos sociales y un pueblo corresponsable, y el de Europa, donde se está debatiendo entre desmantelar el Estado social y empobrecer a las mayorías para enriquecer a las minorías –ahí entra también América Latina como objetivo–, o ganar un nuevo pulso ciudadano que ayude a salir de la locura neoliberal y caminar hacia un mundo donde mande la justicia global.

Fuente: Comiendo tierra
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19.4.12

2008/2012: Las dos caras de Rajoy...

 “Nuestro gas y nuestra energía no se pueden poner en manos de una empresa rusa porque eso nos convertiría en un país de quinta división", aseguraba cuando era opositor a Zapatero y la firma Lukoil pretendía ingresar a Repsol. Ahora, el presidente ibérico se resiste a la nacionalización argentina de YPF.


Muy pocos resisten a un archivo y el presidente de España no es uno de ellos. En plena ofensiva contra la Argentina por la nacionalización del 51 por ciento de YPF, salió a la luz un video en el que Rajoy se opone a la extranjerización de los hidrocarburos de España.




Las imágenes datan del 2008 cuando Rajoy era opositor al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y asumía la titularidad del Partido Popular (PP). "Nuestro petróleo, nuestro gas y nuestra energía no se pueden poner en manos de una empresa rusa porque eso nos convertiría en un país de quinta división", aseguraba ante la posibilidad que la firma Lukoil ingresara a Repsol.

"Por tanto no lo vamos a aceptar, que lo tenga claro el señor Rodríguez Zapatero", advertía Rajoy al entonces mandatario español.

Incluso, llegó a citar a su rival político del Partido Socialista Obrero Español cuando dijo: "No lo he hecho nunca en mi vida, nunca utilice a Felipe González como argumento de autoridad, pero en esto caso le pido a Zapatero que le haga caso a Felipe, que dijo que no se puede poner el petróleo y el gas en manos de los rusos".

Fuente: InfoNews
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16.4.12

De nuestra avanzada España hacia la retrasada América Latina (Por Pascual Serrano)

Hasta hace unos años, nuestros gobiernos europeos, nuestros medios de comunicación y nuestros economistas de pro contaban que los gobiernos de izquierda que estaban llegando a América Latina estaban haciendo peligrar la economía de aquel continente con su populismo e irresponsabilidad. El informe anual del BBVA, que diligentemente difundía El País en abril de 2008 en un artículo titulado “El BBVA y el riesgo venezolano”, advertía “sobre la situación venezolana en el capítulo de riesgos”. Seis meses después, los gobiernos estadounidense y europeos salvaban a la banca con fondos públicos mientras el gobierno venezolano concedía 236’7 millones de dólares para 1547 proyectos socioproductivos comunitarios.

Han pasado cuatro años y aquellos países que nos decían que estaban al borde del precipicio se han convertido en destino de los más cualificados jóvenes españoles, jóvenes titulados de máster y con conocimientos de idiomas que en España apenas pueden trabajar de teleoperadores y que a lo más que pueden aspirar es a ganar aquellos mil euros que hace unos años considerábamos una miseria y ahora un objetivo feliz.

Informa un reportaje de la revista Consumer (1) que nuestros ingenieros se van a Brasil, el tercer destino con más crecimiento (8,68% en el último año), un país que nos han presentado como un suburbio de favelas. El reportaje de la revista española insiste en aclarar que quienes “optan por abandonar España son en su mayoría jóvenes entre 25 y 35 años, sin responsabilidades familiares y con una elevada cualificación”. “Un estudio reciente afirma que Brasil necesita casi doblar el número de ingenieros en el país, hasta una cifra de 1,1 millones en 2020”, afirma. El gobierno Lula estableció el programa denominado Bolsa Familia que afecta nada menos que a trece millones de ellas y que supone el pago de un dinero a los sectores más pobres con la condición de que sus hijos estén vacunados y vayan al colegio. En mi última visita a Brasil, hasta la prensa opositora reconocía que, en contra de las críticas de la derecha, cada vez más familias se borraban del programa porque ya había mejorado su economía, disponían de trabajo y no cumplían las condiciones sociales para recibir la ayuda. No olvidemos que Brasil ha tenido una tasa media de aumento del PIB del 4% en los últimos años. Es curioso pero en España para las familias sin ingresos la “ayuda” que ha previsto el gobierno es la dación en pago, es decir, que se van a la calle si no pagan su hipoteca y ya no hace falta que le paguen más dinero al banco (2). Todo un privilegio. En Brasil también comprobé cómo los campesinos tienen garantizada la venta de sus productos al estado, el cual los utiliza para preparar la comida gratuita de los niños en los colegios. (3)

El país latinoamericano en el que residen más españoles mayores de 18 años es Argentina, seguido de Venezuela. Otros dos países estigmatizados por nuestros medios como víctimas de gobiernos populistas con ideas económicas trasnochadas. Argentina ha anunciado nuevas políticas inmigratorias debido a un incremento en las consultas de españoles en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ya en diciembre de 2010 se contabilizan en unos 1.200 los jóvenes de entre 25 y 35 años que cada mes emigraban desde España a buscar trabajo en Argentina (4). A pesar de todo ello, nuestra prensa sigue instalada en su soberbia y, el pasado 10 de marzo, El País titulaba “Argentina se aprieta el cinturón” (5), debido a que se prevé que termine el crecimiento del 7% que había tenido hasta ahora y se quede en el 4%. Imaginemos entonces cómo está nuestro cinturón si The Economist prevé que la economía española caiga un 1,4% este año y registre un crecimiento nulo en 2013 con una tasa de paro prevista del 23,3% para este año (6). De hecho, por apretarse el cinturón, el diario entiende que los argentinos verán que el estado les rebajará “los subsidios que permiten a millones de argentinos disfrutar de la luz, el agua y el gas a precios de risa”. En España el estado no nos baja ningún subsidio, nos sube el IVA de la electricidad al 18%. Otra diferencia entre los gobiernos “populistas” de la retrasada Latinoamérica y nuestra moderna y dinámica España.

En cuanto al segundo país latinoamericano como destino de nuestros jóvenes emigrantes, Venezuela, también podemos hacer comparaciones. Mientras que en España durante el pasado año se producían una media de 300 desahucios al día, es decir, familias que eran echadas de su vivienda por no poder pagar la hipoteca al banco, en Venezuela el estado entregó 146.022 viviendas, y para 2012 el objetivo es entregar otras doscientas mil (7). Presidentes como el ecuatoriano Rafael Correa, han expresado mucha más preocupación por la situación de los desalojados de su vivienda en España debido a la explosión de la burbuja inmobiliaria -muchos de ellos emigrantes ecuatorianos- que el propio gobierno español. De hecho hizo esas declaraciones denunciando que todo el peso de la crisis caía sobre la familias en lugar de sobre los bancos, en una rueda conjunta con Mariano Rajoy en Madrid el pasado 17 de marzo, en la que el presidente español no hizo la mínima mención al problema de esas familias que se quedan sin techo (8).

Otra diferencia curiosa entre España y esos países tan despreciados por nuestro establishment económico es la edad de jubilación. Mientras se aumentaba en España a los 67 años, Bolivia promulgaba en enero de 2011 una ley que la rebajaba de 65 a 58 años. Eso se pudo hacer porque se nacionalizaron los planes de jubilación que hasta entonces los gestionaban empresas financieras extranjeras, muchas de ellas españolas. En Argentina las mujeres se jubilan a los sesenta y en Venezuela a los cincuenta y cinco, mientras que los hombres a los sesenta (9).

Un último detalle. Más de 15.000 españoles han elegido Cuba en busca de una oportunidad profesional (10). ¿Recuerdan aquella famosa crisis de los balseros en Cuba allá por 1994? Salieron 14.727 cubanos en busca de una oportunidad de trabajo en Estados Unidos, menos que españoles se han ido ahora a Cuba a lo mismo.

