17.11.09

Todo el sistema capitalista es una gran mentira, una enorme burbuja...



Poco a poco hemos ido descubriendo la gran mentira del sistema capitalista. El sistema que supuestamente traería la felicidad y el progreso personal a cualquiera que así lo deseara. Algo así como cualquier religión: "Si tienes fé, todo se te concederá por la Gracia del Mercado"

Walter Graziano (economista), en su libro "Hitler ganó la guerra", nos muestra cómo él mismo descubrió la mentira que la elite gobernante instauró por muchos medios y que solamente benefició a los privilegiados, dejando los espejitos de colores para todos nosotros.

Graziano descubrió por casualidad, viendo la película "Mentes brillantes" (sobre la vida de John Nash, premio Nobel de economía 1994) algo que en ninguna universidad del mundo se ensaña con profundidad. Sólo de pasada y como una "curiosidad".

Lo que Nash descubrió y probó matemáticamente, es que la teoría en la que se basa todo el sistema capitalista es falsa, errónea. Es la teoría del Dios del Liberalismo, Adam Smith...

Hoy vamos comprobando que uno de los preceptos básicos del capitalismo es también falso y, además, sumamente peligroso y gravoso para la inmensa mayoría de los humanos: en el capitalismo, siempre es imprescindible crecer y crecer más. No importa cómo, pero si no se crece, toda la estructura capitalista cruje y se desmorona... Claro, siempre se desmorona sobre los mismos...

Cada vez esa estructura capitalista está más llena de parches y cada vez cruje más y más seguido. Así será hasta que finalmente, haga CRASH...!!!

Santiago Niño Becerra nos explica la situación particular de España y de Europa, pero puede ser la de cualquiera de nuestros países, ya que la crisis es global y a todo nivel.


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Varias cosas – y 3

Santiago Niño Becerra

Entidades Financieras. ¿Cuánto durará aún la cantinela de la responsabilidad de las entidades financieras en el estado en que se halla la economía planetaria?: ‘Antes dieron crédito sin mirar nada y ahora no dan crédito a nadie aunque se miren todo lo mirable’. Vamos a ver, las entidades financieras no dejan de ser empresas como el resto de las empresas, la diferencia radica en lo que cada una vende, pero todas las empresas, hasta Septiembre del 2007, han tenido clarísimo que tenían que crecer, también que para crecer tenían que vender más y a más gente. A eso se dedicó el taller del polígono de al lado, la tienda de electrodomésticos de la esquina y la entidad financiera del pueblo de más allá. ¡Y a todo el mundo le pareció de maravilla que así fuese!, ¡A TODO EL MUNDO!.

Las empresas se lanzaron a crecer desmesuradamente a base de financiar desmesuradamente ese crecimiento, y las entidades financieras se pusieron a financiar con desmesura el crecimiento desmesurado de las empresas. ¿Dónde está el problema?, máxime teniendo en cuenta lo que muy pocos puntualizamos: que, o se hacían las cosas como se hicieron, o no se crecía; es decir, si se eliminaba el efecto desmesura, el crecimiento tan maravillosísimo que hemos tenido no lo hubiéramos tenido. ‘Bueno, hubiese sido menos’, dice el del fondo; no, no hubiese sido nada porque con la manera tradicional ya no se podía crecer más. Punto pelota.

Ahora resulta que muchas compañías no es que precisen crédito para crecer, ¡que va!, necesitan crédito simplemente para sobrevivir; ¿por qué?, pues porque han hecho evolucionar su situación (no han tenido otra alternativa teniendo en cuenta como fueron las cosas) hacia un punto en el que ya no es posible el retorno hasta la casilla anterior; o sea, que o consiguen crédito, o perecerán. ‘Entonces, desaparecerán muchas empresas’, vuelve a decir el del fondo; pues si, muchas: todas aquellas que hayan hecho depender su existencia del crédito al 100%.

Ahora preguntarán; ‘y si las entidades financieras son empresas, ¿también es aplicable a ellas lo que acaba de decir?’, pues si, totalmente, lo que sucede es que a las entidades financieras se les aplicará otro manual: absorciones, intervenciones, coparticipaciones, …. Todo el subsector que produce y comercializa caramelos de menta podría llegar a desaparecer (me fastidiaría muchísimo: me encantan), pero no puede desaparecer el subsector financiero, aunque si puede transformarse, profunda, radical, catárticamente. Pues eso.

España. El pasado Miércoles 11, el Comisario de Asuntos Económicos, el Señor Joaquín Almunia, volvió a decir que España debe cambiar su modelo productivo. Es una cantinela, la canción del Verano: cambiar el modelo productivo, ¿cómo?; ¿hacia dónde? teniendo en cuenta la estructura económica que España tiene; financiando ese cambio ¿con qué?; ¿haciendo qué con la población activa excedente?. Eso no lo dijo.

