Luciano Benjamín Menéndez leyó en su defensa un artículo del nuevo Ministro de Educación porteño, Abel Posse.
Un león cosechando amigos entre genocidas
Al recibir su tercera condena a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad, el ex jefe del Tercer Cuerpo repitió su repudio al “terrorismo marxista”, pero incorporó una novedad: reforzó sus argumentos con una cita del flamante responsable de la Educación porteña.
Por Laura Vales
Poco antes de escuchar la sentencia que lo condenó –por tercera vez– a prisión perpetua, Luciano Benjamín Menéndez volvió a defender los crímenes de la dictadura. Con un discurso que reflotó el viejo libreto de “la amenaza comunista”, frente a una sala de audiencias desbordada por los familiares de las víctimas, el represor alegó que en la Argentina “hubo una guerra” iniciada por “el terrorismo marxista”. Menéndez respaldó la actuación de las Fuerzas Armadas (“en esa guerra teníamos que tomar medidas”, dijo a los jueces) y para argumentar su defensa citó al nuevo ministro de Educación porteño, Abel Posse. “Bien lo dijo Abel Posse: ningún país repudió a su ejército por lo que le exigieron sus gobiernos”, sostuvo, parafraseando una columna que Posse publicó esta semana en el diario La Nación, en vísperas de asumir en el gabinete de Mauricio Macri. Al dictar el veredicto contra Menéndez, los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de Córdoba ordenaron que cumpla su condena en una cárcel común.
Junto con el ex titular del Tercer Cuerpo de Ejército fueron condenados también a perpetua el coronel (R) Rodolfo Campos (ex titular de la policía provincial), César Cejas y Hugo Britos (ex agentes de la misma fuerza). El ex policía Miguel Gómez fue sentenciado a 16 años, siete menos de los que había pedido el fiscal. Y hubo un absuelto, el ex policía Calixto Flores, quien está siendo investigado en otras denuncias por violaciones a los derechos humanos.
El tema central tratado en el juicio fue el secuestro, tortura y homicidio agravado del subcomisario Ricardo Fermín Albareda, ocurrido el 25 de septiembre de 1979. Albareda era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y su asesinato fue de los más brutales que se recuerden. Denunciado por otros policías que lo señalaron como un infiltrado, fue secuestrado y llevado al centro clandestino de detención que el Departamento de Informaciones (D2) de la policía tenía cerca del dique San Roque, la Casa de Hidráulica. Allí lo torturaron y le arrancaron los testículos; los torturadores, mientras comían un asado frente al lago, lo dejaron morir desangrado.
En el proceso, al expediente Albareda se anexaron otras causas (“Morales” y “Moyano”), con nueve casos de detenidos que sufrieron torturas a manos de integrantes del Departamento de Informaciones de la policía cordobesa. Se trata de sobrevivientes de la represión cuyos testimonios fueron claves para el dictado del fallo.
Menéndez fue llevado a proceso por su rol como jefe máximo de la represión en Córdoba desde 1975 a 1979. Los ex agentes eran todos miembros del Departamento de Informaciones (D2) de la policía cordobesa. Otros de los responsables de la muerte de Albareda murieron de viejos sin llegar a ser condenados, como los ex jefes policiales Raúl Telleldín y Américo Romano. La causa, iniciada en la década del 80, fue cerrada con la sanción de la Obediencia Debida y el Punto Final, pero se reabrió luego de la anulación de estas leyes.
Afuera de la sala
En la puerta de los tribunales federales se reunieron ex presos políticos, estudiantes y militantes de partidos de izquierda para esperar la sentencia, que pudo ser seguida en una pantalla desde la calle. La leyó Jaime Díaz Gavier, el presidente del tribunal, compuesto además por los jueces riojanos José Quiroga Uriburu y Sergio Grimaux.
En el interior de la sala, en los asientos destinados al público, se vieron los pañuelos blancos de Madres y Abuelas. Fernando Albareda, el hijo de la víctima y querellante en la causa, estuvo acompañado por los abogados Claudio Orosz y Martín Fresneda.
Tenía ocho años cuando su padre fue asesinado y hoy es integrante de la agrupación Hijos. Al escuchar las condenas, lamentó la absolución del policía Flores: “Sabemos que Flores fue el que se lo llevó, haberlo absuelto es una lástima. Pero seguramente va a tener que responder por otras causas en las que está sumamente involucrado”, dijo a los periodistas.
El fiscal Carlos Gonella anticipó por su parte que analiza apelar la absolución, pero se mostró “conforme” con la sentencia contra los máximos jefes de la represión. En el fallo, Menéndez fue declarado autor responsable de los delitos de “privación ilegítima de la libertad, lesiones gravísimas, imposición de tormentos y homicidio”.
Tiene la palabra
La posibilidad de decir unas últimas palabras a los jueces antes de que dicten su veredicto es un derecho de los acusados que llegan a la instancia oral. Menéndez ya tenía dos condenas a prisión perpetua (la primera fue dictada en julio del año pasado por un tribunal cordobés en la causa “Brandalisis”; la segunda, en Tucumán, por el asesinato del ex senador Vargas Aignasse); en los juicios, siempre usó el derecho a unas últimas palabras para hacer su arenga.
En la de ayer, habló de la “invasión comunista internacional” que buscó poner a la Argentina bajo la órbita de la Unión Soviética y someterla a su “régimen despiadado y brutal”.
El represor recordó el decreto con el que el entonces presidente Italo Luder ordenó “aniquilar la subversión”. “Las Fuerzas Armadas en pocos años vencieron a los enemigos por pedido de la Nación”, planteó Menéndez y entonces fue cuando citó la frase de Posse, el nuevo ministro de Educación porteño. “Bien recuerda Abel Posse: ‘Ningún país repudió a su ejército por lo que les pidieron sus gobiernos, ni Francia en Argelia ni Rusia en Polonia ni Estados Unidos por Hiroshima’.”
Luego cargó contra el gobierno nacional: “Los mismos guerrilleros de los ’70 están en el Gobierno (...) siguiendo la doctrina de (Antonio) Gramsci de meterse en la sociedad, educación y la política para tomar el poder”.
A Menéndez le quedan más juicios por delante. El próximo tiene fecha de inicio en febrero próximo: deberá responder junto al ex gobernador Antonio Bussi por la desaparición de 17 personas. Luego será el turno del caso “Gontero”, por los secuestros y torturas de cinco ex policías cordobeses y un abogado. Otras causas abiertas es la llamada “UP1”, en la que se investigan los asesinatos de treinta y un detenidos en la Penitenciaría cordobesa de San Martín. El represor también deberá ir a juicio en Santiago del Estero por el homicidio de Cecilio Kamenetzky. Finalmente, en Mendoza, ya fue elevado a juicio oral el expediente por el asesinato del periodista y escritor Francisco “Paco” Urondo y su mujer.
Fuente: Pagina 12