Referencias:

(1) Astorell, Carlos. “Encontrar trabajo fuera de España”. Consumer, 12-3-2012
http://www.consumer.es/web/es/economia_domestica/trabajo/2012/03/12/207705.php

(2) Efe. “El Gobierno permitirá la dación en pago a familias sin ingresos”, 22-22012
http://www.lne.es/economia/2012/02/22/gobierno-permitira-dacion-pago-familias-ingresos/1202890.html

(3) Serrano, Pascual. “Una cooperativa de los Sin Tierra”. Le Monde Diplomatique, febrero 2012

(4) Delicado, Ana. “La crisis envía a miles de jóvenes a Argentina”, Público, 13-12-2010
http://www.publico.es/espana/351397/la-crisis-envia-a-miles-de-jovenes-a-argentina

(5) Peregil, Franciso. “Argentina se aprieta el cinturón”, El País, 10-3-2010
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/03/10/actualidad/1331412480_576256.html

(6) Europa Press. “España caerá un 1,4% este año y registrará crecimiento nulo en 2013”. 18-3-2012
http://www.europapress.es/economia/noticia-espana-caera-14-ano-registrara-crecimiento-nulo-2013-20120318123602.html

(7) Agencia Venezolana de Noticias, 15-3-2012 http://www.avn.info.ve/node/103593

(8) “Correa plantea a Rajoy la insuficiencia del código ético para la banca”. El País, 17-3-2012
http://politica.elpais.com/politica/2012/03/17/actualidad/1332018305_049836.html

(9) Ver http://www.vicepresidencia.gob.ve/info_jubilaciones.php

(10) Astorell, Carlos. “Encontrar trabajo fuera de España”. Consumer, 12-3-2012
http://www.consumer.es/web/es/economia_domestica/trabajo/2012/03/12/207705.php

Fuente: Pascual Serrano
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15.4.12

Repsol-YPF: depredación y contrastes

Editorial de La Jornada, de México...



En días recientes, el diferendo entre la petrolera Repsol-YPF y el gobierno de Argentina ha crecido hasta adquirir tonos de conflicto internacional. El pasado jueves, el ministro español de Industria, José Manuel Soria, afirmó que cualquier gesto de hostilidad contra empresas de su país sería interpretado como un gesto hacia España y traería consecuencias. Ayer, el canciller español, José Manuel García-Margallo, pidió al gobierno de México –en su calidad de presidente pro témpore del G-20– que ayude a la petrolera trasnacional ante la perspectiva de una posible nacionalización por el régimen de Buenos Aires, llamado que es imposible desvincular del interés económico de las autoridades de nuestro país en la firma española, redimensionado tras la reciente adquisición –con dinero público y con resultados desastrosos para México— de casi un 5 por ciento de sus acciones por Petróleos Mexicanos.
Es importante subrayar que la referida confrontación entre la petrolera trasnacional y el gobierno argentino no se debe a una actitud hostil del segundo hacia la primera, ni mucho menos a un capricho de la administración que encabeza Cristina Fernández de Kirchner, sino, fundamentalmente, al incumplimiento por Repsol-YPF –que controlan 37 por ciento de las reservas petroleras de la nación sudamericana y 55 por ciento del mercado de combustible– de sus compromisos de inversión en la industria petrolera argentina, lo cual afecta las necesidades y la soberanía energéticas de ese país.

El telón de fondo ineludible es el historial de saqueo y de afectaciones que ha protagonizado la empresa petrolera española a las poblaciones y a los patrimonios de naciones como Argentina y México. En el país sudamericano, dicho historial puede rastrarse desde el propio proceso de privatización de YPF bajo el gobierno de Carlos Menem: éste, tras haber asumido la deuda de la empresa petrolera y haber despedido a casi 35 mil de sus trabajadores, remató YPF en una operación irregular y a un precio muy por debajo de su valor. Para colmo, en los casi tres lustros transcurridos desde la venta de YPF a Repsol, el comportamiento de ésta ha distado mucho de ser benéfico para los argentinos: por el contrario, se ha caracterizado por una disminución de las reservas petroleras del país sudamericano, por una maximización de las ganancias por concepto de exportación, por un reparto de la mayor porción de las utilidades entre los accionistas de la petrolera y, en consecuencia, por un aporte ínfimo al desarrollo de la industria argentina de los hidrocarburos, en lo que constituye un claro ejemplo de neocolonialismo económico.

Por lo que hace a nuestro país, los preceptos constitucionales que reservan al Estado la potestad exclusiva sobre actividades del ramo energético no han impedido que Repsol se haga de jugosas oportunidades de negocio en el sector: así ha ocurrido, por ejemplo, con la venta, por parte de la petrolera española, de gas importado de Perú a la Comisión Federal de Electricidad –a un precio muy por encima de su valor real–, y con la proliferación de los permisos para productores independientes de electricidad, que actualmente generan 55 por ciento del flujo eléctrico que se consume en el país y entre los que Repsol detenta una posición privilegiada.

Así pues, la trayectoria de Repsol tanto en Argentina como en México es emblemática de la depredación y la rapiña corporativa que ha prevalecido en la región a partir de la oleada de privatizaciones y de la apertura indiscriminada de las economías a capitales extranjeros –mineras, petroleras, generadoras de electricidad, instituciones financieras, entre otras–: tales procesos, impuestos en nuestros países por gobiernos neoliberales como los de Menem y Carlos Salinas de Gortari, se han saldado con el incumplimiento impune de las leyes y normas nacionales por las empresas, con la obtención de cuantiosas ganancias económicas a cambio de mínimas aportaciones a las economías nacionales, con depredación financiera y ecológica y con afectaciones a la vida cotidiana de la población.

Resulta desolador que mientras Argentina busca recuperar la soberanía sobre sus recursos naturales y sobre un sector estratégico de su economía, como el petrolero, el gobierno calderonista se empeñe, en un afán inexplicable por beneficiar a Repsol a costa de lo que sea, en un rumbo de acción que no sólo ha creado graves problemas internos, sino ha causado, por distintos frentes, un grave quebranto monetario al erario.

Si Calderón cede a las presiones del gobierno de Mariano Rajoy, provocará un deterioro de la relación bilateral con Argentina y del proceso de integración latinoamericano en general, afectado de por sí por la decisión de las administraciones panistas de marginar a México en la región. Lo pertinente, en suma, es aprender de los ejemplos procedentes de Sudamérica, lo cual, en este caso, implica poner un alto a la política de entrega de los recursos naturales nacionales a los depredadores de la escena internacional.
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14.4.12

Regurgitaciones colonialistas. España, ¿cuál España? (Por Atilio Borón)

El entredicho entre el gobierno argentino y la empresa Repsol-YPF ha desencadenado una virulenta reacción de parte de funcionarios del gobierno ultraconservador español. Las declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo; de la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría y la del Secretario de Estado de España para la Unión Europea, Iñigo Méndez de Vigo, revelan que a pesar del largo tiempo transcurrido estos funcionarios de la Corona todavía no se percataron del resultado de la batalla de Ayacucho que, en 1824, terminó de demoler los restos del imperio español en esta parte del mundo. Tanto su “puesta en escena” –rostros endurecidos de furia, frases altisonantes, dedo índice en ristre de García-Margallo- como el contenido amenazante de sus declaraciones, especialmente la del tal Méndez de Vigo diciendo que la Argentina se convertiría en un “apestado internacional” y sufriría “consecuencias malísimas” en caso de que se afectaran los intereses de Repsol-YPF son un oportuno recordatorio de que, lamentablemente, las peores tradiciones del colonialismo español siguen vivas y regurgitan cada vez que sienten que alguna de sus antiguas colonias se aparta del curso de acción fijado por la antigua metrópolis.