También dijo que “hay un consenso bastante elevado en España (sobre lo que se debe hacer)” (El País 12.11.2009, Pág. 18). ¡Vaya!, pues yo no me he enterado, se lo prometo. Es la primera noticia que tengo de que haya un consenso bastante elevado de que bienes de alto valor ha de fabricar España, y sobre como aumentar la baja productividad de la economía española, y de qué hay que hacer para reducir las tasas de desempleo -total, juvenil- sin subemplear a la población activa, sobre cómo reducir la tasa de pobreza española que lleva enquistada en el 20% desde 1982, sobre cómo bajar de un nivel de fracaso escolar del 30%. ¿Cómo no me habré enterado de que hay en España un ‘amplio contexto’ sobre como abordar esas cosas?.

Claro que posiblemente el consenso no es sobre eso, sino sobre otros aspectos. España y su economía han ido como una moto de 150 caballos con inhibidor de rádar desde 1996, y encima, nos han ido metiendo en el motor inyecciones de oxido nitroso. El resultado ha sido un incremento del PIB desbocado sustentado sobre humo pero que a todo el mundo le ha ido bien, tanto aquí dentro como allí fuera.

¿En qué se tradujo eso?, pues en permitir que tuviese lo que quisiese tener quien quisiera tenerlo, lo que produjo unos rendimientos astronómicos a quienes lo permitían. Daba igual que debajo del invento no hubiese nada: era un invento con fecha de caducidad, y ya ha caducado. Y ahora llega ‘el llanto y el rechinar de dientes’: España, que ya tenía y sigue teniendo unas carencias clamorosas en múltiples aspectos, como en sanidad y en pensiones, por ejemplo, tendrá que aplicar reducciones de caballo en diferentes temas a fin de devolver lo que le han estado prestando, reducciones en, por ejemplo, sanidad y pensiones.

Ya lo han leído aquí: España ha dejado de estar de moda, y, además, tenemos problemas de base, estructurales, que nadie quiso abordar cuando España era guay porque entonces hacerlo era feo; ahora es cuando viene todo de golpe, y como siempre dirigido a los de siempre con las maneras de siempre; ya, ya, es porque siempre esos de siempre sólo quieren saber lo de siempre; pero aunque ha de ser así, es triste que siempre sea como siempre.

‘Recesión’. Se nota: los medios quieren titular: ‘¡La recesión ha finalizado!’, y titulan cosas que se le aproximan; y lo que yo entiendo que están diciendo es que las inyecciones de fondos por parte de los Estados -a deuda-, más los oídos sordos y los ojos cerrados a las porquerías que las entidades financieras mantienen en sus balances, más las garantías, los avales, las compras hechas a esas entidades por parte de esos Estados, más los estímulos de los Bancos Centrales, han producido -solo- un desplazamiento temporal de una tendencia que imparable.

La economía mundial lleva años viviendo en la UCI de forma monitorizada, asistida, y sí: se está ganando tiempo (mis alumnas/os me siguen preguntando, ‘¿para qué?’), no por nada: tiene que ser así del mismo modo que antes tuvo que ser como fue.

Un párrafo de la Comisión Europea (CE) lleva a pensar que saben mucho más de lo que quieren que se entienda. La CE admite que el desempleo llegará en Europa al 10,3% en el 2010 y al 10,2% en el 2011 (será más, pero ahora da igual), lo inquietante es la referencia a “una recuperación sin empleo” (El País 14.11.2009, Pág. 18): ¡eso es volver a la situación anterior a la Gran Depresión!, ¡a las crisis clásicas!: vuelta al equilibrio con desempleo de las cantidades de factores productivos convenientes, necesarias; pero de otra manera.

El cambio sistémico que entonces se produjo fue el invento del pleno empleo de todos los factores productivos (Keynes), y por eso expertos como Krugman dicen que hace falta meter más pasta, aunque estoy convencido que saben que hoy no es posible, que ya no es posible porque ese actuar es lo que ha llevado, lo que está llevando, al sistema hacia esta crisis (sistémica, claro).

Nos dirigimos hacia una recuperación con muy poca población ocupada, pero no, pienso, la que se refiere la CE sino a una en la que el PIB y el empleo descenderán y la productividad y la renta de quienes sean necesarios para generar ese PIB aumentará. Será una recuperación sin empleo, pero no será ‘aquella’ recuperación sin empleo: en aquella las expectativas apuntaban hacia arriba.

Mientras, se seguirá inyectando pasta e ignorando los valores que se les da a las cosas; mientras se pueda.

Santiago Niño Becerra.
Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)