5.1.10

Navidad (Por Santiago Niño Becerra)


Se dice que en Navidad no pasa nada o que pasan muy pocas cosas. No estoy de acuerdo. Esta Navidad, el día 24 en concreto, se han producido hechos de un calado brutal.
Veamos.

En USA se ha aprobado una reforma sanitaria -no es ‘la’ reforma sanitaria porque ese es un concepto vacío: la reforma sanitaria, ¿de quién?, ¿para qué?-. Hace un par de meses hablamos aquí del tema, volvamos.

Desde la época de Theodore Roosevelt, y en distintas ocasiones, en USA se ha estado intentando hacer algo con la sanidad, sin embargo nunca había salido nada con ojos y cara. Ahora llega Mr. Obama y en un plis plas lo consigue, curioso, ¿no?.

Los intentos anteriores para racionalizar un poco la sanidad fracasaron estrepitosamente. En USA los gastos sanitarios totales superan el 19% del PIB y más del 15% de la población no tiene ningún tipo de cobertura médica, porque no puede pagarla aunque no es suficientemente pobre como para recurrir a un servicio público de salud diseñado para cuasihomeless; mientras, en Francia, por ejemplo, con unos gastos sanitarios totales que equivalen al 16,7% del PIB está cubierto más del 100% de la población debido a que existen familias y personas que, además de la cobertura universal pública, disponen de coberturas complementarias privadas. Dejando al margen cuestiones éticas, lo que ponen sobre la mesa estos cuatro números es una ineficiencia monstruosa en la gestión del gasto sanitario en USA.

La pregunta es, ¿cómo es posible que en el país de la productividad, del capitalismo, se haya llegado a esta situación con respecto a un tinglado que mueve 2,38 billones de dólares anuales?. La respuesta es lógica (dirán que es perversa, no entro en eso): en USA todo, absolutamente todo, es objeto de negocio, la salud, evidentísimamente, también, incluso más que otras necesidades: puede, incluso en USA, sortearse la necesidad de tener un automóvil, pero si alguien se pone enfermo ese alguien hará lo que sea para que le curen porque ante la enfermedad no hay alternativa.

La sanidad, la salud, en USA, ha sido y es un supernegocio, y como tal, y por tal, ha sido protegido y sustentado con las apoyaturas legales convenientes, en mucha medida gracias al superpoder de las compañías de seguros especializadas en la cobertura de servicios sanitarios. Bien. Sin embargo a este razonamiento le falta algo.

‘OK, la depredación llevada a cabo por desalmados empresarios de la sanidad, depredación bendecida por unos legisladores presionados por unos lobbies terribles y rufianescos ha llevado a que USA cuente con un servicio sanitario carísimo e ineficiente, pero, ¿por qué la ciudadanía USA no se ha rebotado contra esta situación?’, pregunta el del fondo. La respuesta de halla en el espíritu del pueblo USA.

El Capitalismo moderno fue inventado en USA porque el moderno capitalismo precisa de un elemento que, en la proporción necesaria, únicamente se halla presente en las ciudadanas y en los ciudadanos USA: el hiperindividualismo. Es el espíritu del pionero, el carácter irreductiblemente independiente de alguien que desciende de quienes tuvieron de marcharse de sus lugares de procedencia porque se morían de hambre ya que no eran necesarios o porque sus creencias e ideas eran no toleradas y si perseguidas, es el modo de ser de unas gentes que llevan en los genes el conocimiento de que ningún paraguas se halla sobre sus cabezas, de modo que son ellos o la nada. A alguien así es extraordinariamente fácil manipularle y hacerle creer que una asistencia sanitaria supervisada por un ente burocrático, represor y terrible como es el Estado, aunque le atienda en la enfermedad, le hará pagar con su libertad y con la renuncia a sus creencias esa atención; a eso añadamos la predeterminación que empapa toda la doctrina calvinista y que tan bien quedó reflejada en el darwinismo social nacido, en USA, claro, a finales del siglo XIX.

Entonces, si el ciudadano medio USA prefiere morirse a ser atendido por el Estado porque el coste no económico que tendrá que pagar será enorme, y si la sanidad es fuente de negocio tremebundo, ¿por qué en esta ocasión sí ha salido adelante una reforma sanitaria?. Pienso que la respuesta a esta pregunta, ni se halla en la bondad de los legisladores USA ni en los lamentos de los millones de ciudadanos no atendidos; se halla en las consecuencias de la crisis sistémica que ya está llamando a la puerta y que afectará al planeta a partir del año que comienza dentro de tres días.

El sistema sanitario USA (y siguiendo dejando al margen las cuestiones éticas) tiene un punto muy débil: precisa que la población obtenga una renta media que le permita pagar lo que le pidan, precisa que las compañías obtengan unos ingresos que les posibiliten pagar las coberturas de sus plantillas, precisa que la capacidad de endeudamiento crezca lo que en cada momento sea conveniente, y precisa que las expectativas evolutivas de todo lo anterior sean al alza; si algo de todo eso, o si todo eso, falla el sistema sanitario USA, pura y simplemente se derrumba, y las consecuencias de ese derrumbe pueden ser dantescas: una cosa es que alguien esté enfermo y que se entrampe de por vida para que le curen y otra muy distinta que se muera porque no puede ni pagar su curación ni obtener un crédito. Pienso que lo que ha movido a que el Congreso USA apruebe esta reforma es poner en marcha los instrumentos necesarios para paliar, en parte, esa segunda situación porque tenderá a generalizarse.

En otras palabras, la legislación aprobada en el Senado USA el pasado día 24 no estaba orientada a saldar ninguna cuenta con ningún pasado, sino a sentar unas mínimas bases para paliar una situación social de carencias y miseria que hoy es muy, muy difícil de imaginar. Es decir, es una legislación preventiva, no curativa, que complementa el Food Stamp Program que se puso en marcha en 1939 y que, pienso, será potenciado a lo largo de los próximos meses.

El texto aprobado (aquí encontrarán información abundante: http://www.healthreform.gov/) respira soporte, ayuda; no regala absolutamente nada, prepara. A esto añadamos otras cosas, como el déficit de 21.000 millones de la novena economía del planeta: California, cuyas necesidades de fondos para continuar prestando una serie de servicios ultramínimos le han llevado a solicitar ayuda de supervivencia el Gobierno federal; cosas como el desempleo total de 17%, como los graves problemas presupuestarios en estados superdependientes del ladrillo.

¿Quién dice que no pasa nada importante los días de Navidad?.
Santiago Niño Becerra.
Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

Fuente: La Carta de la Bolsa
"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)