La violencia simbólica desatada en estos días se inscribe en el sórdido panorama que presenta la España actual, atribulada por una profunda crisis económica y por el fenomenal retroceso experimentado en materia de derechos ciudadanos y libertades públicas. Hace apenas un par de días que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hizo pública su intención de vigilar y maniatar las redes sociales por lo que toda convocatoria a protestas o manifestaciones políticas de cualquier tipo hecha a través de las mismas será tipificada nada menos que como un delito penal. A partir de esa iniciativa, el gobierno español podrá perseguir a quienes, en su peligroso delirio, califica como “grupos radicales antisistema” involucrados en novísimas formas de “guerrilla urbana”. Todo esto con el afán de impedir que las víctimas del brutal ajuste neoliberal impulsado por el Partido Popular puedan oponer resistencia y luchar contra la injusticia de un proyecto al que sola y exclusivamente le preocupa salvaguardar los intereses del capital, no el bienestar del pueblo. Pese a ello son muchos quienes con ingenuidad todavía confunden un régimen capaz de producir estas muestras de despotismo con la “democracia.”

El argumento más socorrido por estos enardecidos funcionarios de la Corona es que cualquier agresión a Repsol-YPF sería un ataque a España y, por ende, a los españoles. No hay que caer en esa trampa. El pleito no es con España o los españoles sino con su burguesía, que explota y desangra a los pueblos tanto fuera como dentro de España, cosa que hoy es evidente hasta para un ciego. Porque España no es esa pandilla de saqueadores profesionales, dignos descendientes de quienes cometieron en nuestras tierras el mayor genocidio de la historia, amparados por la maléfica alianza entre la cruz y la espada. España no son esos especialistas en vaciar empresas y en arrancar pingües ganancias como lo han hecho por toda Latinoamérica y el Caribe bajo la protección de sus padrinos políticos, sean estos Felipe González, José María Aznar o Mariano Rajoy. España no es esa Corona nauseabunda y parasitaria, hundida en una ciénaga de escándalos que “la prensa seria” de la península se encarga de disimular. Para nosotros España es la poesía de Miguel Hernández, Rafael Alberti y Federico García Lorca; las pinturas de Pablo Picasso; la música de Manuel de Falla y Pablo Casals; la filosofía de Manuel Sacristán Luzón, y de mi inolvidable maestro Adolfo Sánzhez Vázquez. España es la extraordinaria labor de los republicanos exiliados en México: Wenceslao Roces, José Gaos y Eugenio Imaz, entre otros, eximios traductores al castellano de El Capital y otros textos de Karl Marx, así como de muchos otros autores del pensamiento clásico. España, por último, es el indoblegable heroísmo de la Pasionaria y los anarquistas y comunistas que lucharon contra la barbarie franquista, de la cual Rajoy, Aznar y el Partido Popular son sus indiscutibles herederos. Estos energúmenos, tardíos sobrevivientes de un conjuro medieval, representan con sus exabruptos de hoy lo peor de España. Son los perros guardianes de los filibusteros de traje y corbata que siembran miseria dentro y fuera de España. La lucha es contra esa España, no contra los españoles ni mucho menos contra la otra España, con la cual nos sentimos hermanados.


Fuente: Atilio Borón
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21.3.12

Veinte años después (por Guillermo Rodríguez Rivera)


I.
No, no es que intente plagiar a Alejandro Dumas, el viejo. Es que el pasado 21 de diciembre se cumplieron 20 años de la desaparición de la Unión Soviética, el estado obrero y campesino surgido de la Revolución que estallara en Rusia el 7 de noviembre de 1917, pero que se constituyó como estado en 1922, ya cuando Stalin ejercía la máxima dirección del que había sido el partido de Lenin y también de la naciente URSS.

Desde los años treinta, cuando Stalin, para garantizar su poder personal, mandó a ejecutar a quienes habían hecho la revolución junto a Lenin, muchos creen que se decretó el destino del estado soviético, que la torpe política de Mijail Gorbachov ayudó a consumar hace 20 años, con el insustituible apoyo de Boris Yeltsin.

Cuando se estaban cerrando estas dos décadas, el primer ministro de Rusia y actual presidente electo de su país, Vladimir Putin, afirmó que el fin de la Unión Soviética había sido una de las tragedias del siglo XX.

La frase estremeció a la ultraderecha norteamericana.

Mitt Romney, miembro del partido republicano de Estados Unidos y, según los analistas, el que mayores oportunidades tiene de obtener la nominación como candidato a la presidencia frente a Barack Obama, reaccionó indignado por esa declaración.

Romney, buen discípulo de Ronald Reagan, dice que cree y ciertamente propaga aquel nombrete que su maestro inventó y, según el cual, la Unión Soviética era “el imperio del mal”. Pero el candidato a candidato, es probable que no hubiera nacido en 1947, si el Ejército Rojo no hubiera entrado en Berlín dos años antes, para sepultar al que fue el auténtico imperio del mal en el pasado siglo: el Tercer Reich hitleriano.

Al margen de las luces y las sombras que tuvo en su historia la URSS, la afirmación de Putin encierra una verdad: el mundo era mejor cuando existía la Unión Soviética.

El cantautor español Joaquín Sabina cantó (¿alborozado, irónico, escéptico?) lo que creyó que era el fin de la “guerra fría”. Acaso la demolición del muro de Berlín marcó ese fin, pero fue para que empezaran las guerras calientes.

En 1991 se inició la Guerra del Golfo Pérsico, por la arbitraria anexión de Kuwait por Irak. El mundo entero demandó al gobierno iraquí que se retirara del estado soberano que era el emirato kuwaití.

Pero esa guerra fue sólo el prólogo a las injustificables que vinieron detrás. Cuando los albanokosovares quisieron segregar de Serbia la provincia de Kosovo, los Estados Unidos convocaron a las fuerzas de la OTAN, para bombardear a una Serbia que sólo defendía su integridad territorial.

En noviembre del año 2000, George W. Bush fue electo presidente en las más turbias elecciones que haya tenido Estados Unidos. El nombre del presidente electo se conocía siempre la propia noche del día de las elecciones. En este caso, pasaron semanas antes de que la Supreme Court se reuniera para decretar, por mayoría de un voto, que Bush había derrotado a Al Gore. Nueve meses después, dos aviones de pasajeros norteamericanos eran desviados de su ruta normal y estrellados contra las torres del World Trade Center, en Nueva York. Se afirmó que un tercer avión impactó al Pentágono, pero se sabe que fue en realidad un misil, arrojado contra la zona donde se ubicaba menos personal en el enorme edificio.

La popularidad del impopular Bush crecía súbitamente y el presidente anunciaba la guerra contra el terrorismo y, para perseguir a un hombre, decretaba la guerra contra una nación. Osama Bin Laden fue perseguido por un país que iba siendo arrasado mientras él estaba en otro (Pakistán). Pero no cesó —no ha cesado— la guerra contra Afganistán. Casi inmediatamente después se acusó a Irak de apoyar el terrorismo y poseer armas de destrucción masiva, pese a que los inspectores de Naciones Unidas no las encontraban, ni el Pentágono ni la CIA podían decir dónde estaban. Estados Unidos invadió el país y lo masacró, pero las armas siguieron sin aparecer.

Al cabo de cuatro años Estados Unidos retira sus tropas de una nación que ha tenido más de 1 millón de muertos y ha quedado destruida. Su petróleo, sí, ha quedado en manos de las transnacionales estadounidenses. Cuando empezó la guerra de Irak, el barril de crudo costaba 30 dólares. Hoy vale más de 100.

Ahora mismo existe la amenaza de una nueva guerra que los Estados Unidos, junto a Israel, pretenden librar contra Irán y cuyas consecuencias serían impredecibles.

Acusan a Irán de intentar construir una bomba nuclear, lo que el gobierno de ese país niega, y afirma que desarrolla la energía nuclear con fines pacíficos.

Israel y Estados Unidos, como la ultra reaccionaria monarquía saudita, aspiran a la desaparición del gobierno chiita en Irán.

Ciertamente, el mundo era más pacífico en tiempos de la guerra fría, el mundo era un poco mejor antes de la desaparición de la URSS.

Ahora están comenzando a entender, incluso los pueblos europeos, lo que le debían a la URSS.

Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, se invirtieron millones de dólares para convertir el Berlín Occidental en la primera gran vitrina europea del capitalismo y hacerla contrastar con el mucho más modesto Berlín Oriental socialista.

