1.11.09

George W. Bush y su fascinación por matar...

¿Se acuerdan de un tal George W. Bush...?
Cómo olvidarlo, ¿verdad?

Pero aunque todos tengamos muy presente todavía lo que es y representa este personaje tan siniestro, nunca está de más ahondar un poquito más en quien tuviera tan nefasta influencia en los hechos que cambiaron al mundo durante sus dos presidencias...

Para muestra sobra un botón:


"...de antes de llegar a ser gobernador de Texas, datan sus expresiones sobre la pena de muerte: Reverencio la vida; mi fe enseña que la vida es un regalo de nuestro creador. En un mundo perfecto, la vida es otorgada por Dios y sólo Dios puede tomarla. Espero que algún día nuestra sociedad respete la vida, el espectro entero de la vida, desde los bebés en gestación hasta los ancianos".

"¿Quién podría haber supuesto, entonces, que la misma persona que hace estas declaraciones a la prensa se iba a transformar en un par de años en el gobernador con el récord de condenas a muerte de todos los tiempos en Estados Unidos? Bush parecía disfrutar cada vez que alguien en su estado de Texas recibía la inyección letal. De los más de 130 pedidos de clemencia, no conmutó ni una pena de muerte. Ni siquiera accedió a postergar las ejecuciones por períodos de treinta días, como la ley del estado de Texas lo autorizaba a hacer. Los comités de apelaciones de condenas a muerte en el estado de Texas votaban invariablemente 18 a 0 para ratificar las condenas, en las que sobre todo negros e hispanos eran asesinados por el propio estado. Esta actitud ante la vida y la muerte, generalmente de personas de escasos recursos económicos que no podían pagarse un buen abogado, probablemente en muchos casos "chivos expiatorios" de crímenes cometidos por otras personas, alcanzó su paroxismo cuando una joven condenada a muerte, Karla Faye Tucker, pidió ante las cámaras televisivas clemencia, deshaciéndose en llanto, a lo que Bush respondió tras su muerte, riéndose en forma burlona de la manera suplicante con que le pedía clemencia. A propósito de esto, ¿alguna duda cabe acerca de lo que quiso decir al regalarle la obra de Malthus al presidente argentino Kirchner?"

Extracto del libro de Walter Graziano, "Hitler ganó la guerra"
"Una pulga no puede picar a una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista" (Libertad, amiga de Mafalda)