27.5.08

U.S.A.: ¿De qué Democracia me están hablando? (1)

Desde que tengo uso de razón que escucho repetir el concepto de que Estados Unidos es el paradigma de la Democracia. Por supuesto, al menos desde mis 15 años ya no me lo creía. Pero aún hoy se puede escuchar de tanto en tanto esa mentira en los medios de comunicación.
Nos rompen "la paciencia" con las internas del Partido Demócrata y del Republicano como si a nosotros nos fuera a cambiar algo la vida. Siempre con ese "look" de show que ya me tiene harto y con los candidatos que más que disputando la posibilidad de ser elegidos como candidatos a presidente por su partido, pareciera que están jugando el campeonato mundial de fútbol. Show y estilo deportivo... Eso ya lo impusieron en la Antigua Roma: "al pueblo, pan y circo".

Acá voy a colocar una muy interesante entrevista al periodista francés Thierry Meyssan. Habla, justamente, sobre los candidatos y lo que hay detrás.. y del insólito sistema "democrático" (?) de elecciones en Estados Unidos. Es un poco largo, por eso lo voy a dividir en tres partes.






Presidencial USA 2008: un show antidemocrático
por Sandro Cruz*


Cada cuatro años, la elección del presidente de Estados Unidos da lugar a un gran show mediático que pone al mundo en vilo. Extremadamente complejo y controlado por la oligarquía, el sistema electoral estadounidense ofrece una imagen de soberanía popular a pesar de haber sido creado precisamente para contrarrestar dicha soberanía. Thierry Meyssan responde a nuestras preguntas sobre el funcionamiento oculto de la «democracia» made in USA.



Sandro Cruz: Estados Unidos está en plena campaña presidencial. Tres candidatos se mantienen en la pelea. ¿Cuál es su opinión sobre ellos??

Thierry Meyssan: En primer lugar, no se trata solamente de tres candidatos a la nominación (McCain por la nominación de los republicanos, la señora Clinton y Obama por la de los demócratas) ya que hay pequeños partidos que también tienen sus propios candidatos [a la presidencia] y algunos independientes pudieran presentarse en varios Estados. En las elecciones de 2004 hubo 17 candidatos [a la presidencia de Estados Unidos] pero los medios europeos sólo hablaban de tres.

En 2006 habrá por lo menos un candidato libertariano, uno verde y dos trotskistas («el de verdad» Roger Calero y el «falso» Brian Moore, pagado por la CIA), un prohibicionista (el pastor Gene Amondson), un representante del partido de los contribuyentes (el ahora llamado Partido de la Constitución) y un independiente (Ralph Nader).

Sin embargo, estos pequeños candidatos no están autorizados a presentarse en la totalidad del territorio [estadounidense] y no alcanzarán probablemente ni el 5% de los votos. El republicano y el demócrata se embolsillarán los votos. Por eso es que los medios no estadounidenses sólo se interesan por McCain, Obama y la señora Clinton. Pero están cometiendo un error porque, aún sin posibilidades de llegar a la Casa Blanca, el activismo de los pequeños candidatos está calando en la sociedad estadounidense y su influencia acaba haciéndose sentir en el discurso político.

Usted me pregunta qué pienso de los grandes candidatos, o sea qué cambio puede aportar a la política de Estados Unidos la elección de cada uno de ellos en particular. Me parece que la pregunta está al revés. Usted estará seguramente de acuerdo en que el actual presidente, George W. Bush, no tiene la capacidad necesaria para gobernar. Es una marioneta detrás de la cual se esconde el verdadero poder. Si la política no se decide hoy en día en la Oficina Oval, ¿por qué cambiaría eso el año que viene?

La oligarquía se encuentra ahora ante un dilema:

1. Proseguir la actual política colonial
2. O volver a una forma de imperialismo más presentable.
Debido a la aceleración de la crisis financiera y los fracasos militares, la continuación de la política aventurera puede conducir a la caída, pero ¿cómo se vuelve alguien a atrás si no hay algo que lo obligue directamente a hacerlo?

McCain responde a la primera posibilidad de la alternativa y Obama a la segunda. Pero Clinton se puede adaptar a cualquiera de las dos. Por eso es que aún se le mantiene en la carrera cuando debía haberse rendido desde hace rato. En realidad, luego de meses de luchas intestinas, la oligarquía estadounidense acaba de tomar una decisión. Como se ha visto con las actuales negociaciones y diversos acuerdos de paz en Pakistán, Irak, Líbano, Siria y Palestina, EE.UU. ha renunciado al «choque de civilizaciones» y al «rediseño del Gran Medio Oriente».

Obama tiene dos virtudes. Por un lado, está haciendo su campaña sobre el tema del cambio y, por consiguiente, puede encarnar fácilmente una renovación en política exterior.
Por otro lado, la oligarquía mayoritariamente blanca prefiere dejar en manos de un negro la responsabilidad de anunciar la bancarrota del país y de tener que enfrentar las inevitables revueltas sociales que vendrán después.

Sandro Cruz: ¿Puede explicarnos ahora cómo funciona esa elección, ese sistema electoral?

Thierry Meyssan: Es un rompecabezas que la mayoría de los ciudadanos no entiende. Desde la fundación misma de Estados Unidos, se concibió voluntariamente un sistema muy enredado y con el tiempo se fue haciendo más complejo todavía. La Constitución de los Estados Unidos se concibió en reacción a la Declaración de independencia. El objetivo era detener un proceso potencialmente revolucionario y crear una oligarquía nacional que sustituyera a la aristocracia británica. Alexander Hamilton –el principal padre de la Constitución– concibió un sistema para impedir toda forma de soberanía popular: el federalismo.

Esa palabra es ambigua. En la vieja Europa se utiliza para designar una forma de unión política democrática que respeta las identidades de cada cual y mantiene parcialmente varias formas de soberanía. Uno piensa, por ejemplo, en la Confederación Helvética. Hamilton, por su parte, no concibió el sistema de abajo hacia arriba, sino de arriba hacia abajo. No federó comunidades locales para crear un Estado sino que dividió el Estado utilizando comunidades locales. Esa ambigüedad fue lo que dio lugar a la Guerra de Secesión (sobre la cual hay que recordar que no tuvo nada que ver con la esclavitud, que fue abolida por el norte durante la propia guerra para poder reclutar masivamente a los negros). (…)

VER PARTE 2
"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)