Toda la Europa capitalista adquirió una semejante condición de “sociedad de bienestar” en la que se combinó la política de “guerra fría” de Truman con el modelo económico keynesiano, adoptado desde tiempos de Roosevelt en Estados Unidos: los ricos pagan impuestos proporcionales al grado en que se beneficiaban de la sociedad. Esas grandes contribuciones mejoraron la vida en las grandes ciudades de Europa occidental, crearon miles de empleos, pagaban largas indemnizaciones a los trabajadores en paro, proveían excelentes jubilaciones y mantenían un seguro de salud que lo cubría todo. Con la alternativa comunista a unos kilómetros, los partidos reformistas de izquierda eran poderosos, y la burguesía quería que esa alternativa de izquierda dominara frente a la radical alternativa comunista.

Indirectamente, la Unión Soviética y el campo socialista beneficiaban a los sectores populares de Europa occidental y de los propios Estados Unidos: la gran burguesía de las dos grandes zonas del capitalismo, quería convencer a los sectores populares de la ventaja de su sistema socio-económico.

Cuando la competencia de la alternativa comunista desapareció, las ideas de John Maynard Keynes fueron reemplazadas por las de Milton Friedman, el economista a quien se debe en buena medida la doctrina del neoliberalismo.

Para Friedman, el mercado se regula solo, y el estado debe tener el mínimo de acción en la economía de la nación. Los ricos no deben pagar grandes impuestos, porque la acumulación de ingresos conducirá a la ampliación de sus inversiones y a la creación de nuevos empleos. Los servicios —educación, salud, bienestar social— deben privatizarse, para redimensionar el estado y reducirlo: el mercado puede absorberlo todo.

Pero ocurre que los grandes ingresos de los bancos han creado un capitalismo no-productor ni creador de empleos, sino especulativo, lo que llaman “capitalismo de casino”, que no crea bienes, ni servicios, ni empleos. Los bancos han prestado irresponsablemente miles de millones de dólares y, la doctrina de Friedman ha demostrado su invalidez cuando el estado ha tenido que acudir a salvar a los bancos con miles de millones de dólares de los contribuyentes. Es bastante probable que mucho de esto se habría evitado si hubiera existido la Unión Soviética.

II.

Los Estados Unidos y sus más importantes socios europeos – Inglaterra, Alemania, Francia – están empeñados en una sistemática eliminación del mundo árabe que no quiere doblegarse ente el expansionismo de la derecha fundamentalista de Israel. Se apoyan en las monarquías y emiratos antidemocráticos que temen al dominio chiita en Irán. Han doblegado a Irak, han doblegado a Libia, con el erróneo concurso de Rusia y China. La resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a los civiles libios, fue convertida por la OTAN en el instrumento para derrocar al gobierno de Gadafi, torturado y linchado por sus adversarios, ante las carcajadas de Hillary Clinton.

Ahora han querido aplicar el mismo expediente a Siria, pero Rusia y China han reconocido el error que cometieron y han vetado la nueva resolución. China parece que también ha comprendido, como ha entendido Rusia: el expansionismo de la ultraderecha norteamericana está zanjando rápidamente aquellos desacuerdos entre rusos y chinos de los tiempos de Nikita Jruschov y Mao Zedong.

El asalto a Afganistán, a Libia, la intervención en Pakistán y el proyecto de atacar a Siria y a Irán, la creación del escudo antimisiles, todo ello apunta al cerco de Rusia y China.

La ultraderecha estadounidense, esa que representa Romney, no pretende un mundo donde las fuerzas se equilibren e impere el derecho internacional.

Aspira a un mundo regido por una sola superpotencia, los Estados Unidos, dedicado a violar las fronteras nacionales que le parezcan y, a falta de una idea más original —porque las alas de su imaginación no le dan para más— Romney apela a un inaceptable chauvinismo y esgrime, como argumento, eso que secularmente se ha llamado el “derecho divino”; la noción de que, el Supremo Hacedor ha decidido que los Estados Unidos constituyen una nación excepcional, que debe imponer sus valores al mundo.

Las razones que hacen que ello sea así, están muy claras. Cito a Mitt Romney: “Somos excepcionales porque somos una nación basada en los valores e ideas de la Revolución Americana, propuestas por nuestros más grandes estadistas en nuestros documentos fundacionales”.

Alguien debiera decirle a Romney —decírselo y no recordárselo, porque es probable que nunca lo haya sabido— que esas ideas provenían de un ensayito que escribiera un filósofo nacido en Ginebra. Su autor le dio un nombre más complicado, pero la historia lo recoge con el nombre de El contrato social, y que Jean Jacques Rousseau editó en 1762, catorce años antes de que los padres fundadores de los Estados Unidos escribieran la Declaración de Independencia, como debe saber Romney, el 4 de julio de 1776.

De ese ensayito, que acabó con la idea del ”derecho divino” de reyes y naciones, se alimentaron los fundadores de los Estados Unidos.

No hay pueblos elegidos, Mr. Romney, aunque algunos hombres lo hayan proclamado así para dominar a los demás pueblos y terminar hundiendo al propio. No hay documentos perfectos ni eternos: siempre los envejece el tiempo, los jubila la historia; todos incluyen alguna inexactitud, alguna tergiversación, o alguna mentira. Lo hicieron incluso los Padres Fundadores de los Estados Unidos cuando afirmaron en la Declaración “that all men are created equal”, y mantuvieron la esclavitud de los negros por casi un siglo.

Todo parece indicar que Putin se va a encargar de amargarle el sueño del dominio del mundo a Mitt Romney y sus congéneres. Y China, acaso mostrando al mundo un perfil publicitario más bajo, parece que andará por el mismo camino. Son los países que “hacen el peso” para encabezar esa batalla, pero no estarán solos.

Lo intentaron Alejando Magno, los emperadores romanos, Carlos V, Napoleón Bonaparte, Adolf Hitler: nadie puede dominar el mundo. Será mejor que Romney, en lugar de marchar hacia el fracaso, persiga la manera de hacerlo un sitio más pacífico, más plural, más democrático, mas habitable.


Fuente: Segunda Cita
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25.2.12

La verdad sobre Grecia (Mikis Theodorakis)


El domingo 12 de febrero de 2012, Mikis Theodorakis hizo este llamamiento durante la gran manifestación que tuvo lugar en la Plaza Sintagma de Atenas en paralelo al debate parlamentario sobre la adopción de un nuevo Memorándum impuesto a Grecia por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI). Cuando los ancianos Mikis Theodorakis (de 87 años) y Manolis Glezos (de 90) pidieron permiso a la policía antidisturbios para poder dirigirse a la multitud desde las escaleras del Parlamento, la única respuesta que obtuvieron fue una ráfaga de gas lacrimógeno que más bien pareció un intento de asesinato. Así se trata en este país “trokaizado” a dos hombres que, en Japón, serían “tesoros nacionales vivientes".- Tlaxcala

A la opinión pública internacional

Existe una conspiración internacional cuyo objetivo es darle a mi país el golpe de gracia. El asalto se inició en 1975 contra la cultura griega moderna; luego continuó con la descomposición de nuestra historia reciente y nuestra identidad nacional y, ahora, trata de exterminarnos físicamente con el desempleo, el hambre y la miseria. Si los griegos no se sublevan para detenerlos, el riesgo de extinción de Grecia es real. Podría ocurrir en los próximos diez años. Lo único que sobreviviría a nuestro país sería el recuerdo de nuestra civilización y de nuestras luchas por la libertad.

Hasta 2009, la situación económica en Grecia no era muy grave. Las grandes heridas de nuestra economía fueron el excesivo gasto militar y la corrupción de una parte del mundo político, financiero y de los medios. Pero también son responsables algunos países extranjeros, entre ellos Alemania, Francia, Inglaterra y USA, que ganaron miles de millones de euros a costa de nuestra riqueza nacional vendiéndonos año tras año equipamiento militar. Esta hemorragia constante nos impidió avanzar mientras que enriquecía a otros países. Lo mismo se podría decir en lo que respecta al problema de la corrupción. Por ejemplo, la empresa alemana Siemens tenía una agencia especial dedicada a corromper a los griegos con el fin de que éstos diesen preferencia a sus productos en nuestro mercado. Así, hemos sido víctimas de este dúo de depredadores, alemanes y griegos, que se enriquecieron a costa del país.

