Desde hace varios meses, muchos lectores –centenares, acaso miles– han estado recibiendo correos electrónicos con un artículo y/o un Power Point que supuestamente lleva mi firma y en el que se describe la horrorosa situación de los pueblos originarios del Chaco.
Con diferentes títulos o asuntos –por caso: “La terrible realidad del Impenetrable”, “Obligación moral de circularlo”; o “Los K son asesinos”– y con fotografías impactantes y sensacionalistas, la circulación de este mail es todo un sacudón para cualquier buena conciencia.
El resultado es conmocionante: tanto repugna lo que allí se narra y muestra que se desata una fuerte culpa de clase a la vez que se despierta un rechazo furioso hacia el kirchnerismo en general y, en particular, el gobierno del Chaco a cargo –desde diciembre de 2007– de Jorge Capitanich.
Pero en rigor se trata de un atentado a la buena fe de muchísima gente. Porque, en efecto, yo escribí la mayor parte de ese artículo, que se publicó en el diario Perfil, pero eso fue hace más de dos años, cuando era gobernador el hoy senador (UCR) Roy Nikisch, lo que ahora se oculta y silencia.
El que ahora se envía y reenvía sin cesar es un texto modificado, recortado, emparchado e ilustrado arteramente, que circula, hoy, con una para mí tan oscura como obvia intencionalidad política. Tampoco las fotografías son las del artículo original. Aquellas también eran duras –la realidad lo es–, pero no implicaban golpes bajos como las fotos que hoy circulan con este texto falso que, no se puede llamar de otro modo, es una clara operación política.
Porque la situación aborigen en el Chaco no empezó hace dos años, ni hace seis. Es horrorosa desde hace décadas, y la depredación y el atropello lo iniciaron los dictadores en los ’70, cuando empezaron los negociados con las tierras de lo que entonces eran montes impenetrables, al amparo de un eslogan canalla que decía “Chaco puede” y sin controles de ninguna índole. Después, es cierto, el proceso de marginación de miles de seres humanos embrutecidos y abusados por el hambre y la politiquería fue tolerado, por lo menos, por todos los gobiernos de la democracia. Cada uno tiene su cuota de culpa. Ninguno está exento de responsabilidades. Ninguno.
Y no es que las cosas hayan mejorado mucho con el actual gobierno, pero hoy desde el poder se intentan algunas respuestas que hasta hace un par de años no existían. Esa es la verdad y sería mezquino ocultarla, y más aún distorsionarla como lo hace este brulote cuya circulación –sin reconocer la fecha de publicación, con fotos de dudoso origen, y habiendo retocado aviesamente y sin autorización el texto original– es por lo menos maliciosa y responde sin dudas a aumentar la cosecha de antikirchnerismo barato que está de moda y que tanta confusión aporta a todos los debates de la democracia.
Todo indica que quienes lanzaron este texto son de la misma calaña que quienes llevaron a nuestros aborígenes a la miseria.
Por eso desaconsejo la difusión de ese texto apócrifo. Alguien está usándolo para conmover a gente honesta como seguramente es la mayoría de los receptores de ese correo, pero el abuso no es contra mí sino contra la buena fe de esas personas. De igual modo, más que ataque a tal o cual gobernante esto es, más bien, una burla a la inteligencia de los lectores.
Así es como funcionan las llamadas “operaciones de prensa”. Distorsionando, mintiendo, cambiando sentidos y manipulando conciencias. Conviene estar alertas y denunciarlas, cuando son tan groseras como ésta.
FUENTE: Página 12