Es obvio que estas dos grandes heridas podrían haberse evitado si los líderes de ambos partidos políticos proyanquis no se hubiesen dejado corromper. Esa riqueza, producto del trabajo del pueblo griego, se drenó hacia países extranjeros y los políticos trataron de compensar las pérdidas mediante préstamos excesivos que dieron lugar a una deuda de 300 billones de euros, un 130% del Producto Nacional Bruto.

Con una estafa así, los extranjeros ganaban por partida doble: en primer lugar mediante la venta de armas y de sus productos y, en segundo, con los intereses sobre el capital que le prestaban al gobierno, no al pueblo griego que, como hemos visto, fue la principal víctima en ambos casos. Un solo ejemplo bastará para demostrarlo: en 1986, el gobierno de Andreas Papandreu pidió prestado un billón de dólares a un banco de un gran país europeo. Los intereses de ese préstamo terminaron de pagarse en 2010 y ascendieron a ¡54 billones de euros!

El año pasado, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, declaró que era consciente de la masiva fuga de capital que tenía lugar en Grecia a causa del alto costo del material militar, comprado principalmente a Alemania y Francia. Añadió que había llegado a la conclusión de que los fabricantes de armas nos estaban llevando a un desastre seguro. Sin embargo, confesó que no hizo nada para contrarrestarlo… ¡para no perjudicar los intereses de países amigos!

En 2008, la gran crisis económica llegó a Europa. La economía griega no se ha librado de ella. Sin embargo, el nivel de vida, que hasta entonces había sido bastante alto (Grecia estaba clasificada entre los 30 países más ricos del mundo), prácticamente no ha cambiado, a pesar del aumento de la deuda pública. La deuda pública no se traduce necesariamente en una crisis económica. Se estima que la deuda de países importantes como USA y Alemania es de miles de billones de euros. Los factores determinantes son el crecimiento económico y la producción. Si ambos son positivos, es posible obtener préstamos bancarios a un interés inferior al 5%, hasta que pase la crisis.

En noviembre de 2009, cuando George Papandreu llegó al poder, estábamos exactamente en esa posición. Para entender el efecto de su desastrosa política, mencionaré únicamente dos porcentajes: en 2009 el PASOK de Papandreu obtuvo el 44% de los votos. Ahora, las encuestas no le dan más del 6%.

Papandreu habría podido enfrentarse a la crisis económica (que era un reflejo de la de Europa) con préstamos bancarios al interés habitual, es decir, por debajo del 5%. Si lo hubiera hecho, nuestro país no habría tenido problemas. Como estábamos en una fase de crecimiento económico, nuestro nivel de vida habría mejorado.

Pero en el verano de 2009, cuando Papandreu se reunió en secreto con Strauss-Kahn para poner a Grecia bajo la tutela del FMI, ya había iniciado su conspiración contra el pueblo griego. Fue el exdirector del FMI quien hizo esta revelación.

Para lograrlo, fue necesario falsificar la situación económica de nuestro país con el fin de que los bancos extranjeros se asustasen y aumentasen hasta niveles prohibitivos las tasas de interés que exigían por los préstamos. Aquella costosa operación se inició con el incremento artificial del déficit público, desde el 12% al 15% para el año 2009 [Andrés Georgiu, Presidente de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Estadística, ELSTAT, decidió súbitamente en 2009, sin el consentimiento de su Junta Directiva, incluir en el cálculo del déficit a algunas organizaciones y empresas que nunca antes se habían tenido en cuenta en ningún otro país europeo, con la excepción de Noruega, y ello con el objetivo de que el déficit de Grecia sobrepasara al de Irlanda (el 14%), para convertir a nuestro país en el eslabón débil de Europa, NdT]. Debido a este aumento artificial del déficit, el fiscal del Estado, Grigoris Peponis,ha encausado hace veinte días a Papandreu y a Papakonstantinu (su exministro de Hacienda).

A continuación, Papandreu y su ministro de Hacienda iniciaron una campaña de descrédito que duró cinco meses, durante los cuales trataron de persuadir a los extranjeros de que Grecia, al igual que el Titanic, se estaba hundiendo y de que los griegos son corruptos, perezosos e incapaces de hacer frente a las necesidades del país. Las tasas de interés subían después de cada una de sus declaraciones y todo eso contribuyó a que Grecia dejase de poder contraer préstamos y nuestra adhesión a los dictados del FMI y del Banco Central Europeo se convirtiese en una operación de rescate que, en realidad, es el principio de nuestro fin.

En mayo de 2010, el ministro de Finanzas firmó el Memorándum, es decir, la sumisión de Grecia a nuestros prestamistas. Según la ley griega, la adopción de un acuerdo como éste debe presentarse al Parlamento y necesita la aprobación de las tres quintas partes de los diputados. Eso significa que tanto el memorándum como la troika que nos gobierna son ilegales, no sólo desde el punto de vista de la legislación griega, sino también de la europea.

Desde entonces, si considerásemos que nuestro viaje hacia la muerte es una escalera de veinte peldaños, ya hemos recorrido más de la mitad del camino. El Memorándum regala a los extranjeros nuestra independencia nacional y la propiedad de la nación, es decir, nuestros puertos, aeropuertos, carreteras, electricidad, agua, todos los recursos naturales (subterráneos y submarinos), etc. A éstos hay que añadir nuestros monumentos históricos, como la Acrópolis, Delfos, Olimpia, Epidauro y otros, ya que hemos decidido no hacer valer nuestros derechos.

La producción ha disminuido, la tasa de desempleo ha aumentado hasta el 18%, 800 000 negocios, miles de fábricas y cientos de artesanos han cerrado. Un total de 432 000 empresas han quebrado. Decenas de miles de científicos jóvenes están abandonando nuestro país, que se hunde cada vez más en las tinieblas de la Edad Media. Millares de personas que tenían una buena posición hasta hace poco, ahora buscan comida en los contenedores de basura y duermen en las aceras.

Mientras tanto, se supone que debemos vivir gracias a la generosidad de nuestros prestamistas, los bancos europeos y el FMI. De hecho, todo el paquete de decenas de miles de millones de euros que llega a Grecia regresa luego a nuestros acreedores, mientras que nosotros nos endeudamos cada vez más a causa de unas tasas de interés insoportables. Y como es necesario mantener la función del Estado, los hospitales y las escuelas, la troika impone impuestos exorbitantes a la clase media baja de nuestra sociedad, que llevan directamente a la hambruna. La última vez que tuvimos una situación de hambruna generalizada en nuestro país fue al principio de la ocupación alemana en 1941, con casi 300 000 muertos en sólo seis meses. Hoy, el espectro del hambre vuelve a nuestro infortunado y calumniado país.

Si la ocupación alemana nos costó a los griegos un millón de muertes y la destrucción total de nuestro país, ¿cómo podemos aceptar las amenazas de Merkel y la intención alemana de imponernos un nuevo Gauleiter,* que esta vez llevará corbata?

La ocupación alemana, desde 1941 hasta octubre de 1944, demostró hasta qué punto Grecia es un país rico y hasta qué punto los griegos son trabajadores y tienen conciencia de su compromiso con la libertad y el amor por su patria.

Cuando las SS y la hambruna mataron a un millón de personas y la Wehrmacht destruyó nuestro país, confiscó toda la producción agrícola y el oro de los bancos, los griegos fueron capaces de sobrevivir por medio del Movimiento de Solidaridad Nacional y de un ejército de 100 000 guerrilleros, que inmovilizaron 20 divisiones alemanas en nuestro país.

Al mismo tiempo, los griegos no sólo sobrevivieron gracias a su diligencia en el trabajo, sino también, bajo las duras condiciones de la ocupación, gracias al gran desarrollo del arte griego moderno, especialmente en los campos de la literatura y de la música.

Grecia eligió el camino del sacrificio por la libertad y la supervivencia al mismo tiempo.

Fuimos atacados, respondimos con la solidaridad y la resistencia y sobrevivimos. Ahora hacemos exactamente lo mismo, con la certeza de que el pueblo griego, con el tiempo, vencerá. Este mensaje está dirigido a Merkel y a su ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y hace hincapié en que yo sigo siendo un amigo del pueblo alemán y un gran admirador de su contribución a la ciencia, a la filosofía, al arte y, en particular, a la música. La mejor prueba de ello es que he confiado toda mi obra musical en dos editoriales alemanas, Breitkopf y Schott, que están entre las mayores editoriales del mundo, y mis relaciones con ellas son muy cordiales.

Hoy nos amenazan con echarnos de Europa. Si ellos no nos quieren una vez, nosotros no querremos diez veces formar parte de la Europa de Merkel y Sarkozy.

Hoy, domingo 12 de febrero, Manolis Glezos –el héroe que arrancó la cruz gamada de la Acrópolis y con ello dio la señal que marcó el comienzo no sólo de la resistencia griega, sino también la resistencia europea contra Hitler– y yo vamos a participar en una manifestación en Atenas. Nuestras calles y plazas se llenarán de cientos de miles de griegos que expresan su ira contra el gobierno y la troika.

Ayer escuché a nuestro primer ministro-banquero cuando, dirigiéndose al pueblo, dijo que ya casi hemos tocado fondo. Pero ¿quién nos ha llevado a ese fondo en sólo dos años? Son los mismos que, en vez de estar en la cárcel, amenazan a los diputados con votar un nuevo Memorándum peor que el anterior. ¿Por qué? Porque eso es lo que el FMI y el Eurogrupo nos obligan a hacer con amenazas: si no obedecemos, será la quiebra... Es una situación totalmente absurda. Grupos griegos y extranjeros que nos odian y que son los únicos responsable de la situación en que está nuestro país, nos amenazan y nos chantajean para seguir destruyéndonos hasta nuestra extinción definitiva.

Durante siglos hemos sobrevivido en condiciones muy difíciles. Y no sólo sobreviviremos ahora, sino que resucitaremos si nos llevasen por la fuerza hasta el penúltimo peldaño de la escalera que conduce a la muerte.

En estos momentos dedico todas mis fuerzas a unir a los griegos. Trato de convencerlos de que la troika y el FMI no son una calle de sentido único. Hay otra solución: cambiemos la orientación de nuestra nación. Pactemos con Rusia una cooperación económica que nos ayude a poner en valor la riqueza de nuestro país en condiciones favorables para nuestros intereses nacionales.

Propongo que dejemos de comprar equipamiento militar alemán y francés. Hagamos todo lo posible para que Alemania nos pague las reparaciones de guerra que nos adeuda, que con los intereses acumulados se elevan a 500 billones de euros.

La única fuerza capaz de hacer estos cambios revolucionarios es el pueblo griego en un frente unido de Resistencia y Solidaridad que expulse del país a la troika (FMI y bancos europeos). Al mismo tiempo, declaremos nulos y sin efecto todos sus actos ilegales, préstamos, deudas, intereses, impuestos y compras de bienes públicos). Por supuesto, sus socios griegos, que nuestro pueblo ya ha condenado como traidores, recibirán el castigo que se merecen.

Vivo totalmente centrado en este objetivo (la unión del pueblo en un Frente) y estoy seguro de que lo vamos a lograr. Luché con las armas en la mano contra la ocupación nazi. Conocí los calabozos de la Gestapo. Fui condenado a muerte por los alemanes y sobreviví milagrosamente. En 1967, fundé el Frente Patriótico (Patriotikò Mètopo, PMA), la primera organización de resistencia contra la junta militar. He luchado en la clandestinidad. Fui detenido y encarcelado en el “matadero” de la policía de la Junta. Pero sigo aquí.

Tengo 87 años y es muy probable que el día de la salvación de mi querida patria no esté entre vosotros. Pero voy a morir con la conciencia tranquila, porque cumpliré hasta el final con mi deber para con los ideales de libertad y derecho.

Traducido para Tlaxcala por Manuel Talens: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=6892


Fuente: Rebelión.Org
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30.1.12

Democracia "For Sale"...

Cuando se investiga un crímen, en especial uno complejo, se sabe que es necesario investigar quién puede beneficiarse de esa muerte. O qué intereses económicos podrían existir detrás de ese asesinato. O lo que es más o menos lo mismo: se debe seguir "la ruta del dinero"...

Pero no sólo es imprescindible seguir esta pista en la investigación de un homicidio. Esta metodología es perfectamente aplicable (Y seguramente con mayor justicia) a las cuestiones políticas en todos o casi todos los países del mundo. Cuánto más en épocas preelectorales, cuando los más poderosos grupos de presión o los personajes más enriquecidos e influyentes hacen apabullantes donaciones a uno u otro candidato (o a ambos, para asegurarse tener influencias sea cual fuere el resultado final de la elección). Por lo general es muy difícil saber con cierta exactitud quienes aportaron y cuánto. Pero de saberse, no hay que quedarse solamente con ese dato, sino tratar de entender hacia dónde irán las politicas públicas e internacionales según quién gane la elección y quiénes fueron sus "benefactores". Porque no importará cuán lindos sean los planes de gobierno le cuenten al electorado a lo largo de la campaña, sino a qué intereses deberán responder antes que a la voluntad popular.

Por estos momentos se está llevando adelante la campaña electoral en los Estados Unidos y, aunque sabemos que gane quién gane, ninguno de ellos tendrá una mirada y sobre todo un accionar que nos beneficie o que al menos nos deje tranquilos y en paz haciendo lo que cada uno de nuestros países decida hacer, es igualmente importante saber qué posible orientación tendrán sus políticas (aunque ya las imaginemos de antemano).

No hay país en el mundo donde se "financien" (sobornen, diría yo) más a los candidatos a presidente que en los Estados Unidos. Sin ir más lejos, se dice que esta campaña marcará el récord de "donaciones" de este tipo en toda la historia del mundo entero.

Pero más claramente que yo, lo explica David Brooks en su artículo para La Jornada, de México:

Militantes del movimiento Ocupa Wall Street protestaron en Nueva York el pasado fin de semana en el segundo aniversario de un fallo de la Suprema Corte que ha desatado lo que un analista llamó un tsunami de dinero privado en el proceso electoral

American Curios


El precio de la democracia

Bienvenidos al país de "un dólar, un voto", como afirma una de las pancartas de los que protestan contra la "compra de la democracia" por las empresas y de los más ricos. Al arrancar el año electoral en Estados Unidos hay un olor verde muy particular: aquí el proceso "democrático" apesta a dinero.

Una muestra reciente de este aroma: el debate hace un par de días en CNN entre precandidatos republicanos fue patrocinado por American Petroleum Institute, la asociación de las empresas petroleras estadunidenses: Barack Obama anunció que aceptará la nominación de su partido en un estadio que lleva el nombre del Bank of America; el precandidato Mitt Romney tiene millones de su fortuna en un paraíso fiscal para evadir contribuir al tesoro público de su país; un fallo de la Suprema Corte ha desatado lo que un analista llamó "un tsunami de dinero privado en el proceso electoral".

Se pronostica que ésta será la elección más cara en la historia de la humanidad, tal vez superior a los mil millones de dólares. Pero esta ronda "democrática" tiene algo nuevo que explícitamente comprueba que las elecciones aquí se tratan más de dólares que de votos. Hace justo dos años, la Suprema Corte de Estados Unidos emitió un fallo en el caso Citizens United en el cual otorgó a empresas y a ricos el derecho a invertir montos ilimitados para influir en el proceso electoral, al determinar que las empresas son "personas" y por lo tanto gozan del derecho individual a la "libre expresión". Aunque se mantienen límites estrictos sobre cuánto se puede donar a las campañas de candidatos individuales, no hay límite sobre gastos para promover o atacar a otros aspirantes, siempre y cuando no se haga en coordinación con una campaña especifica.

Los efectos de este fallo se vieron de inmediato en las elecciones legislativas y estatales de 2010, cuando al amparo de ese fallo de la Suprema Corte aparecieron nuevas entidades legales llamadas supercomités de acción política (Súper PAC), por donde se canalizan esos fondos sin límite, sobre todo en publicidad política. Según la Fundación Sunlight, los Súper PAC gastaron un total de 455 millones de dólares, de los cuales nunca se ha divulgado el origen de 126 millones, porque el Congreso no ha promovido una ley que obligue a reportar el origen de este tipo de contribuciones a los Súper PAC.

En el ciclo electoral presidencial de 2012 se espera que estos montos sean mucho mayores. Los Súper PAC ya han gastado hasta la fecha casi 30 millones de dólares (la elección es en noviembre).

El Sunlight, centro de investigaciones no partidista dedicado a dar seguimiento a este asunto, realizó una investigación de quiénes son los principales donantes de los procesos electorales federales a través de sus aportaciones a campañas, partidos, PAC y otros grupos. En 2010 descubrieron que poco menos de 27 mil individuos, un grupo muy reducido, contribuyeron cada uno con 10 mil dólares como mínimo, para un total de 774 millones de dólares. "Cuando se trata de política, éstos son el 1 por ciento del 1 por ciento", afirma Sunlight.

“Creo que lo que uno ve en el sistema de financiamiento político es el acceso desigual y sin precedente de los ricos e influyentes a los que toman las decisiones en el gobierno. Son los que hacen las grandes contribuciones a las campañas… Ellos determinan quién se postula para los puestos y quién gana, qué hace el Congreso”, afirma Ellen Miller, de la Fundación Sunlight, en entrevista con Bill Moyers en su programa Moyers & Company.

Los ejecutivos e inversionistas que conforman este "1 por ciento del 1 por ciento" en el financiamiento de la política están ligados con un número reducido de empresas. En 2010, de las 10 principales compañías, seis eran del sector financiero, encabezadas por ejecutivos de Goldman Sachs, seguidos por otros de Citigroup. Otras empresas cuyos "empleados" forman parte de este grupo de donantes son Microsoft, RJ Reynolds Tobacco, American International Group y Bear Stearns.

Esta "compra" del proceso político por medio de recursos para cabildear, contribuir a campañas y las guerras de propaganda política en los grandes medios por empresas, ejecutivos, abogados y cabilderos de los sectores más ricos de este país siempre ha existido, pero se ha vuelto aún más marcada y hasta explícita en las últimas décadas, y con el fallo de la Suprema Corte en 2010 ahora llega a niveles obscenos. Hasta el ex director de la oficina del presupuesto federal de Ronald Reagan, David Stockman, alerta que hoy día en Estados Unidos "no tenemos ni capitalismo ni democracia. Tenemos un capitalismo clientelista".

La población repudia todo esto. Varias encuestas han registrado que la mayoría de ciudadanos opina que el gobierno federal no representa sus intereses ni comparte sus preocupaciones, y que hay demasiado dinero privado en las elecciones. Hay protestas por todo el país sobre este asunto, las cuales se han multiplicado durante los últimos meses mediante el movimiento Ocupa Wall Street, que repudia lo que llama "el secuestro de la democracia por el 1 por ciento", y en sus manifestaciones se burla de un sistema con pancartas como "no tengo con qué contratar a un cabildero, sólo tengo esta pancarta".

Es cierto que nada de esto es nuevo. "Tenemos el mejor Congreso que el dinero puede comprar", afirmó el humorista Will Rogers hace más de 70 años. El músico Frank Zappa afirmó hace un par de décadas que "la política es la rama de entretenimiento de la industria". El cómico George Carlin tal vez resumió todo al afirmar que “los dueños de este país conocen la verdad: se llama el sueño americano porque uno tiene que estar dormido para creérselo”.

Pero quizás esta vez, por ser ahora tan extremo y obsceno, habrá un despertar; mientras tanto, por ahora hay una pausa en esta democracia mientras se ofrece otro mensaje más de sus patrocinadores empresariales. Como afirma el dicho básico para todo periodista, detective y cualquiera que desea descubrir los misterios del poder: follow the money.
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15.1.12

Malvinas, Irán, petróleo y guerra (Por Eduardo Anguita)

A poco de cumplirse 30 años de la guerra de Malvinas hay una escalada sobre el tema que requiere no perder de vista el momento de extrema tensión que vive el mundo, en el cual la posibilidad de un ataque de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Irán está al tope de la agenda. En ese contexto, conviene no perder de vista la justeza del reclamo argentino de recuperar las Malvinas, pero también es preciso tomar dimensión de que la intransigencia británica es parte de una estrategia para reposicionarse como un actor clave en territorios de vieja posesión colonial, especialmente en aquellos donde el petróleo es clave. La decisión del primer ministro David Cameron de visitar Arabia Saudita este fin de semana para fortalecer sus vínculos con el rey Abdullah está inscripta en la decisión de tomar un rol protagónico en la eventual escalada bélica norteamericana contra Irán. Arabia Saudita está separada de Irán por el Golfo Pérsico y es el otro gigante petrolero. Los saudíes viven en un régimen feudal a la medida de las multinacionales occidentales y cuentan con fuerzas armadas completamente equipadas por Estados Unidos y Gran Bretaña. Irán, en cambio, desde 1979 tiene un gobierno musulmán que emergió de la revolución que destronó a Mohammed Reza Pahlevi, un dictador puesto por Estados Unidos y Gran Bretaña al fin de la Segunda Guerra Mundial y que en 1953 destronó a Mohammed Mosaddeq, un primer ministro que había osado nacionalizar el petróleo iraní. Desde hace más de cuatro décadas, británicos y norteamericanos están obsesionados con recapturar el poder en Irán.
La casi segura decisión de promover un embargo petrolero por parte de la Comunidad Económica Europea antes de que termine enero puede recalentar aún más la zona. La prédica de los medios europeos contra ciertas costumbres de inmigrantes musulmanas (particularmente el chador y la burka, un tul con el que las mujeres se cubren parcial o totalmente el rostro) no es ajena al clima de racismo y fascismo que hoy viven los europeos. En el contexto de la crisis económica, el triunfo de la derecha española no sorprendió a nadie, del mismo modo que no sorprende que ante las próximas elecciones en Francia las preferencias de una sociedad de tradición democrática tengan a Nicolas Sarkozy y a Marine Le Pen como los mejor posicionados.
A un año del inicio de la llamada primavera árabe queda claro que la región petrolera más rica del planeta no está todo lo disciplinada que las multinacionales petroleras y los bancos desean. Con la excusa del avance del islam, el eje Washington-Londres quiere dar un zarpazo sobre Irán. Así como la invasión a Irak a principios de 2003 fue recibida con grandes movilizaciones de rechazo, esta vez en el Viejo Continente no parecen tener capacidad de multiplicación quienes quieren bregar por la paz, la democracia y la recuperación de los derechos avasallados por los banqueros. En tal sentido, no resulta casual que Standard & Poor's haya comunicado este viernes la baja de la calificación de nueve países europeos dejando a sus gobiernos en una posición más vulnerable, pues cualquier renegociación de deudas les significará condiciones más ventajosas para los banqueros. Esta medida ayuda a generar más miedo e incertidumbre al tiempo que la maquinaria bélica toma posiciones.Remember Patagonia. En su exhaustiva investigación sobre los crímenes de la Patagonia Rebelde, el historiador Osvaldo Bayer se pregunta cuáles son las diferencias entre la primera expedición encabezada en 1920 por el coronel Héctor Benigno Varela, que terminó con una mediación entre los dirigentes sindicales y la Sociedad Rural de Santa Cruz, y la segunda expedición, un año después, en la que Varela “por su orden” fusiló a 1.500 peones. Entre las múltiples causas que llevaron a esa matanza, Bayer destaca una que, por estas horas, merece subrayarse. Gobernaba el país el radical Hipólito Yrigoyen y el conflicto con los peones de la esquila de ovejas se había agravado por la caída del precio internacional de la lana después de la Primera Guerra Mundial. Inglaterra no era sólo el comprador excluyente de las lanas sino que buena parte de las estancias santacruceñas eran británicas. A raíz de la queja de los estancieros ingleses, el embajador en Buenos Aires visitó a Yrigoyen y le planteó que si no daba un castigo ejemplar ante los desbordes anarquistas, la escuadra inglesa estacionada en las Islas Malvinas se desplazaría hasta el continente y actuaría enérgicamente para defender los intereses de los súbditos de la Reina. Desde ya, Bayer, en los cuatro tomos dedicados al tema, abunda en muchísimos más factores que intentan explicar el asesinato masivo de trabajadores. Sin embargo, este dato no es menor, sobre todo si se tiene en cuenta que a principios de 1919, cuando se produjo el conflicto en los talleres Vasena, donde había capitales ingleses, Yrigoyen había recibido juntos a Pedro Vasena y al embajador británico. Unos días después, la feroz represión dejó 700 muertos.
Las Islas Malvinas, como enclave colonial, funcionaba como una pieza más del complejo de intereses que tenía a la Argentina como una colonia de trato especial, sin virrey ni lord a cargo, pero con una casta de argentinos asociados a sus intereses que sabían que la “razón de Estado” era, en última instancia la razón de la Corona. Yrigoyen, aunque en muchas cosas mostró que no era un mascarón de los intereses ingleses, también actuó defendiendo la “razón de Estado”. Su liderazgo no alcanzaba –ni se planteaba– un modelo diferente al de venderle las materias primas a Gran Bretaña y comprarle los productos industrializados. Ni siquiera al de ponerles freno a los privilegios de los bancos y las compañías inglesas.
El endurecimiento del gobierno del conservador David Cameron sobre no dialogar con la Argentina la soberanía de las Islas Malvinas se da exactamente a 90 años de los fusilamientos de la Patagonia. Por supuesto, en un contexto completamente diferente y en el que Gran Bretaña ya no tiene fuertes intereses en la Argentina y eso hace imposible pensar en cualquier intromisión británica. Es más, es impensable que algún sector empresarial o político de la Argentina, de modo abierto o encubierto, salga a alinearse con Cameron.
Sin embargo, el clima político mundial es tan áspero que no se puede jugar con fuego. Hoy como ayer, los diplomáticos y los mandatarios de los países con intereses supranacionales (imperialistas) actúan para defender a las compañías de sus países. Y como es tan alto el grado de transnacionalización de las grandes empresas, no hay que perder de vista que el poderío de las empresas agroalimentarias, las petroleras y los bancos, entre otros tantos, está completamente imbricado con las decisiones de los jefes de Estado y líderes políticos de unos pocos países muy poderosos, entre los que está Gran Bretaña, principal socio de Estados Unidos en el complejo tecnológico militar mundial.Irán. Al tope del peligro internacional, para la prensa hegemonizada por los intereses financieros, está el gobierno del presidente Mahmud Ahmadinejad. La tensión que se vive por la andanada de presiones políticas y financieras más el ataque terrorista que cobró la vida de un físico iraní puede llegar a convertirse en una guerra de consecuencias impredecibles. Las autoridades iraníes advirtieron que si “el Gran Satán” (Estados Unidos) y “los pequeños satanes” (los países europeos) concretan un embargo petrolero, ellos responderán con el cierre del Estrecho de Ormuz, ubicado en el Mar de Omán y por donde transita no menos del 20% del petróleo que se comercializa en el mundo. Estados Unidos advirtió que la V Flota, que vigila la zona, actuará para evitar una medida de esa naturaleza. Ahmadinejad trata de lograr apoyos en los pocos países que lo respaldan, como Venezuela, Cuba, Nicaragua y Ecuador. Barack Obama, en cumplimiento de “las razones de Estado”, envió al secretario del Tesoro norteamericano, Timoty Geithner, a Pekín para intentar suavizar el rechazo de China a la escalada norteamericana. Cabe aclarar que este país, segunda potencia económica del mundo, es el principal comprador del petróleo iraní y principal tenedor externo de títulos del Tesoro de Estados Unidos. Esta semana, en Bruselas, los países de la Comunidad Europea discutirán la posición ante el embargo promovido por Estados Unidos. Desde ya, son las principales compañías petroleras las que promueven esta medida porque no pueden soportar que Irán no cumpla con los mandatos del gran capital financiero. Y esas compañías, según lo señala el título de tapa de la edición del jueves pasado del diario de negocios británico Financial Times, “ya empiezan a cortar vínculos con Irán”. El diario aclara que las refinerías compran menos crudo pero que “continúan cumpliendo con los contratos" porque de lo contrario les caerían sanciones financieras a esas empresas.
“En caso de un embargo, las refinerías europeas pueden declarar medidas de fuerza” sin que les puedan caer penalidades. Lo interesante, para entender la lógica del poder, es que el embargo es “para que Irán cese con el sospechado programa de armas nucleares”. El término sospechado tiene un interés superior, ya que las empresas petroleras impulsan una medida con un argumento que no tiene nada que ver con el petróleo y que, además, está en categoría de “sospecha”. El Financial Times se suma al pedido del Departamento del Tesoro de que las empresas no comercien con el Banco Central de Irán –que opera las multimillonarias transacciones petroleras iraníes– porque “sería” quien financia el supuesto programa de armas nucleares. Las consecuencias de esta medida sería que los buques tanque se verían abarrotados y luego quién sabe qué harían los iraníes con el crudo que sale de los pozos.
Quienes están junto a este pedido del Tesoro norteamericano son los directivos de Goldman Sachs, el gigante de las finanzas beneficiado por el Tesoro norteamericano en 2008 y que ahora tiene a varios de sus ¿ex? directivos en lugares claves de Europa (primeros ministros de Grecia e Italia, Lucas Papademos y Mario Monti, y presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi). Esta semana, con la firma de David Greely, jefe del área de análisis petrolero, los clientes de Goldman Sachs recibieron una carta que dice, entre otras cosas: “Las refinerías empezaron a cortar vínculos con Irán anticipándose al embargo de Estados Unidos y la Unión Europea”.
En el gigante financiero francés Société Générale, uno de los especialistas en el tema del petróleo iraní es Michael Wittner, un norteamericano que atiende en la filial de Nueva York y ¿antes? se desempeñaba como agente de la CIA.Diplomacia. La Argentina tiene que digerir una situación compleja y no alcanza con el extendido sentimiento pro Malvinas que perdura en la sociedad. El primero es que aquella aventura bélica encabezada por el dictador Leopoldo Galtieri requiere, a esta altura, una investigación más exhaustiva sobre las pistas que lleven a entender cómo los británicos y norteamericanos provocaron e indujeron a los militares a meterse en la boca del lobo. Es un misterio aún si hay petróleo en el archipiélago, pero es probable que los ingleses tengan información al respecto. En la actualidad, con el petróleo argentino en manos de multinacionales sin ninguna participación del Estado, pensar en la soberanía también es pensar en cómo se recupera más capacidad de decisión en la exploración y explotación por parte del Estado. El segundo punto es que, respecto de Irán, no es fácil para la Argentina quedar cerca de Irán. No sólo por la investigación judicial que llevó a la casi certeza de la participación de funcionarios del gobierno iraní en el atentado de la sede de la Amia en 1994. También cabe preguntarse si el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner está dispuesto a que el reclamo de Malvinas quede asociado a un eventual ataque de las potencias occidentales a Irán que, por supuesto, si sucede, será presentado como una medida de defensa para evitar el impresionante avance del armamento nuclear iraní. Es evidente que las grandes multinacionales –y no pocos empresarios que apoyan al Gobierno– van a presionar para cerrar filas con las grandes potencias en esta escalada que, ojalá, no termine en un recrudecimiento de la guerra. Porque, mientras los ojos de los observadores miran el Estrecho de Ormuz, Siria está al rojo vivo, en Egipto avanzan los Hermanos Musulmanes, en Irak las mayorías chiítas desbordan al gobierno títere dejado por Estados Unidos y Palestina está lejos de encontrar una solución a su eterno reclamo de ser reconocido como un Estado independiente.

Fuente: Miradas al Sur
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"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)